Por Fernando E. Alegre Forcada
La historia de la llegada de los primeros teléfonos y sus primeros desarrollos en Aragón, desde sus inicios en 1878 hasta 1928 cuatro años después de la fundación de la CTNE, nos la cuenta amenamente en esta primera colaboración Fernando Alegre Forcada, ingeniero y telefónico que lo conoce en profundidad y se incorpora con ello a la crecientes lista de nuestros colaboradores.
En 1855, A. Meucci, consiguió establecer comunicación entre su domicilio y su taller, situados en diferentes plantas del mismo edificio. La enfermedad de su esposa le llevó a diseñar esta ingeniosa forma de comunicación mediante dos aparatos a los que denomino telettrofoni. La falta de liquidez impidió que pudiera patentarlos y en 1876 A. Graham Bell presentó la patente del teléfono.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo la recuperación en Aragón tras la guerra de la Independencia y las guerras Carlistas. Según los datos del censo de población de 1857, Aragón contaba con 891.281 habitantes, el 5,67% del total nacional, de ellos 67.000 habitantes estaban en Zaragoza y unos 15.000 tanto en Huesca como en Teruel. Durante esta época, el sector burgués se asienta y comienza a tomar posiciones en la economía aragonesa. Se desarrolla el sector siderúrgico (Averly, Rodón, etc.) la industria textil, conservas vegetales, harineras, azucareras (la perdida de Cuba obligó a abastecer la falta de azúcar de caña). El sector que más aporta es el comercio, seguido del profesional-servicios, artesanal e industrial. Las empresas pronto verán como un aliado el teléfono, ya que además de proporcionar información, contaba con la gran ventaja de hacerlo en tiempo real.
Las comunicaciones en el siglo XIX básicamente se reducían a los envíos por carta o las señales ópticas entre torres que tenían visibilidad entre ellas. Entre 1854 y 1855 las comunicaciones en Aragón dan un salto al futuro: comienza a funcionar el servicio telegráfico en Zaragoza y se comienza a desplegar la infraestructura ferroviaria en Aragón. No existe mucha documentación sobre este desarrollo telefónico durante el último tercio de siglo XIX y principios del XX, pero sabemos que solo dos años después de la patente del teléfono, se realizan las primeras pruebas en Zaragoza. Se intenta hablar con Barcelona a través de un cable telegráfico de 336 km. Las pruebas fueron un fracaso ya que solo se escucho algo en un sentido. Dos meses más tarde, se tiene constancia de unas pruebas en Teruel, en donde se logra transmitir, y entender, una «jota» a una distancia de 7 km. (1).
¿Y quienes fueron los primeros pioneros? Las primeras instalaciones telefónicas eran a nivel particular, es decir, conectaban dos puntos exclusivamente, siempre los mismos teléfonos. El uso se restringía a comunicar negocios, del mismo dueño, o el negocio con el domicilio del propietario. El uso corriente entre ciudadanos tardó en llegar, pasó un tiempo en darle este uso concreto, comunicar entre diferentes teléfonos. Como en todos los inventos que salen al mercado, hay quien tiene el don para ver un poco más allá. En 1878 se pusieron a la venta en Zaragoza los primeros aparatos telefónicos, anunciado este novedoso producto en los periódicos:
Se sabe que el numero de ventas fue muy moderado, no todo el mundo podía permitirse tener una línea exclusiva. Uno de los primeros, según consta en los registros municipales de Zaragoza de 1885 (2), fueron los industriales Villarroya y Castellano para unir sus oficinas en Zaragoza con su harinera, a orillas del río Gállego.
A pesar de que el teléfono era una tecnología innovadora, en aquella época se pensaba que no podía sustituir al telégrafo, complementarlo si, pero no sustituirlo. El despliegue real y masivo fue el del telégrafo. Kilómetros y kilómetros de cable de cobre desnudo (sin cubierta aislante) sobre postes se instalaron por toda la geografía aragonesa. Además, como precedió al despliegue del ferrocarril, no pudieron utilizarse los trazados de las vías, sino que se hizo campo a través. La típica fotografía del paisaje rural con los postes cruzando campos es una herencia del telégrafo.
