1961. Nacionalización de los servicios de Italcable en España

Por Jose María Romeo López

Seguimos en esta nueva entrega, en orden cronologico, otro capìtulo de las primeras experiencias profesionales de su autor. Las anteriores las podréis encontrar aquí y aquí.

El cable de Italcable
En 1921 se constituyó en Argentina, con capitales de emigrantes italianos reunidos por el ingeniero Giovanni Carosio, la Compañía Italiana de Cables Telegráficos Submarinos, que firmó un acuerdo con el Gobierno Italiano para el tendido de un cable telegráfico entre Roma y Buenos Aires.
En 1924 se aborda el ambicioso proyecto que supone la construcción y el tendido de 9.000 millas de cables submarinos. El cable partía de Anzio, cerca de Roma hasta Málaga, de aquí salían dos cables, uno a Horta, en Azores, donde conectaba con un cable tendido hacia poco por la Western Union desde Nueva York. El otro cable partía de Las Palmas hacia San Vicente, en Cabo Verde, y de aquí a Fernando de Noroña, Rio de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires. En el tendido participó el barco cablero Citta di Milano, construido por la empresa alemana Norddeutsche Seekabelwerke.
El cable se inauguró el 15 de octubre 1925 y se denominó Italcable, nombre que fue adoptado por la compañía como «Italcable Servici Cablografici».
En 1927 se tendió otro cable entre Anzio, Barcelona y Málaga. En 1929 se unió Málaga con Lisboa y en 1930 Las Palmas con La Panne, en Bélgica.
Todavía durante 1951 y 1953 se efectuaron modificaciones en la red que estuvo en servicio hasta los años setenta del siglo XX, utilizado como ruta alternativa de los cables coaxiales telefónicos.

Via Italcable

Tiempo de guerras
La guerra civil española afectó a la estación de Barcelona y se estableció un acuerdo para desviar el tráfico desde Fernando de Noroña a Francia. Al comenzar la segunda guerra mundial los ingleses cortaron los cables cerca de Málaga. Un técnico de la estación de Málaga me contaba, en 1960, como pudo “presenciar el corte” con el aparato de medida denominado Puente de Weasthone: “cuando me avisó el operador de que no tenia señal, conecté el Puente y éste me indicó aislamiento, las dos puntas del cable estaban todavía en la cubierta del barco que lo había cortado, de repente el aparato indicó derivación a tierra, habían tirado al agua las puntas del cable”.
Finalizada la Guerra, en 1945, el Tratado de Paz preparado en las Conferencias de Londres y de Paris, devolvió a Italia la explotación de los cables de Italcable, y Brasil restituyó el cable secuestrado en 1942. Ese mismo año de 1945, se repararon los cables de Anzio a Palermo y a Barcelona. En 1947 funcionó el tramo Fernando de Noroña – Buenos Aires y en 1948 se enlazaron por radio el resto de las estaciones de la ruta. Al año siguiente 1949, se restableció el servicio en el tramo Málaga – Las Palmas, a lo largo de 1950 se rehabilitó el tramo Las Palmas – San Vicente y por fin el 11 de marzo de 1953 se terminó el tramo San Vicente-Recife, con lo que quedaba restablecido todo el trayecto.

