Tres mil años de Telecomunicaciones en la Provincia de Soria. (Segunda parte).

Continuamos aquí con los apuntes de nuestra lectura de esta obra de Rafael Romero, y con el segundo volumen (*) de la misma, «Del nacimiento de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) al Internet de las cosas». Del primer volumen (capítulos 1 al 19) ya dimos cuenta en esta otra entrada.

Volumen II. (Capítulos 20 al 25)

Capítulo 20. Nace la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE). Este extenso capítulo dedica sus primeras páginas a contarnos cómo, un año antes en los primeros meses de 1923, Gumersindo Rico González, verdadero impulsor de la idea y el proyecto original de creación de una red telefónica nacional unificada y de gestión central, iniciara sus pasos. Nos relata su búsqueda de financiación y cómo, llegada la noticia al presidente de la International Telephone and Telegraph Corporation – ITT, Sosthenes Behn, creada en 1920, éste muy interesado en el tema, envía a su vicepresidente Lewis J. Proctor a entrevistarse con Rico en el mes de marzo apostando por el proyecto. Dos meses después ya se había difundido a todas las fuerzas vivas: diputaciones, corporaciones, ayuntamientos, etc.., el proyecto de unificación de la telefonía nacional. Así, en el caso de Soria, el autor del libro describe el encuentro del siguiente 10 de agosto en esta capital entre esos dos representantes de la citada ITT y el presidente de la Diputación Provincial; informándole de los servicios telefónicos que instalarían en la provincia, si la misma se sumaba al proyecto nacional.

Entretanto, el golpe de estado del general Primo de Rivera en septiembre de 1923, obligó a Behn a entrevistarse con el dictador y exponer sus planes, para asegurarse su apoyo. Tras ello, ya en enero de 1924, la nueva sección de la ITT en Madrid a la que se desplazaron gran número de directivos de la matriz, fichó a buen número de grandes profesionales españoles, juristas, ingenieros, físicos y técnicos, etc. que tendrían un papel fundamental en los siguientes años. A primeros de abril, la ITT adquirió a Enrique Parellada la Compañía Peninsular de Teléfonos y todas sus filiales por 10 millones de pesetas, así como otras redes urbanas menores (Zaragoza, Málaga, Córdoba, Almería y Santander).

Primer logotipo de la CTNE que no incorpora las Canarias, 1924. Archivo de Fundación Telefónica

Y el 19 de abril de 1924, un día muy intenso, se crea la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), oficialmente constituida por un grupo de cuatro empresarios y banqueros españoles junto con Gumersindo Rico, con un capital inicial de 1 millón de pesetas. Ese mismo día a las diez de la noche se celebró la primera reunión de Consejo de Administración con sus cinco miembros, incorporándose cuatro miembros más: Estanislao de Urquijo, Sosthenes y Hernand Behn y Lewis J. Proctor, nombrando presidente del Consejo al primero de ellos, el marqués de Urquijo. Con esta operación, se conseguía que en los estatutos sociales de la nueva empresa solo figurasen nombres españoles. Ese mismo día también se presentaba y aprobaba en el Consejo el borrador de proyecto de contrato con el Estado elaborado por la ITT, que se presentaría dos días después a Primo de Rivera. Y finalmente también se aprobaba un convenio privado entre la ITT y la CTNE, vinculado a la firma del contrato con el Estado, quedando la segunda bajo el control absoluto de la primera.

En mayo, por Real Orden, se nombraba una Comisión para estudiar y proponer al Gobierno la solución más conveniente para dotar a España de un moderno y completo servicio telefónico. En junio se habían estudiado las ofertas de la CTNE, de la Compañía Española de Teléfonos Ericsson y de la belga New Antwerp Telephone and Electric Works, descartándose la alemana de Siemens&Halske por haberse presentado después de la disolución de la Comisión que, como es conocido, se decantó por la solución de la CTNE. El contrato se autorizaba para su firma el siguiente 25 de agosto publicándose en la Gaceta el 28 del mismo mes. Al día siguiente, el 29, el Comité Ejecutivo de la CTNE ampliaba su capital hasta los 115 millones de pesetas y se firmaba el contrato en el Palacio de Comunicaciones del Madrid. A partir de este momento se inició una febril actividad de adjudicación e incautación progresiva de las diferentes redes y concesiones previamente existentes por todo el país, dando tiempo también para instalar y poner en servicio en diciembre un nuevo cable telefónico submarino entre Algeciras y Ceuta.