El caso es que las líneas telefónicas eran un caos, cada uno podía tener la suya. Hubo varios intentos de normalizar las instalaciones, usufructo y uso del teléfono, pero todas fracasaron por diversos motivos. En Aragón fue un fracaso pero en el resto de España no fue mucho mejor (3). No fue hasta 1886, que la dirección General de Telégrafos proyectó en Zaragoza, una red de telefonía . La explotación de la red salió a subasta el 9 de septiembre de 1886 (4) La concesión fue para José Gallardo (5). Al año siguiente, se inauguró la central de teléfonos en el segundo piso de la calle Canfranc nº 7. Disponía de dos cuadros tipo Sieur (6) con capacidad para 50 abonados cada uno. Paso a llamarse Compañía de Teléfonos Urbanos.
En 1890, se firmó un Real Decreto (7) para la ordenación de servicio telefónico. Se creaban nuevas redes telefónicas interurbanas. Se establecieron varias zonas, la zona Nordeste se concedió a la Sociedad de Crédito Comercial de Barcelona, (Revista electrón, 20-09-1897, p. 77-78) Aragón obtuvo tres ejes de comunicación para su capital, Zaragoza: con Madrid, Cataluña y País Vasco. El resto del territorio aragonés fue ignorado por la compañía adjudicataria.
El 20 de abril de 1895 se inauguró el servicio interurbano en Zaragoza. La central se situó en la calle Cerdán nº 1, dirigida por Julio Catalán, proveniente del cuerpo de Telégrafos (8). El servicio interurbano no tenía conexión con la red urbana, por lo que solo era posible establecer conferencias con otras ciudades desde la central interurbana. Podíamos hablar con Madrid pero no desde nuestro teléfono particular, había que acercase a la central interurbana para poder realizar la llamada. Los teléfonos urbanos solo valían para comunicarse de forma local.
El servicio interurbano comenzó a funcionar con Madrid, Barcelona, Pamplona y Vinaroz (9). Las tarifas dependían de la distancia y la duración. Una conferencia con Madrid o Barcelona de tres minutos costaba alrededor de 2,25 pesetas, unos 0,0135 € (el sueldo medio diario en esa época rondaba las 2,50 ptas., unos 0,015€).
No sabemos si la ubicación de dichas centrales se debió a motivos estratégicos o fue el azar y la disponibilidad de los locales, pero si vemos este plano de 1899 podemos observar que la central urbana de la calle Canfranc se encuentra situada pensando en el futuro crecimiento de la ciudad, de una forma descentralizada. Sin embargo la central interurbana de la calle Cerdán (desaparecida en 1977) se encontraba mucho más céntrica, buscando hacer que las comunicaciones con el exterior confluyeran en el centro de la ciudad. Además, poniéndola en el centro, el acceso a instalaciones para los ciudadanos era más fácil.
Solo los zaragozanos pudieron disfrutar del teléfono urbano e interurbano durante finales del XIX y principio del XX, el resto de Aragón seguía sin tener este tipo de servicios. Si que existían las líneas secundarias: líneas que enlazaban determinados edificios con la red telegráfica, prestando así servicio telefónico gracias al prestamo de las líneas de telégrafos. Un ejemplo era la línea que daba servicio al balneario de Paracuellos de Jiloca (Zaragoza) en 1895, o a los balnearios de Jaraba (Zaragoza) y Mas de las Matas (Teruel).
Las líneas particulares, las que solo comunicaban dos domicilios o puntos localizados, seguían creciendo. Incluso en Zaragoza, donde ya existía el servicio urbano. Las estadísticas telegráficas y telefónicas de 1900 nos dicen que en Zaragoza capital existían ocho líneas particulares, en Tauste (Zaragoza) una, en Calatayud (Zaragoza) tres, Alcañiz (Teruel) dos, Huesca dos o Jaca (Huesca) dos líneas (10).