Tabla Italcable

Recuperación de los tramos de Italcable tras la II Guerra Mundial

Compitiendo con la onda corta
El cable de Italcable, como otros en todo el mundo, que se tendieron entre 1924 y 1930, es decir en plena euforia de sus competidoras, las ondas cortas, compartieron el tráfico con ellas hasta después de 1970. Esto sólo fue posible con una extraordinaria organización y disciplina en el mantenimiento y en el curso del tráfico, cuidando exquisitamente la calidad del servicio en todas sus facetas como reparto, aceptación por teléfono, etc. Sólo esto explica que pudieran competir con la radio que, técnicamente, disponía de mayor capacidad de tráfico, tanto por velocidad de transmisión como por conexiones directas. Así por ejemplo Italcable tenia el servicio “LAMPO” que garantizaba la entrega del telegrama en 15 minutos desde que había sido depositado.
En los años cincuenta del siglo XX , la telegrafía era el sistema de comunicación de las empresas, especialmente en el servicio internacional. Desde hacía veinte años, competían en ese servicio, en cada país, varias compañías internacionales, radiotelegráficas en su mayor parte, pero también algunas de las más antiguas de cables telegráficos submarinos. La competencia entre aquellas compañías era muy fuerte, si bien adaptada a la época y a su clientela empresarial, no se realizaban campañas de prensa ni de radio, sino que actuaban a través de agentes comerciales y existían campañas estacionales y localizadas, por ejemplo, en España, la zafra del aceite en Andalucía, la exportación de cítricos en Levante y la de frutos secos en Tarragona.
Esos agentes comerciales ofrecían facilidades para aceptación y entrega por teléfono de los telegramas, atenciones a conserjes de hoteles y casinos etc. y en algún caso, como hemos visto, se garantizaba la entrega en un plazo de quince minutos. En el aspecto de las relaciones con los corresponsales en los países extranjeros, no todos los acuerdos de tráfico eran iguales, por lo que había que estar permanentemente al tanto de la compensación de tráfico con cada uno.
Esa exigencia de calidad en el curso del tráfico obligó a hacer grandes inversiones en equipos, para recibir los telegramas en segundos a través de los Océanos, pero luego se seguía dándoselos a un niño para que los llevara en el tranvía. Pronto se adoptaron otros procedimientos de reparto, primero en bicicleta y después en motocicleta, así como la aceptación y entrega por teléfono y fax. La competencia llegó a estar más en las facilidades y rapidez en la recogida y reparto de los telegramas, que en el curso del tráfico, que por otra parte desde la implantación de los teletipos no tenía problemas. Era muy parecida esa situación a la actual de los operadores de telefonía móvil, que basan su competencia no solo en los precios, sino también en la atención al cliente en los servicios de ventanilla única, en las facilidades de prepago, etc.

Recibiendo “a ojo” o “a oido”…
Para valorar debidamente lo que suponía esta pervivencia en la utilización de los cables telegráficos submarinos, será conveniente describir los aparatos utilizados en su explotación y el manejo de ellos por los operadores. El primer dispositivo de recepción fue el galvanómetro de espejo, en el que el sistema móvil estaba constituido por una aguja imantada con un pequeño espejo adosado, de no más de 50 miligramos de peso; la aguja estaba sometida al campo producido en una bobina por la corriente del cable, oponiéndose a la acción magnética terrestre. Dados los pequeños valores de corriente, el movimiento del conjunto aguja-espejo era prácticamente imperceptible por lo que se hacía incidir sobre el espejo un rayo de luz que se reflejaba sobre una pantalla a suficiente distancia para que el pequeño ángulo de giro produjera una separación horizontal apreciable.
En este sistema, podemos decir, que se recibía a «ojo» en vez de a «oído» como en la radio, pero igual que en este caso no quedaba registro de la información. Para conseguir esto se desarrolló el aparato sifón, en el que la función del espejo la realizaba un tubito capilar de 0,35 mm. de diámetro, montado sobre una laminita de aluminio, que tomaba la tinta de un pequeño depósito y la dejaba caer sobre la cinta de papel, por efecto sifón, de forma que el único rozamiento que se le ofrecía era el de la tinta del depósito.
Uno de los modelos más perfeccionados de sifones fue el Muirhead, especialmente adaptado para el trabajo automático. Tanto la perforadora como el transmisor automático, se diferenciaban poco de los empleados en el Wheasthone rápido. El sifón receptor se accionaba por motores eléctricos de velocidad regulable. Cuando los cables eran de mucha longitud, se intercalaba un relé para reforzar los débiles impulsos de la corriente de línea, en lugar de recibir la corriente directamente en el sifón.

La nacionalización de Italcable
El 22 de diciembre de 1959, el Gobierno español autorizó a la Sociedad Italcable para que, conservando el servicio de transito por España, traspasase a la Sociedad Compañía Internacional de Radio Española Sociedad Anónima, los circuitos necesarios para la realización, por esta ultima Empresa, del servicio terminal español relativo al trafico originado en o con España. Para ello fue necesario preparar los locales y las instalaciones para hacerse cargo RADIAR del citado servicio telegráfico internacional que prestaba Italcable en España.