Finalmente, en 1925, en el ámbito soriano, gracias al enorme esfuerzo de despliegue iniciado por la CTNE, a través de Torralba del Moral-Almazán, por fin pudo Soria establecer conferencias telefónicas directas con Madrid. En ese mismo año también se instalaron los primeros sistemas de transmisión de alta frecuencia portadores de 3 canales por cada circuito de dos hilos, aumentando así la capacidad de las líneas.

Principales comunicaciones telefónicas interurbanas en 1926. Archivo de Telefónica.

Llegados aquí es interesante analizar con el autor la problemática surgida en 1926 en la zona de estudio derivada de las actuaciones del Cuerpo de Telégrafos y la CTNE en base a los contratos en vigor, que provocaron la pérdida del servicio telefónico de algunas villas sorianas, que hasta entonces prestaba Telégrafos, por casi veinte años.

Se definieron por entonces los diferentes tipos de gestión de los centros manuales que se fueron constituyendo: «Centros de Familia” y “Centros de Operadora” (éstos a partir de 1929 con empleados de la CTNE) en los pueblos con abonados y “Centros a Comisión” en donde sólo había un locutorio público. Esta fórmula se empleó hasta 1988 cuando se automatizó la población de Polopos en Granada.

En 1926, se fundó la empresa Standard Eléctrica S.A. que al año siguiente abrió su fábrica de cables en Maliaño (Santander) y en 1928 la de equipos en Madrid, en la que se fabricarían todas las siguientes centrales telefónicas automáticas rotativas. Los equipos suministrados para las primeras instalaciones automáticas, del sistema 7A1, en Santander y Madrid serían importados desde Bélgica fabricados por la International Standard Electric Company de la ITT desde unos años antes. A la provincia soriana,lamentablemente, la telefonía automática no llegaría hasta 1956.

En el bienio 1927-28, aumentaron considerablemente las instalaciones de telefonía con nuevos centros manuales y automáticos como el de Barcelona con 23.500 abonados, así como sus tarifas. El servicio de larga distancia internacional se abrió con circuitos directos con Francia, Bélgica, Inglaterra, Países Bajos, Alemania, Italia y Portugal. Y a través de la radiotelefonía, con paso por Francia e Inglaterra, con Estados Unidos, Canadá, Cuba y México.

La regulación aplicable a la radiotelegrafía, radioafición o la radiodifusión sonora aumentaba por parte del Gobierno también en dichos años, a la vez que se producían las primeras retransmisiones de espectáculos taurinos y deportivos.

En Soria, incidencias aparte en los servicios postales y telegráficos de los que se da buena cuenta, finalmente se acomete la construcción de un «Palacio de las Comunicaciones» en la capital, para albergar conjuntamente los Correos y los Telégrafos. El nuevo edificio se terminaría en el verano de 1932.

La recesión provocada por «crack del 29» trajo una fuerte depreciación de la peseta encareciendo todos los productos de importación (como los de telecomunicaciones) y la consiguiente crisis económica que contribuyó a la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930. En diciembre de ese mismo año, el levantamiento militar de Jaca anunciaría la llegada de la II República al año siguiente.

A pesar de lo anterior, entre 1929 y 1930, se celebraron con éxito tres acontecimientos singulares que requirieron de la participación especial de la CTNE. La Exposición Internacional de Barcelona (de mayo del 29 al 15 de enero del 30), la Exposición Iberoamericana de Sevilla (de mayo del 29 a junio del 30) y la LV Reunión del Consejo de la Sociedad de las Naciones en Madrid (junio del 29). A la vez en julio del 29 se ocupaba la nueva sede de la compañía en el flamante edificio del segundo tramo de la Gran Vía (entonces Avda. de Pi y Margall nº 2).

En ese mismo bienio se consiguió la comunicación telefónica con otros quince nuevos países y, a través de la empresa Transradio Española SA, radiotelefónicamente con los barcos pesqueros y de pasajeros que disponían de los equipos necesarios.

La red telegráfica se completó en sus líneas fundamentales al inicio de la década, pero el Cuerpo de Telégrafos no estaba satisfecho con las limitaciones de algunos de sus servicios que no llegaban a todos los lugares, como se describe el caso de la provincia de Soria. Particularmente problemático era la competencia de los «telefonemas» que podía explotar la CTNE hasta el 29 de agosto de 1934, según el contrato. Para paliar el tema se estableció por Real Orden el servicio de «telegrama de curso mixto» o «telegrama por teléfono» que también pudo explotar la CTNE junto con los telefonemas hasta la citada fecha, en la que éstos pasarían a ser competencia única de Telégrafos.