La explotación del servicio telefónico fue sacada a subasta. Se crearon compañías para acceder a la concesión del permiso y en Aragón la explotación del servicio urbano e interurbano se lo llevo la Compañía Peninsular de Teléfonos. Asimismo fue adjudicataria de la construcción de líneas internacionales.
La Compañía Peninsular de Teléfonos, fundada en 1894 en Barcelona, fue creada para un fin muy concreto, obtener cuantas redes le fuera posible. Se hizo con el control de la red interurbana del Noreste, adquiriéndosela a la Compañía de Crédito Comercial.
Los primeros registros que se tiene sobre líneas telefónicas son de 1895 en las «Estadisiticas telegráficas y telefñonicas 1895-1932», con 228 líneas y 449 estaciones particulares en toda España (no se detalla su distribución geográfica).
A través de la Compañía Peninsular llego el despliegue del servicio urbano en Huesca capital, en 1915 (11) , así como el desarrollo del servicio interurbano en Zaragoza y Huesca. Teruel no interesaba, desde el punto de vista económico. La expansión en Zaragoza obligó a cambiar por tercera vez la primitiva estación de la calle Canfranc, ahora de la calle Coso a la calle Mendez Nuñez. Zaragoza era la séptima ciudad de España en líneas urbanas. La distribución de las líneas por las grandes ciudades con servicio urbano se convirtió en un problema. La inmensa mayoría se tendía en aéreo y tenía que ser recogidas en la central, urbana o interurbana, para poder llevar a cabo la conmutación manual e interconectar las llamadas que se iban realizando. Como las canalizaciones subterráneas para este cometido apenas existían, en el tejado de las centrales se instalaban los llamados «templetes. Eran estructuras de madera llenas de aisladores donde las líneas, urbanas o interurbanas, se recogían y se bajaban a los equipos.

Caballete y templete de la central urbana de Zaragoza, 1927
Fuente: Archivo fotográfico de Telefónica ref. 6328.
A pesar de que el servicio urbano solo se disfrutaba en Zaragoza y Huesca, y era el que rentaba económicamente, el servicio interurbano rural lo fue creando el Cuerpo de Telégrafos a instancias de Estado. Se fue expandió por la geografía aragonesa y alcanzó su máximo esplendor entre 1920 y 1925. Este servicio interurbano permitió que las poblaciones aragonesas pudieran comunicarse entre sí. Cada población con servicio, tenia una “estación” interurbana, que eran las oficinas de telégrafos. En 1922 existían 72 estaciones. La Compañía Peninsular no extendió de forma masiva su red por Aragón, por lo que el servicio interurbano prestado por el Estado se desarrolló sin trabas legales. Además en 1916 expiró la concesión que le daba exclusividad geográfica, ayudando más a este servicio. Veamos algún ejemplo: en 1920 se establecieron 4.502 conferencias en Jaca, 12.274 en Zaragoza o las 15 de Fortanete.
Hemos comentado que la Compañía Peninsular se hizo con el servicio urbano de Zaragoza y Huesca pero entonces ¿quién se ocupaba de otros desarrollos urbanos en diferentes poblaciones? Fue el Cuerpo de Telégrafos quien decidió hacerlo y en 1915 comenzaron los trabajos en Ariza, Tarazona, Calatayud y Teruel, que entró en funcionamiento en 1916.