Italcable1

Nota de prensa ABC julio 1961 y esquema red de cables submarinos.

Entonces yo no intervenía en las gestiones y decisiones de altura, y por tanto no se cual era la intención de este decreto; pero soy testigo de una cierta contradicción ya que el decreto decía “se autoriza a la Sociedad Italcable, para que traspase a la Sociedad”. Parecía que lo pidiese la propia Italcable, sin embargo, el día que me llamó el Director General para presentarme a los ingenieros italianos, yo aparecí con mi uniforme de Alférez, ya que estaba haciendo las prácticas de la Milicia Universitaria y había ido directamente desde el cuartel. Al verme, el Director de Italcable en España, que me conocía desde que fui becario y me retaba con su Seat 600, exclamó en broma: “no pensábamos que la nacionalización fuera a ser con el Ejercito”.

Tomando contacto. Reunión de ingenieros
Me resulta curioso recordar lo que pensé en aquellos días, cuando se recibió un telegrama de la Dirección de Italcable en Roma anunciando la venida de algunos de sus ingenieros para tratar con los ingenieros de RADIAR de las instalaciones necesarias para transferir los servicios.
En RADIAR el único ingeniero era yo desde hacía siete meses y, como he comentado, estaba haciendo las prácticas de Alférez de la Milicia Universitaria en el Batallón de Transmisiones de la División 11 Experimental en el Pardo. Mi sorpresa fue cuando el Director de RADIAR y mi padre se tomaron en serio los de “los ingenieros de RADIAR” para decidir que fuera yo el que tratase el asunto.
Me presentaron a los Ingenieros de Italcable, eran dos que habían sido Superintendentes en Málaga uno de ellos Piero Fanti fue después el creador de las comunicaciones por satélites en Italia y la estación de satélites de Fumichino lleva su nombre. Quedamos en hacer un viaje rápido a Málaga, porque en Barcelona el Superintendente era veterano y podía hacerse cargo del asunto. Ahí vino mi problema tendría que pedir permiso en el Cuartel para viajar al día siguiente y había un tema difícil.
En aquellos tiempos los militares estaban muy mal pagados y todos procuraban tener un trabajo civil por la tarde, en mi Batallón el único que no lo tenía era precisamente el capitán Ayudante, y me presionaban, todos los oficiales, para que le llevara a Radiar para arreglar teletipos, me decían que había hecho un curso en Alemania; no era posible, Radiar era una empresa muy pequeña y de eso se encargaba un mecánico y un Radiotelegrafista muy mayor. Me decían que en cualquier caso no iba a a afectar a mi estancia en el Batallón. Bueno pues apoyado por mi padre y mi madre y no sé cómo, conseguí a las nueve de la noche el teléfono particular del Capitán y le conté mi problema, efectivamente me dio el permiso.
Hicimos el viaje en el TAF (Tren Automotor Fiat) que era un automotor muy moderno que “solo” tardaba nueve horas. Por cierto, que me ocurrió algo curioso en el viaje, entonces en todos los trenes pasaba un policía de paisano pidiendo la documentación, cuando llego a nosotros, que habíamos puesto los asientos enfrentados para vernos los cuatro, yo saqué la cartera para buscar el DNI; pero llevaba el Carnet Militar en la parte transparente y el policía lo vio desde enfrente antes de pedírmelo y me hizo un gesto de que lo guardara. En Málaga estaba de Superintendente Tiberti, muy joven que había llegado hacía poco, y curiosamente comentaba que los primeros días su principal trabajo era descolgar el teléfono y decir “no signorina, no el Ingeniero Paquera ya no está en Málaga”.
La vuelta fue en avión, un DC3, que en vez de azafata llevaba un cartel en la puerta de la cabina que decía que se llamase si se necesitaba algo. Los italianos que conocían Málaga decían que era como el “Tranvía de El Palo”; volamos muy bajo con muy buen día y se veía todo estupendamente, al llegar a Madrid comentaron que había sido el mejor vuelo de su vida.
Yo seguí con poca dedicación al tema hasta terminar, el día 30 de mayo las prácticas de Alférez. Visité al Superintendente de Barcelona, estudiamos juntos como repartir el local que tenían en el Palacio de Comunicaciones, ya que prácticamente todo lo que requería mas personal pasaba a nosotros y a primeros de agosto me fui a Las Palmas al Proyecto Mercury.