El 14 de abril de 1931, dos días después de las elecciones municipales, se proclamó la II República izando ese mismo día unos telegrafistas la bandera tricolor en el edificio de Correos y Telégrafos de la Plaza de Cibeles de Madrid. La actividad de la CTNE inicialmente no se vio afectada por el nuevo régimen, llegando a establecerse conexiones con 32 países (el 80% de los teléfonos), pero llegando el verano, las huelgas de los empleados, en las que se sabotearon algunas instalaciones, afectaron a la disponibilidad y calidad de las comunicaciones.

Dos meses después de la llegada al Gobierno de Manuel Azaña se proclamaba la nueva Constitución y el 10 de diciembre se promovía un Proyecto de Ley declarando ilegal la adjudicación del teléfono a la CTNE, intentando su expropiación a favor del Estado. De inmediato la administración estadounidense, junto con la propia ITT se prepararon para defender sus intereses recurriendo a un preparado grupo de juristas. El asunto hizo correr ríos de tinta y controversias de todo tipo, hasta que un año después el mismo Azaña dijo en el Congreso la famosa frase: «no ha lugar a deliberar», que cerró el asunto.

Otro hecho a destacar en 1932 fue la definición del término «telecomunicación» en la reunión conjunta de la UIT y la URI celebrada en Madrid en el mes de septiembre.

Respecto a la historia local soriana, de la que se da sobrada cuenta en el capítulo, sólo destacaremos aquí que, en El Burgo, se instaló en otra ubicación la nueva central de la CTNE con un nuevo cuadro de batería local tipo pupitre, modelo 5513, para 150 abonados y 10 líneas interurbanas alimentado a 24 voltios y fabricado por SESA. Para no resentir la rentabilidad sólo al alcanzar los 600 abonados (a partir de 1946 se redujo este valor a 300) se planteaba el cambio a batería central.

Los años siguientes se caracterizaron por una alta conflictividad laboral que, en el caso de la CTNE, llevó a la firma del primer Contrato Colectivo de Trabajo el 1 de mayo de 1933.

En 1934, la inestabilidad política se vio agravada con los sucesos de Cataluña y Asturias que impidieron que se atendieran, entre otras, las demandas relacionadas con la expansión de la radiodifusión (como el pretendido servicio de radiodifusión sonora nacional) y los servicios postales y telegráficos que, junto con los telefónicos, se vieron afectados por diversos disturbios y sabotajes.

En dicho año, el Gobierno legisló (G.341, 7-12-34) sobre el servicio de teledifusión por hilos o radiodifusión a domicilio que era cada vez más demandado en las grandes ciudades, lo que vendría a ser el precursor del «hilo musical»; servicio que nunca llegó a la provincia de Soria.

En agosto de 1934, tras los diez años previstos, se ponía fin al servicio de telefonemas explotados por la CTNE pasando a manos del Estado a través del Cuerpo de Telégrafos. En esos años se habían cursado 45 millones de telefonemas por los que se obtuvo 60,4 Millones de ptas.

En 1935, los avances en el desarrollo de los tubos de rayos catódicos permitían la experiencia de las primeras televisiones en Alemania y también la representación de los objetos detectados por la mejora del recién inventado Radar. A la par que estos avances eran bienvenidos por el Gobierno, la crisis política y social incitaba la imposición de prohibiciones y reglamentos para el control de las telecomunicaciones con gran revuelo en la población.

En 1936, el comienzo de la guerra civil paralizó completamente todos las gestiones y proyectos en marcha, como el edificio de la Casa de Correos y Telégrafos de El Burgo, que necesitaría otros veinte años para que las autoridades desempolvaran ese eterno expediente, que nunca se materializó.

Durante la guerra el control de las telecomunicaciones fue prioritario en ambos bandos, asegurando el control en un lado e intentando el sabotaje en el otro, lo que dio lugar a la persecución y depuración casi obsesiva de los empleados, y provocó la escasez de los mismos haciendo necesaria la contratación de personal interino. En lo controlado por la República se militarizó el servicio y se dio entrada a los Comités de Control Obrero.

La CTNE quedó escindida, organizándose en cinco delegaciones, Tenerife, Sevilla y Valladolid en la zona nacional y Madrid y Barcelona en la republicana, ambas incomunicadas entre sí y prácticamente sin conexión internacional salvo, a veces, a través de París. Similar situación se dio en Correos y en Telégrafos.

En diciembre, constituido ya el Gobierno de Franco, su Junta Técnica del Estado, toma el control de las empresas de servicio público, nombrando para la CTNE a Demetrio Mestre como Inspector de los Servicios Telefónicos en la zona nacional (como lo era la provincia de Soria).

