Si hojeáis viejas revistas americanas del primer tercio de siglo pasado, sin duda os toparéis con anuncios de la todopoderosa operadora AT&T que, en algunas épocas las inundaban todas, fuese cual fuese su temática, ocupando en las más ocasiones, lugares destacados como la misma contraportada. Confieso que me encanta encontrármelos.
Todos ellos tienen una estética muy cuidada, y una intencionalidad bien estudiada como bien apunta Javier G. Algarra en su trabajo “Cuando una industria se disfraza. Iconografía de la arquitectura telefónica” que citábamos en esta anterior entrada y que os animamos a consultar.
La campaña que da título a esta entrada «Weavers of Speech», apareció por primera vez en el número de diciembre de 1915 en la revista de la propia Bell System. Se apoya en una pintura originalmente realizada al oleo en blanco y negro por el pintor e ilustrador americano Thornton D. Skidmore (1884-1956) con el mismo título (al parecer inicialmente se empleó el de «Spinners of Speech», -hilanderas- cambiándose por el «tejedoras», venció el tápiz frente al hílo).
De manera clara ensalza el importante papel de la mujer, la operadora, la telefonista, la «tejedora de (las redes) de voz», en la industria de la telefonía del momento. La automatización de los equipos telefónicos era una reciente novedad que sólo se comenzaba a extender en las areas urbanas de las grandes ciudades. Las llamadas en el resto de poblaciones y, por supuesto, para la totalidad de las de Larga Distancia, precisaban la presencia de nuestra telefonista.
Treinta años después, en el invierno de 1946, el mismo tema es retomado en un articulo titulado «Memo to a Girl at a Swichtboard», aparecido en la propia Bell Telephone Magazine que editaba el Departamento de Información de la AT&T (Tomo XXV, pág. 254) escrito por Harold W. Stephens.
Esta «Carta a una telefonista» de 1946, -además de reproducir el cuadro de Skidmore- tiene dos partes diferenciadas.
En una primera se nos pinta una estampa navideña idealizando la figura de la chica de la centralita, la telefonista, como una moderna heroína protagonista de su tiempo. Esto hoy, setenta años después, es historia pero, dado que estamos en Navidad, reproducimos algunos de sus párrafos (en traducción libre), a modo de homenaje hacia aquella profesión que, sin duda tuvo que tirar de «vocación» y sacrificio en muchas ocasiones para cumplir con su labor.
Carta a una telefonista
¿Dónde estaba cuando llegó Navidad, Srta. Susie-la-de-la-Centralita? ¿Dónde cuando sonaron las campanadas de Año Nuevo? ¿Y durante los días de fiesta intermedios? Pregunté a sus amigos si la vieron. Uno la encontró en la calle, formando parte de la multitud de Navidad y Año Nuevo. Otro realizando una ronda de visitas navideñas, con los brazos cargados de regalos. Otro la vio en la iglesia. Otro la vio alejarse caminando, de la mano de un compañero de anchos hombros. Justo como debe ser, Susie. Haciendo lo que se hace en Navidad y Año Nuevo, y lo que -usted rabiosamente mujer de su tiempo- hace. Alerta y moderna, a ritmo con este nuevo año, 1947. Pero, digáme, ¿sus amigos lo vieron todo? – Un médico me dijo que no. “Hizo una llamada el día de Navidad. Fue una llamada importante, para una vida que pendía de un hilo”. – Un extraño dijo que no. “Él estaba a cientos de millas de su casa, solo a pesar de la alegría de su alrededor, pero a través del teléfono realizó una visita a su hogar”. – Y justamente, cuando sonaban las campanadas de Año Nuevo, alguien que necesitaba ayuda, cogió el teléfono.
Alguien maneja esas llamadas, Susie y mil más como ella.
En una segunda parte, H.W. Stephens se apasiona hasta el extremo, en una especie de espiral creciente guiándose de la interpretación del oleo, relacionando los avances de la humanidad, con la comunicación telefónica, a su vez fruto del esfuerzo histórico de la misma, en la que «ella» tiene el protagonismo central. Podeis ver una traducción del texto completo aquí.
El artículo ha sido objeto de estudio también recientemente, desde la óptica del encuadramiento del papel de la mujer frente al hombre en las empresas tecnológicas, en la tesis de Mary Zost de 2015 («Phantom of the Operator: Negotiating female gender identity in telephonic technology …..» pág. 17 y 18, en inglés).
El motivo de la pintura de Skidmore ha sido también ampliamente reproducido, ya coloreado, en formato posters y como motivo de decoración de piezas de vajillas y objetos de coleccionista que no os costará encontrar en la red.
Bonita entrada, sin duda estas mujeres fueron heroínas silenciosas de sus tiempos…
Me trae a la cabeza el papel que en el siglo pasado tuvieron en Bell Labs aquellas mujeres, que separadas del mundo del hardware (que quedaba reservado a los hombres), recibieron el encargo de programar los primeros ordenadores, ya que aquello era tarea para «oficinistas», y se conviritieron en las primeras programadoras de la historia, o de aquellas mujeres brillantes que tuvieron un papel primordial en la segunda guerra mundial desde las casitas de Bletchley Park…
un abrazo!
Efectivamente. Creo que el papel de la mujer en la sociedad «moderna» de hace un siglo fue como siempre, bastante más dificil que el reservado a los hombres…….y aún es un asunto en el que hay que trabajar.
Al margen de los personajes femeninos excepcionales de todos los tiempos, fueron estos nuevos empleos de la era industrial los que ayudaron de manera más masiva (nunca fácil) a conformar un nuevo tipo de identidad que permitiría a las mujeres, romper con el exclusivo papel como ama de casa, que tenía reservado hasta entonces.
Gracias por tu comentario.