De lleno en el asunto
A primeros de octubre llegó de visita a Las Palmas el Director General Don Jose Valdivia, le enseñé y expliqué la situación y decidió que yo me volviera a Madrid para seguir con lo de Italcable. Volvimos día 15 de octubre, y se me encomendó la dirección del proyecto, las instalaciones y la explotación de las tres estaciones españolas del cable de Italcable.
La verdad es que no recuerdo cronológicamente que hice desde el día 15 de octubre de 1960 que volví a Madrid desde Las Palmas hasta que fui a Barcelona a poner en marcha la Central antes del 1 de agosto de 1961. Bueno sí que recuerdo algo muy importante “¡que me casé el día 12 de junio!” y al volver del viaje de novios nos fuimos rápidamente a vivir a Barcelona en el Hotel Regina, en la calle Pelayo, casi esquina de la Plaza de Cataluña.
Para ir a la Central en “Correos”, en el Paseo de Colon, se podía ir andando por Urquinaona y la vía Layetana. Estuvimos dos meses haciendo una vida muy rutinaria. Estaba muy preocupado con mi responsabilidad de “Superintendente” de algo nuevo y muy complicado, comíamos y cenábamos en el Hotel, salvo algún día que íbamos con la familia, y por las tardes cuando yo terminaba tomábamos cerveza en la terraza del Casino Militar (yo era Alférez de Complemento), en la acera de la Plaza de Cataluña, donde está ahora El Corte Ingles, en unos magníficos sillones de mimbre y atendidos por soldaditos con chaquetilla blanca con hombreras rojas, ¡en plena Plaza de Cataluña!

Un mundo nuevo
En Italcable me encontré un “mundo nuevo”, en el trabajo con los cables submarinos de entonces, todavía con la tecnología de los primeros cables y unos procedimientos de explotación muy diferentes a los de las radiocomunicaciones en Onda Corta.
La primera característica era que solo había una vía de comunicación y por tanto todas las estaciones estaban enlazadas a ella “una detrás de otra” y el tráfico iba pasando por todas hasta llegar a la suya, se usaba cinta perforada en “código cable” que es el Morse, con una perforación arriba para el punto y abajo para la raya y se leía sobre la cinta

Italcable2

Codigo cable (abajo)

Para obtener o desviar un mensaje se cortaba la cinta y se llevaba al transmisor de cinta del destino, en este proceso se aprovechaba para corregir los errores con unos alicates perforadores que hacían un orificio donde faltaba o en la misma vertical para anular el que sobraba. La habilidad de los operadores era tal que doblaban un poco por los orificios de arrastre el extremo del trozo de cinta del mensaje y se lo lanzaban como una flecha al operador del transmisor de destino. La otra característica era disciplina de trabajo, imprescindible en un proceso tan manual y complejo.
En CIRESA, como hemos dicho, estábamos acostumbrados a las comunicaciones radiotelegráficas en Onda Corta en las que, aunque todavía quedaban algunos circuitos con “recepción a oído”, empezaban ya a emplearse los teletipos, con velocidades de 60 palabras por minuto. En la sala de Italcable la velocidad de recepción se medía en letras; no obstante ya habían evolucionado los aparatos y se recibía en cinta con caracteres alfanuméricos como en los teletipos. Se trataba de unos complicados dispositivos mecánicos a los que se denominaba “printers”, que traducían el “código cable”.
Otra novedad fue que en CIRESA solo teníamos tráfico extra europeo con tarifas muy elevadas y en Italcable había también tráfico europeo de coste mucho más reducido. Con todo, el problema más llamativo era organizar el tráfico en una red “en fila” es decir todas las estaciones sobre el mismo circuito.