La radiodifusión sonora, durante la contienda vino a demostrar su importante papel; así, el 19 de enero de 1937, en Salamanca, se crea Radio Nacional de España. La República, sin embargo, no consigue llevar adelante la creación del Plan Nacional de Radiodifusión, y sin emisoras estatales tuvo que apoyarse en la incautación de las emisoras privadas previamente existentes. En ambos casos, por supuesto, se aplicaba tanto la censura como las falsedades propagandísticas dedicadas al bando contrario, que también se podían escuchar en los escasos radiorreceptores sorianos.

Por razón de brevedad, sólo mencionaremos aquí los interesantes apartados con los que continua el capítulo, dedicados al amplio desarrollo de las «telecomunicaciones de los militares extranjeros en la provincia de Soria» y a los «operarios de del mismo gremio ajusticiados en esta provincia».

Terminada la guerra, en 1939, se planteaba la reconstrucción de las infraestructuras, pero a la vez se continuaron los procesos de depuración de los funcionarios y las empresas imponiéndose sanciones de todo tipo, algunas de las cuales mantuvieron su efecto hasta su derogación tras la muerte del dictador en 1975. La CTNE se reunificaba y hacía balance del periodo de guerra con una pérdida de casi 38.000 teléfonos y de tener comunicación con 68 países a sólo con Portugal y Gibraltar.

El comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en el mes de septiembre de 1939, afectó negativamente a España, al estar sometida a un gran aislamiento que la dificultaba en extremo el abastecimiento de materiales, incluidos los de telecomunicaciones. En estas circunstancias hubo que recurrir a soluciones de emergencia para restablecer la normalidad de los servicios y atender la demanda que de nuevo comenzó a crecer, como el desmontaje y trefilado de los conductores de cobre, de forma que en tres años se recuperaron 800 toneladas de cobre reutilizadas para 56.000 km de nuevos circuitos telefónicos urbanos y 1.800 km de larga distancia. Con estas y otras medidas, en 1940, se inauguraron 43 nuevos centros telefónicos y casi se recuperó el nivel de teléfonos de 1935. En el apartado «La provincia de Soria necesita y solicita material de telecomunicaciones» se detallan las gestiones encaminadas a reutilizar el material procedente de las instalaciones habilitadas durante la guerra en Soria propiedad principalmente del Ministerio del Aire, cuyo ministro del momento era el soriano Juan Yagüe Blanco.

En este bienio 40-41, se completaban en la CTNE los procesos de depuración de los empleados, que supuso un tenso pulso entre la directiva americana de la empresa, que intentaba recuperar el control real de la misma, y el Gobierno. Por otra parte, éste subía los impuestos en general y las tarifas telefónicas, a pesar de lo cual la demanda de futuros abonados seguía aumentando.

Durante el cuatrienio 1942-45, seguía vigente el estado de guerra, que se suprimió en 1948. El endeudamiento con Alemania e Italia, la devaluación de la peseta y un índice de coste de la vida disparado, provocó el aumento descontrolado del desempleo y la ruralización de una población que comenzaba a recuperarse demográficamente.

Terminada la guerra mundial, los avances tecnológicos experimentados en la misma, comenzaron a llegar a la sociedad civil. En el campo de las telecomunicaciones, destaca el empleo de las microondas en los enlaces de radio, las mejoras en el radar y el servicio télex.

El Gobierno aplicó desde enero de 1944 el impuesto «sobre la radioaudición» sustituyendo la tasa de licencias de radio que venía aplicándose desde 1917, para financiar la Red Nacional de Radiodifusión que explotaba las emisoras oficiales del Estado y el Movimiento.

En 1945, a pesar de las dificultades que obligaba, por ejemplo, al empleo del gasógeno en parte de su parque móvil, la CTNE ponía en servicio los primeros «Sistemas J» de transmisión múltiplex de doce comunicaciones telefónicas simultáneas por un par de hilos.

El intento de nacionalización de la CTNE por el Gobierno, llevado a cabo desde 1940, y venciendo el contrato con el Estado el 25 de agosto de 1944 (a los veinte años), abrió un complejo nuevo periodo de negociación que finalmente cristalizó en el acuerdo el 8 de mayo de 1945 por el que el Estado compraba las acciones de ITT en la CTNE, lo que significaba su nacionalización formal, elaborándose un nuevo contrato que se suscribía el 21 de diciembre de 1946 en sustitución del de 1924, por 29 años con prórroga tácita.

En los primeros años del periodo 1946-53 continuó el aislamiento internacional del régimen y las cartillas de racionamiento, que no se suprimieron hasta 1952. A finales de 1950 la ONU derogó la resolución contra el régimen franquista lo que permitió la normalización paulatina de las relaciones con terceros países y con ello la posibilidad de importar equipos imprescindibles para el desarrollo de la industria, incluida la telecomunicación.