En 1924, se decide formar un monopolio telefónico por parte de las autoridades y se nombra una comisión para adjudicar el proyecto de las comunicaciones españolas. Se presentan la Compañía Telefónica Nacional de España, integrada en la ITT (International Telegraph and Telephone) norteamericana, la Sociedad de Teléfonos Ericsson y la NAT ELECTRIC WORKS. Gana la adjudicación la CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España)(12) y se firma un contrato de 20 años para la organización, reforma y ampliación del servicio telefónico en España. La CTNE pasó a controlar el servicio telefónico en Aragón. El contrato obligaba a construir infraestructura con las principales ciudades españolas y a desarrollar el servicio telefónico urbano.

Mapa de comunicaciones telefónicas interurbanas de España, con indicación de las líneas y repetidores que intervinieron en la prueba de larga distancia 1926. Fuente: Archivo fotográfico de Telefónica ref. 6738.
La CTNE dividió el territorio nacional en 10 distritos, atendiendo a parámetros técnico y no geográficos. Aragón se dividió en dos zonas: las provincias de Zaragoza y Huesca pertenecían al distrito segundo y Teruel al tercero.
A finales de 1924 se incorporaron a Telefónica los centros urbanos de Alcañiz, Albarracín, Alhama de Aragón, Ariza, Ateca, Barbastro, Cariñena, Daroca, Jaca, Sariñena, Teruel y Tarazona. El 18 de noviembre se escrituró la venta de la red urbana de Zaragoza a la CTNE por 700.000 pesetas (4.200 € aproximadamente) La central continuaba en la calle Méndez Núñez y se encontraba a punto de saturarse, técnicamente hablando. No cabían más ampliaciones.
Las primeras acciones proyectadas para las líneas telefónicas en Aragón fueron, además de los centros urbanos de las capitales, la mejora y ampliación de las líneas interurbanas. Se empezaron a construir nuevas líneas en los trayectos Lérida – Fraga, Sagunto – Albarracín, Teruel – Albarracín o Tudela – Tarazona. También se ejecutaron ampliaciones de los circuitos Madrid – Barcelona.
La llegada del servicio telefónico a los pueblos de la geografía aragonesa era bienvenida en todos ellos. Como ejemplo se cita en la Revista Telefónica Española 1925, p. 38-39 que, cuando el 17 de octubre de 1925 los vecinos de Fraga encontraron en sus calles a las brigadas de trabajadores de la CTNE, improvisaron todo un programa de actos festivos: banda municipal, fotografías, aperitivo y bendición del párroco. Algo parecido relata sobre Tarazona ese mismo año.
Durante 1926 hubo una oleada de inauguraciones de centrales telefónica; Zaidin, Osso, Belver, Albalate de Cinca, Binaced, Selgua. También renovaciones como Caspe, Alcañiz, Teruel, Cariñena, Barbastro, Ariza…, para acometer estas obras y posteriores, se realizó una ampliación y modernización de las redes interprovinciales. Muchas fueron las localidades que inauguraron servicio telefónico interurbano. El servicio se daba desde los locutorios que, normalmente, la CTNE instalaba en un domicilio particular (tras un riguroso proceso de selección) y eran gestionados por la familia que lo habitaba.
Varios enclaves fueron particularmente beneficiados por su situación geográfica, como la Sierra de Albarracín, Jaca, pero la que más importancia y crecimiento tuvo fue Zaragoza. Por su equidistancia entre Madrid y Barcelona, se encontraba en un punto clave. Fue incluida en la relación de ciudades en las que la CTNE instalaría teléfono automático e realizaría canalización subterránea de su red urbana. Para ubicar los equipos automáticos, el Ayuntamiento cedió el solar zaragozano de Paseo de la Independencia nº 35, terreno que antes albergaba el Teatro Pignatelli. El proyecto lo realizó el arquitecto Ignacio Cárdenas. Las obras comenzaron el 5 de junio de 1926 (13).
El 11 de octubre de 1927, a las 19:00 se inauguró de forma parcial el edificio. A pesar del esfuerzo de la compañía para cambiar los 2.248 teléfonos existente por los de disco, para que se pudiera utilizar el servicio telefónico, el fabricante de los equipos automáticos no llegó a tiempo con el pedido y solo quedaron operativos los locutorios, equipos interurbanos y oficinas. Las primeras centrales que funcionaron con equipos automáticos, Sistema Rotary, fueron: Santander y Madrid en 1926.