Radiar-Italcable. La integración
En Madrid Italcable tenía una oficina en la Gran Vía 39, en la que estaba la Representación y la Dirección en España y una “ventanilla” y recepción telefónica de recogida de telegramas con un enlace por teletipo con Telégrafos y otro con la Terminal de Barcelona en el 2º piso del Palacio de Comunicaciones, en donde estaban los aparatos terminales del cable.
En el caso de Las Palmas, la Central de Italcable estaba en un edificio al final de la Playa de las Canteras, junto a la caseta de amarre de los cables. En el Parque de Santa Catalina tenían una oficina de atención al público o “ventanilla”, en ese local empezamos nosotros el servicio hasta que posteriormente nos trasladamos a un piso en una calle perpendicular a la de León y Castillo.
En un articulo titulado «Las Canteras y Bahía del Confital» del que son autores Ildefonso Bello Cárdenes y Francisco Bello Naranjo, hablando de la Central de Italcable en Las Palmas se dice:

“Los telegrafistas se permitían el lujo de tertuliar en las puertas de Italcable con éste o aquél y, como en el Oeste americano que se nos presenta en los largometrajes, corrían hacia las máquinas cuando éstas hacían el más mínimo ruido por si alguien precisaba conectarse de manera urgente con algún vecino de la zona”.

No es precisamente lo que yo viví trabajando con el personal de Italcable.
En Madrid Italcable tenía un Delegado o Director, procedente de Telégrafos que se ocupaba principalmente de la gestión comercial de captación de clientes y al parecer la competencia contra Radiar y Transradio era muy eficaz. Cuando empezó a tratarse de la nueva organización y de la integración del personal de Italcable en Radiar, en Madrid, efectivamente Radiar podía asumir sin problema el nuevo trabajo y por tanto el Delegado no era necesario. El Director General Valdivia y mi padre estaban dispuestos a despedirle, recordando de alguna manera el daño que les había hecho quitando clientes, yo no le conocía de nada; pero reaccione defendiéndole, le decía a mi padre “el motivo que aducís es que era muy bueno quitándoos clientes, pues si ahora puede ser vuestro será un buen fichaje a favor”, al menos conseguí parar la decisión y al final resulto que no teníamos a nadie en Málaga y se le propuso ir allí de Jefe, lo que agradeció mucho y lo hizo muy bien.
En Barcelona el Superintendente era un ingeniero de unos cuarenta años muy competente y considerado en Italcable con el que hice “buenas migas” y no tuve ningún problema en todo el tiempo que duro la aventura. Los Superintendentes de Italcable eran Ingenieros del Politécnico de Milán que entraban como Becarios y los enviaban a una Estación de la Red en la que actuaban como la “sombra” del Superintendente pegados a él viviendo todas las decisiones y actuaciones, teniendo en cuenta que se ocupaban de la Dirección de la Estación tanto de tráfico como de personal y relaciones con las autoridades del lugar. Posteriormente los enviaban como Superintendentes a una Estación pequeña y de allí iban ascendiendo.
Radiar tenía en Barcelona una pequeña Delegación en la Ronda de San Pedro, cerca de la Plaza de Cataluña, con una ventanilla y dos teletipos uno con Telégrafos de Barcelona y otro con la Central en Madrid, al frente estaba un delegado Sr. Baiset, hombre muy amable y excesivamente respetuoso y disciplinado, que hacía de todo. Por tanto, para hacerse cargo del servicio de Italcable había que montar un instalación y oficinas nuevas, se decidió compartir el local de Italcable en la segunda planta del Palacio de Comunicaciones o “Correos”. Con los criterios del director Valdivia y de mi padre se decidió que la instalación la hiciéramos nosotros, siguiendo la tradición del Cable con muebles de madera y “canaletas para cables” del mismo material.
El trabajo de carpintería se encargó a Gerardo, carpintero que llevaba toda la vida trabajando para Radiar, demasiado buen profesional, el cual destacó a su hijo, también Gerardo, a Barcelona para realizar el montaje. Para el diseño e instalación nosotros formamos un equipo con Lázaro, el segundo de mi padre, número uno de la primera promoción de Ayudantes de Telecomunicación y Muñoz un Mecánico muy joven formado por Lázaro y ayuda puntual de mecánicos de Italcable.
En Málaga Radiar no tenía nada; pero Italcable además de un gran edificio en la playa con el amarre del cable y las instalaciones técnicas tenía una “Ventanilla” o sucursal en la Avenida de Queipo de Llano en pleno centro, con un teletipo de enlace con el otro edificio, este local era lo suficientemente amplio para poder acoger la totalidad de los servicios de Radiar, con un planteamiento similar al de Barcelona y realizado por el mismo equipo.