En estos años, el cumplimiento del nuevo contrato de la CTNE, llevó finalmente los primeros teléfonos públicos a muchos pueblos sorianos, cuestión que, junto con los avatares relacionados con la evolución de los servicios postales, telegráficos y de radiodifusión, se describe con detalle en el resto del capítulo, destacando de paso la mejora que supuso el empleo de los primeros cables coaxiales (en 1952 el Madrid-Zaragoza-Barcelona, con repetidores en la provincia de Soria) y el uso del recién inventado transistor.

En ese mismo período se estaban poniendo a punto nuevos avances tecnológicos que tardarían aún algunos años en llegar a nuestro país, como la televisión, la telefonía móvil que desarrollaba sus primeras experiencias comerciales, muy locales, en Estados Unidos en 1948 (la CTNE hizo algunas pruebas con radio móvil en vehículos en Madrid y Barcelona en 1952) y, en ese mismo año, los nuevos sistemas telefónicos de conmutación electromecánica basada en los multiselectores de barras cruzadas en Francia.

Capítulo 21. La primera emisora de radiodifusión sonora en Soria. Después de varios intentos en 1940 y 1945, en 1952 llegó a la provincia de Soria su primera emisora, EFJ2, lo que sería Radio Soria, emitiendo desde la capital en onda media con 800w de potencia (que se ampliaría a 2kw en 1957) e impulsando el consumo de radiorreceptores en toda la zona.

La telefonía seguía siendo de batería local excepto en la propia Soria, comenzándose a suministrar los teléfonos de baquelita negra de SESA modelo 5525-A.

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Establecimiento de una conferencia manual entre una ciudad y un pueblo, con el abonado llamante a la escucha, 1952. Archivo de Fundación Telefónica.

En el siguiente año 1953, se consiguieron nuevos avances telefónicos, entre otros, la automatización casi integral de la provincia de Guipúzcoa, y los nuevos radioenlaces de onda corta (12 circuitos en VHF) para radiotelefonía de Barcelona con Baleares y de Madrid con Canarias.

Continuaban funcionando, por aquellas fechas, como excepción al monopolio de la CTNE, las «líneas de telecomunicación auxiliares a la producción o transporte de energía eléctrica» cuya concesión controlaría Telégrafos hasta los años 70. Igualmente ocurría con las llamadas «líneas microfónicas» (megafonía), empleadas durante varios años en la provincia de Soria por orquestas musicales al ofrecer bailes en las plazas públicas y salones particulares, etc.

Se completa este capítulo con la crónica de la evolución de las telecomunicaciones sorianas en el periodo 1952-1960 que en líneas generales se caracterizó por un periodo de «sequía» provocado fundamentalmente por la situación económica del país. Destacar el inicio de la Red Télex en 1954 con la puesta en marcha de la central rotativa de Siemens TW-39 en Madrid, y sus primeras instalaciones de este servicio en algunas empresas sorianas.

Capítulo 22. La televisión en España. Sus señales llegan a la provincia de Soria. Tras la experiencia de 1948, finalmente es en 1956 cuando TVE comienza sus emisiones desde las instalaciones en el Paseo de la Habana en Madrid inauguradas el año anterior, cubriendo apenas el área urbana madrileña, que no aumentó hasta que en 1959 entró en servicio la estación de «La Bola del Mundo» en Navacerrada (Madrid) y el radioenlace Madrid-Zaragoza-Barcelona.

No obstante, esa señal televisiva, aunque efectivamente llegaba a ciertos lugares de la provincia soriana, era tan deficiente que impedía ver las imágenes con normalidad.

En 1955 España alcanza el primer millón de teléfonos instalados, cantidad que sólo tenían 12 países en aquella fecha.

En 1956, con la influencia de Epifanio Ridruejo Botija, que seguía siendo vicepresidente de la CTNE, el 28 de julio la capital de Soria se vestía de largo para inaugurar el primer sistema de conmutación automática en la nueva central telefónica de San Clemente, situada en la plaza del mismo nombre.

Al año siguiente, en 1957, sólo para los abonados con servicio automático se instauró el servicio medido «por pasos» de contador. En 1958 se introdujo el servicio de policía (091) y de información horaria (093). También, en esos años se comercializaron diversas modalidades de servicios urbanos (sobre centrales semiautomáticas) y líneas compartidas.

Ese mismo año se lanza el Sputnik 1 ruso. En 1958 se crea la NASA y en 1960 se firma el acuerdo de participación de España en el proyecto Mercury con la cesión de terreno en Gran Canaria para la instalación de una estación terrena de seguimiento, iniciándose así nuestro país en el mundo satelital.