En diciembre empezaron a publicarse anuncios en la prensa aragonesa, a modo de hoja de instrucciones. Los anuncios hablaban sobre la utilización del servicio automático urbano, es decir, dentro de la ciudad. La telefonista daba paso al teléfono de disco. Además se integraron servicios marcando solo dos cifras:
02 – Reclamaciones
03 – Servicio de información
04 – Oficinas de la CTNE
07 – Servicio de telefonemas
09 – Servicio Interurbano
El 30 de diciembre de 1927 se inauguró el servicio automático de “Casa de Teléfonos de Zaragoza”, actualmente Central Telefónica de Aragón. Asistieron los primeros espadas de las fuerzas vivas de la ciudad, representantes de la banca, de los comercios,… La bendición de los equipos automáticos (Sistema Rotary) fue dada por el Obispo de Huesca. El Gobernador Civil presionó el pulsador que puso en funcionamiento el sistema Rotary, el mismo sistema que ya se utilizaba en Madrid, Santander, Pamplona y Jerez. Más tarde comenzaría a funcionar en Barcelona, Sevilla, Oviedo… entre otras capitales.
La red telefónica aragonesa despegó a partir de los años 30. La renovación de las líneas, la modernización de las centrales contribuyó de forma decisiva al crecimiento de la economía y su desarrollo.
—-
Notas:
(1) Justiniano Aporta, A (1999) p.446. «Las Telecomunicaciones» en M.A. Magallón Botaya, Caminos y Comunicaciones en Aragón. Zaragoza, Instituto Fernando el Católico.
(2) Ayto. Zaragoza. Comisión de Gobernación, expte. 118, abril 1885.
(3) Bahamonde, Martinez y Otero (1993), P 46-47. Las comunicaciones en la construcción del Estado Contemporáneo
en España 1700-1936. Correos, telégrafos y teléfonos. Madrid, Secretaría General de Comunicaciones.
(4) Revista de Telégrafos, 1 julio 1886, p 471-477.
(5) Millan Prades, José Javier 2003, «Historia del Teléfono en Aragón 1877-1932, 55 años de avance en telefonía», Universidad de Zaragoza.
(6) Revista Telefónica Española, febrero de 1928, p5-11.
(7) El Telégrafo Español, 23-3-1891, p114-119.
(8) Millan Prades, José Javier 2003, «Historia del Teléfono en Aragón 1877-1932, 55 años de avance en telefonía», Universidad de Zaragoza, p. 43.
(9) Blasco Ijazo,J. «Al habla con …Zaragoza!», 1948. En Aquí Zaragoza. Ayuntamiento de Zaragoza, p 123-124.
(10) Millan Prades, José Javier 2003, «Historia del Teléfono en Aragón 1877-1932, 55 años de avance en telefonía», Universidad de Zaragoza, p. 57.
(11) Heraldo de Aragón, 19 octubre 1915, p.1
(12) Alegre Forcada, Fernando E., «Historia del teléfono en Aragón 1932-1975», p. 11
(13) Revista Telefónica Española, septiembre de 1926, p 27-28
Otro gran articulo, cuando a la semana no nos encontramos con vosotros ya hay que empezar a pensar habrá pasado algo? Vamos a seguir, felicidades y como siempre saludos desde Alicante. Paco
Que maravilla de documentación, cada día me fascina más ver la evolución de las comunicaciones en tan corto periodo de tiempo, hace dos días haciendo señales en torres ópticas y mira ahora lo que tenemos en la palma de la mano… Gracias por vuestro trabajo y enhorabuena!
Gerardo EA4DR
estupendo trabajo, y laborioso para conseguir reunir todo esos dfatos, un saludo
________________________________