“..más-menos 25 mA”
No recuerdo ningún incidente importante, los trabajos y las instalaciones marchaban normalmente con aquella organización domestico familiar. Lázaro y yo íbamos frecuentemente a Barcelona. La única anécdota que se me ocurre fue allí con el Ingeniero Regional de Telégrafos, hombre algo mayor y con muy malas pulgas, un día bajó Lázaro, que tenía confianza por ser también de Telégrafos, a gestionar con él la instalación de un teletipo de enlace entre Telégrafos y nosotros, al poco llamó la secretaria del Ingeniero pidiéndome que bajara yo a verle. Cuando entré en el despacho me dice “mira lo que dice este, que necesita una línea a mas-menos 25 miliamperios”, yo dije “si claro” y saltó como una fiera “cinco años de Escuela, para decir eso ¿y la tensión?” le conteste “la tensión la de todas las baterías 50 voltios, o… ¿tú tienes una que da lo que quieras?” Refunfuñó y no pasó a más la cosa.

Lista de turnos
Para mí, el principal problema era el del personal que pasaba de Italcable a Radiar y que constituiría toda la plantilla en Barcelona, incluido un responsable o jefe, ya que Baiset no era técnico. Estaba constituida por Operadores de Cable, procedentes de Telégrafos muy competentes y disciplinados, Mecánicos de Cable, formados por Italcable, algunos también de Telégrafos, Administrativos de Trafico y de Administración y Repartidores. Estos tenían un régimen muy especial, no eran empleados fijos y cobraban por telegrama repartido, cuyo importe dependía de que usaran bicicletas o motos de su propiedad o fueran en autobús, con una cierta picaresca.
Las jornadas de trabajo, como en todas las empresas de telegrafía, estaban organizadas en turnos rotativos, pero con una peculiaridad que no eran fijos. Todas las semanas se confeccionaban los turnos para la semana siguiente teniendo en cuenta el personal disponible y las peculiaridades del tráfico. También variaban según el criterio de los responsables.
Recuerdo que un día el Encargado de Reparto, personaje curtido en el trato con los repartidores, me planteó, que los semáforos en Barcelona, por las noches estaban en ámbar hasta las siete y que, si adelantábamos el primer reparto a las seis, los Repartidores podían subir “en ámbar” hasta el Tibidabo y allí iniciar el reparto bajando a medida que iban funcionando los semáforos. El reparto era tan importante como el Cable, ya que este era muy lento como hemos dicho “por un solo carril”.

Italcable tenía autorización para tráfico con Canarias solo con tarifa urgente a precio triple y, como ya hemos citado, un servicio especial LAMPO que se comprometía a entregar el Telegrama en quince minutos desde su depósito.

LAMPO Italcable

Sobre de telegrama por el servicio especial LAMPO

Los jueves había que hacer la “lista de turnos” para la siguiente semana y allí, en el hotel, estábamos los dos, mi mujer que me ayudaba y yo, dibujando círculos poniendo “mañana, tarde, noche”, “turno de cuatro”, “turno de tres”.
Un buen día Italcable se declaró en huelga y Roma nos lo comunicó pidiéndonos que colaborásemos para sacar el tráfico. Hubo una anécdota curiosa, mi padre llamó por teléfono a la habitación del hotel, para ver si ya me había ido. Cuando comenzó el servicio me enviaron desde Roma un Telegrama de Servicio diciendo “estamos operando los Ingenieros y Directivos, iremos despacio, de momento envíen solo Trafico Urgente”, a lo largo del día fueron diciendo “manden ya algún Ordinario”, “solo Urgentes”, la cosa resultó bastante bien y no se quedó mucho tráfico retrasado.
El tema que daba problemas eran los Repartidores con aquel sistema de utilizar bicicleta o moto de su propiedad o pagarles el autobús, se estaban peleando con el Encargado de Reparto continuamente, los de Radiar iban en transportes públicos y no había conciencia de otra cosa, en Madrid se compró una moto por sugerencia mía ¡hasta la compré yo!
Guardo un buen recuerdo de la profesionalidad del personal tanto de los directores italianos como de los técnicos y operadores españoles, éstos últimos funcionarios del Cuerpo de Telégrafos en situación de supernumerarios, de ellos aprendí mucho.