Igualmente se puede considerar 1958 como el año de los inicios de la informática en España, con la adquisición del primer gran ordenador por RENFE, un IBM 650, amparado por el Tratado de Ayuda Norteamericana firmado con los EEUU. Esta relación de colaboración facilitó la firma del acuerdo de la CTNE con la USAAF americana para las comunicaciones de las bases aéreas americana en suelo español. Estos compromisos, sin duda promovieron nuevos avances tecnológicos como el primer radioenlace de modulación de impulsos en el tiempo (PTM) instalado entre Madrid y El Escorial o el coaxial Madrid-Zaragoza (1956) completado hasta Barcelona en 1957 con 1.800 canales simultáneos; tecnologías todas ellas que tardarían muchos años en llegar a la provincia de Soria.

La automatización en el resto de pueblos sorianos no comenzaría hasta diciembre de 1974, y mientras tanto solo contarían paulatinamente, como se describe en el capítulo, con los nuevos centros telefónicos manuales que la CTNE fue instalando con teléfonos de uso público y algunas pequeñas redes urbanas. Fue en el decenio 1961-1970 cuando la «sequía telefónica» en la provincia de Soria comenzó a disminuir, como se detalla en los siguientes apartados del capítulo.

En 1962, se alcanzan los 2 millones de teléfonos y se inaugura la primera central telefónica automática PC1000 de SESA en Igualada (Barcelona), basándose a partir de entonces la automatización en dicho nuevo sistema (aunque no fue hasta 1970 cuando dejó de montarse nuevas centrales Rotary).

En 1963, se completó el coaxial Madrid-Valencia para 960 comunicaciones simultaneas y se implantó en pruebas los primeros sistemas PCM o MIC de modulación de impulsos codificados que abriría las puertas a la digitalización telefónica (la primera ruta se instaló en 1969 entre Madrid y Aranjuez). Y no hay que olvidar el teléfono modelo Heraldo, el primero en plástico coloreado, que comenzó a comercializarse en aquella fecha.

En 1965, sustituyendo al anterior presidente de la CTNE, José Navarro Reverter, Antonio Barrera de Irimo con sólo 36 años de edad, inició una nueva etapa de crecimiento de crecimiento de la empresa, rediseñándose el trazado radial de la red telefónica e introduciendo las nuevas centrales automática nacionales y provinciales (CAN y CAP) para avanzar hacia la futura red automática nacional (RAN) que se alcanzaría en 1988. También en este año se completó el tendido del PENCAN-1, el primer cable submarino de la península con Canarias; y en el ámbito informático, la CTNE instaló dos grandes ordenadores para trabajo administrativo, un IBM-360 y un Univac-9000.

En la capital soriana en 1966, se pasó de 4 a 6 cifras y se montaron la primeras 15 cabinas telefónicas modelo A con aparatos modelo 5536A para fichas previo pago.

Cabina telefónica modelo A instalada en Soria 1966. Fondo Vives (43.528)

A finales de 1967, se creaba a nivel nacional el «Plan Rural» que en los siguientes años impulsaría la extensión del servicio telefónico automático en dicho ámbito. En 1968 se comercializó el nuevo «Góndola» y el SATAI 2/2/1. Ya en 1970, se instalaron dos rutas telefónicas automáticas de salida en el sistema de conmutación rotatorio 7D de Soria que permitían las llamadas automáticas hacia los abonados de Madrid y Zaragoza marcando delante el «91» o el «976» respectivamente. En este año comienza su actividad INTELSA como fabricante y suministradora de los equipos de telecomunicaciones de Ericsson en España.

En 1969, hay que destacar varios eventos que incentivaron el adelanto de la llegada de la televisión en color: el Eurofestival de la canción y el partido España-México y, por supuesto, la llegada del hombre a la Luna con el Apollo 11. La retransmisión televisiva de los tres acontecimientos fue forzosamente realizada en blanco y negro única posibilidad disponible en España entonces (desde 1958 disponible en otros países), pero finalmente en diciembre se decidió la adopción del sistema PAL mayoritariamente adoptado en Europa, no obstante las infraestructuras necesarias no estuvieron dispuestas hasta 1973. Con todo detalle, como corresponde al objetivo principal de la obra, se cuenta aquí la historia y circunstancias por las que pasó la televisión en Soria en el decenio 1961-70. Igualmente, se continua con lo referente a los correos y los telégrafos. De estos últimos apuntamos la apertura del servicio de «telefotográfico» en 1961 y la modernización y ampliación de la Red Télex con 8 nodos y equipos de barras cruzadas mayoritariamente de Ericsson (tipo ARB y ARM), todo ello facilitó el nuevo servicio General Telegraph Exchange-Gentex (entre teletipos).

También, en 1969, la UIT instauró el «Día Mundial de las Telecomunicaciones» el 17 de mayo que, a partir de 2006, pasaría a denominarse «Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información». En esta última, la «telemática» tuvo su consolidación por aquellas fechas, de lo que se hacía eco desde 1961 el SIMO, feria de muestras internacional dedicada al equipo de oficina y la informática. En ese mismo año la CTNE ponía en servicio los primeros circuitos de trasmisión de datos privados entre sucursales bancarias y ya en 1963 en EEUU nacía el código ASCII y se iniciaban las primeras experiencias en conmutación de paquetes, que darían lugar en 1969 a la ARPANET, precursora de INTERNET. Los sorianos tendrían que esperar, como así se describe en este libro, para disfrutar de esas nuevas tecnologías.

En España, la CTNE con el respaldo del Gobierno (BOE 305, de 22-12-1970), acometió y puso en servicio la primera red pública mundial de transmisión de datos, la RETD, con su primer nodo en la central de Madrid/Velázquez, con un equipo TESYS 1 diseñado por la misma CTNE, inaugurándose el servicio público el 17 de noviembre de 1971.

Ese mismo año, también la CTNE, completó su monopolio con la adquisición de la red telefónica municipal de San Sebastián por 1.000 millones de pesetas, con excepción de 29 pequeñas poblaciones rurales dispersas por la geografía nacional, a las que aún no llegaba la red de esa compañía pero disponían de servicio telefónico atendido por Telégrafos. También en 1971 se ponían en servicio los cables submarinos TRANSCAN, PENCAN II, y PENBAL I.

En 1972, Soria se integraba en la RAN (Red Automática Nacional) y se inauguraba la central automática PC1000 de Soria/Santa Bárbara, siendo un gran avance para el automatismo telefónico soriano. En Madrid y Barcelona se comenzó a comercializar el servicio mensafónico. Ese mismo año también la CTNE adquirió ENTEL (Empresa Nacional de Telecomunicaciones) y con ella los servicios costeros y portuarios telegráficos y telefónicos.

Operadoras en Soria manejando las telefonías manual y automática, 1967. Fondo Vives (43.539).

En 1973, José Antonio González Bueno sustituyó en la presidencia de la CTNE a Barrera de Irimo y se alcanzaron los seis millones de teléfonos. Se estrenaron los primeros teléfonos de teclado y en el mercado internacional se comercializó el nuevo microprocesador 8008 de Intel.

Capitulo 23. La automatización de la telefonía en la provincia de Soria. Entre 1974 y 1986 se produjo la convivencia de la telefonía manual con la paulatina pero lenta automatización de las siguientes poblaciones sorianas tras la propia capital, dándose la paradoja de que las dos primeras urbes que dispusieron del telégrafo eléctrico en 1857, Soria y Almenar de Soria, fueron igualmente las que primero consiguieron el servicio telefónico automático, la primera en 1956 y la segunda en 1974.

No entraremos en más detalle en este capítulo en el que se refiere el avance de la citada automatización de la mano del sistema PC32 por las diferentes poblaciones sorianas, todo ello sin dejar, por otra parte, de aumentar también las poblaciones a las que llegaba, por fin, la telefonía en su forma manual o al menos equipando un teléfono público, TPR o TPS (Regular o de Servicio). Finalmente, el 29 de julio de 1987 con la instalación de un equipo PC32 con 200 líneas en Hinojosa del Campo se completaba la automatización integral de todas las localidades sorianas que disponían de servicio telefónico.

Capítulo 24. Las normas de la CEE contribuyen al desarrollo de las telecomunicaciones en Soria. Con una extensa y detallada documentación, en este capítulo se pasa revista a todos los rápidos avances que por fin se fueron sucediendo en la provincia de Soria, al igual que en el resto del país, como consecuencia del impulso que supuso la entrada de dinero proveniente de Europa.

Así, entre los años 1988 y 2000, se detalla la implantación de las muchas y sucesivas tecnologías que se fueron instalado y sustituyendo en los diferentes ámbitos del estudio: postal, telefónico, radiodifusión sonora, radioafición, televisión; y también la llegada y expansión de Internet.

Sólo apuntar en el ámbito de la telefonía que, en dicho periodo, se pasó en la provincia rápidamente a instalar las primeras centrales digitales, que preparaban la llegada de la RDSI, la red digital de servicios integrados y el advenimiento final del ADSL, la línea de acceso digital asimétrica, que permitió la oferta del acceso de banda ancha a un muy alto porcentaje de las líneas de cobre. E, igualmente, los sistemas de acceso rural vía radio, analógicos primero y digitales después, que facilitaron la llegada del servicio básico a prácticamente la totalidad de los núcleos de población, todo ello gracias a las mejoras en los sistemas de transmisión apoyados en los cables de fibra óptica.