__________

Notas:

Personajes citados:

Giovanni Carosio: Ingeniero italiano fundador de Italcable
Piero Fanti: Ingeniero italiano de Italcable, fue después el creador de las comunicaciones por satélites en Italia.
Tiberti: Superintendente de Italcable en Málaga que sustituyó al Ingeniero Paquera.
Baiset: Delegado de Radiar en Barcelona
Gerardo e hijo: Carpinteros habituales de Radiar
Lázaro: Ayudante de Telecomunicación en Radiar
Muñoz: Mecánico en Radiar

Empresas e Instituciones

Compañía Italiana de Cables Telegráficos Submarinos – Compagnia Italiana dei Cavi Telegrafici Sottomarini – Empresa matriz de Italcable.
Western Union: Empresa americana de comunicaciones. Fundada en 1851, se dedicó a la telegrafía hasta la década de 1980. Tuvo un papel muy relevante en las primeras líneas telegráficas transoceánicas.
Norddeutsche Seekabelwerke: Empresa alemana constructora del barco cablero Citta di Milano que participó en el tendido en 1925 del cable submarino Italcable.
Italcable Servici Cablografici: Servicio cablegráfico Italcable.
LAMPO: Servicio prestado por Italcable que garantizaba la entrega del telegrama en 15 minutos desde que había sido depositado. Iberoamérica de la empresa Compañía Italiana de Cables Telegráficos Submarinos.
Compañía Internacional de Radio Española, Radiar (CIRE): Sucesora de la Sociedad Anónima de Radio Argentina en 1952, su actividad consistía en la explotación, en virtud de acuerdos con compañías extranjeras, de los circuitos entre Madrid y Buenos Aires, Nueva York, La Habana, Río de Janeiro y Lima, además de los servicios de comunicación con barcos en alta mar.

Más sobre Italcable:

Web Atlantic Cable

Web Soft-graffiti.

Periodico ABC 6 diciembre 2017

Acerca de

Inquieto e interesado en casi todo...

Tagged with: , , , ,
Publicado en Empresas, Historia, Memoria del Trabajo, Opinión, Protagonistas, Radiotelegrafía, Telegrafía
3 comments on “1961. Nacionalización de los servicios de Italcable en España
  1. José María Romeo Lopez dice:

    José Ramón Muy bien, por el orden cronológico. Muchas gracias. Un abrazo. José María

    Enviado desde mi iPad

  2. José María Romeo Lopez dice:

    José Ramón Ayer había leído el acta de la reunión del Foro y me quedé fastidiado con las vueltas y revueltas sobre anécdotas, intrahistoria, etc. Luego apareciste tu con Itacable y además de contentarme y agradecértelo he pensado olvidarme del Foro y confiar en el Galápago, siempre pensé que era mejor. Para leerlo en el Foro hay que buscarlo, mientras que tu lo anuncias en el correo. Por favor sigue ayudándome. Un abrazo. José Maria

    Enviado desde mi iPad

    > El 29 feb 2020, a las 12:08, José María Romeo Lopez escribió: > > José Ramón > Muy bien, por el orden cronológico. Muchas gracias. > Un abrazo. > José María > > Enviado desde mi iPad >

  3. Carlos dice:

    Tengo un cajita con grabados y mapaz y regiones compañía italiana ,del cabo telegrafía,automárini no si tiene algún valor ya que su una historia.sobre la verrugas y tiempos de Natalia

Continua comentado...

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones.

Únete a otros 321 suscriptores
Síguenos en X
Todas las entradas