Capítulo 25. Las televisiones locales sorianas. Terminando el relato en 2018, se completa esta extensa crónica de las telecomunicaciones españolas ejemplarizada en el caso soriano, centrándose con todo el detalle en la historia de la liberalización de la televisión y el boom de las televisiones locales por cable o aire: Telesoria, Teleduero, Soriavisión, Telealmazán, etc… son sólo unas de ellas de las que se cuentan su historia particular.

La problemática legal y las sucesivas normativas y regulaciones de la televisión en sus diferentes modalidades son también tratadas en este capítulo casi monográfico, en el que, por otra parte, también se comentan las novedades acaecidas en el ámbito postal, en el que la corriente liberalizadora impuesta por Europa transformó el mercado, concluyendo en 2001, con la nueva Sociedad Estatal Correos y Telégrafos SA. Y en lo telefónico, se detallan los múltiples sistemas y planes de expansión del servicio, ya no sólo por parte de Telefónica, sino también por otras empresas en competencia que fueron apareciendo (y desapareciendo) en dicho período.

Volviendo a la televisión, el apagón analógico y la TDT, la televisión digital terrestre (un paso fundamental para liberar y reorganizar el espectro radioeléctrico nacional), llegó a una selección de localidades de la provincia de Soria, que fue provincia piloto, con dos años de antelación al resto del país, en 2008.

Finalmente en el octenio 2011-2018, destacamos los siguientes hitos: la reorganización y expansión de la TDT y su refuerzo con la red de reemisores provinciales; emisiones en HD, proliferación de televisiones on line y vídeos en streaming por Internet gracias al aumento del ancho de banda de los accesos ADSL y después (a partir de 2015 en Soria) mediante fibra óptica hasta el hogar FTTH, y de la mano de ésta última, la telefonía fija IP (VoIP), iniciándose el abandono del par de cobre como acceso a la red. Todo ello en un marco de competencia en la que la Telefónica, como operador dominante, se obligaba a ofrecer todo tipo de servicios mayoristas o también de acceso indirecto al resto de operadores (que también podían apostar por el acceso desagregado). También en ese período (2015) se comenzó el despliegue de las redes 4G/LTE de telefonía móvil en la provincia, que convivirían durante años con la red 3G/UMTS.

Y terminamos copiando el siguiente párrafo:

«… en los inicios de 2018 se había logrado que, de las 542 localidades habitadas en la provincia de Soria en 1915 cuando se inició la instalación del servicio telefónico público, [sólo] 496 accedieron a ese servicio público en el periodo indicado…»

Hoy al menos otras cuarenta localidades más y tampoco lo tienen habiéndolo perdido por falta de uso o de habitantes…

En cualquier caso, el autor de esta obra describe los logros en telecomunicación (algunas particulares) de cada una de esas 542 localidades en la provincia de Soria.

Epílogo. Alfredo Martín Antona, amigo del autor y soriano como él, completa la obra con una interesante síntesis de la misma en la que se han elegido inteligentemente los hitos que se reseñan y que dan una cumplida cuenta de la obra a los que se interesen por ella.

Acaba este segundo volumen con: la Relación de Ilustraciones, las Fuentes consultadas (Archivos, Bibliotecas, Bibliografía y Hemerografía, un Índice toponímico de pueblos o pedanías de la provincia de Soria, un Índice onomástico de inventores y/o tratadistas de telecomunicaciones y los Agradecimientos del autor.

Y hasta aquí nuestros apuntes de la lectura del segundo volumen de este magnífico, inédito y extenso trabajo.

Habiéndonos centrado en los aspectos más destacados en relación, principalmente, con la telefonía, son muchísimas las cuestiones y detalles que se quedan aquí en el tintero, animando al lector a recurrir al texto original que, sin duda, se constituye como obligada obra de referencia y consulta a la que volveremos con seguridad en futuras ocasiones.


(*) Los lectores interesados pueden adquirir la obra dirigiéndose a:

  • De forma presencial o virtual en la centenaria librería “Las Heras” (Soria): Tfno. 975-211447; E-mail: Info@lasheras.net , www.lasheras.net , los dos volúmenes tienen un precio de 50,60€.
  • También presencialmente en la Diputación de Soria (C/ Caballeros, 17 – Tfno. 975-10 10 00;  https://www.dipsoria.es/
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Inquieto e interesado en casi todo...

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