Ya hemos hablado antes de los artículos publicados por Juan de Salas y Merlé en la revista «Anales de Mecánica y Electricidad» del ICAI. Allí se trataba de dar una panorámica general de las vicisitudes por las que pasó el servicio telefónico durante la guerra civil. En esta ocasión os presentamos la síntesis del trabajo publicado en los números de julio y noviembre de 1942 (tomo XIX, fascículos 4º y 6º, páginas 200-209 y 324-341). sobre el restablecimiento del servicio telefónico en el área de Bilbao. Ambos artículos completos, los tenéis disponibles en este enlace.
«Puede estar satisfecha la técnica telefónica española con la solución que adoptó y llevó a efecto en el caso especialísimo que queda reseñado y en medio de la escasez de materiales del momento en que tuvo que realizarla»
Se describen las razones y circunstancias en torno al proyecto e instalación y de una central semiautomática en Portugalete (Vizcaya).
Durante la toma de Bilbao en junio de 1937, por las tropas de Franco, el servicio telefónico quedó muy seriamente afectado. Tras ello, se planificó el montaje de una central semiautomática provisional en Portugalete que se puso en servicio en el otoño de 1938. Al menos hasta 1942, cuando se escribieron estos artículos, la central seguía funcionando correctamente.
Primero se describen los problemas que las acciones de guerra provocaron, segundo las condiciones fijadas a las soluciones planteadas y tercero el desarrollo de la instalación y montaje.
PROBLEMA PLANTEADO
El plan telefónico de Bilbao se diseño en 1926. Se trata de una estructura singular por lo alargado de su área urbana. Se articula en torno a dos centrales iniciales en los extremos más urbanizados y una tercera intermedia para atender el previsto crecimiento a quince años del plan, que no se había alcanzado aún en 1936, separadas por una distancia de cable de enlace de 16 km. Las centrales eran Bilbao/Buenos Aires y Bilbao/Las Arenas. Ambas con su área de servicio dividida en ambos márgenes del Nervión.
Apoyándose en esquemas y fotos, se describe la distribución de las áreas con el número de abonados en cada una. Igualmente se detalla el número de pares de los cables de enlace y las interconexiones interurbanas de Bilbao en aquella fecha.
De los 13.000 abonados existentes en 1936, unos 5900 eran automáticos y se repartían entre las dos centrales citadas, en sendos equipos Rotary tipo 7A, de los que se muestran fotos.
Continúa describiendo con todo detalle, los daños y desperfectos ocasionados en la salida de las tropas republicanas. Los daños fueron múltiples tanto en las instalaciones de interior como la planta externa. La central de Las Arenas fue la que más daño sufrió, al resultar incendiado el edificio y quemado el equipo automático. Sin embargo la central de Buenos Aires, construida en hormigón armado, resultó menos dañada, pudiéndose rehabilitar el servicio de una parte de su área, rápidamente.
Se detallan también, la voladura del puente de Vizcaya que afectó seriamente a las comunicaciones del área urbana de la central de Las Arenas, que quedó sin servicio en su totalidad y las características del incendio provocado en su equipo automático, que demuestran el conocimiento técnico que tenían sus causantes.
En las fotos que acompañan el artículo, se muestran los daños sufridos en los equipos, así como los destrozos en los puentes. Igualmente se incluye un esquema en el que se muestran las áreas afectadas por los destrozos y las zonas que se rehabilitaron rápidamente.
SOLUCIONES ADOPTADAS Y CONDICIONES QUE LES FUERON FIJADAS
Soluciones iniciales
Se refiere a las que se pudieron llevar a cabo de manera rápida para recuperar el máximo servicio posible.
Entre ellas se destacan:
- Puesta en marcha del equipo de Bilbao/Buenos Aires aislando los equipos y líneas averiadas.
- Desvío de las llamadas con destino a la central de Las Arenas, hacia un puesto de operadora que informaba de la imposibilidad de la comunicación.
- Simultáneamente se iniciaron los trabajos de empalme y reparación de los cables interurbanos y entre las centrales, e igualmente de los cables «exteriores» de las dos centrales.
- Con el tendido de hilos aéreos «cubiertos» se cruzó la ría en la zona de la central de Buenos Aires de forma provisional para dar servicio «a los teléfonos más importantes».
- Empleando los tramos de red en mejor estado, se habilitaron varios circuitos de enlace con Las Arenas, para su uso se instaló una posición de operadora manual en dicha central, después de retirar los escombros del incendio.
- Finalmente, para comunicar Las Arenas con el sector del margen izquierdo de la ría, se tendió un cable de 200 pares, entre los pilares del puente de Vizcaya que seguían en pie, esto se hizo a suficiente altura, como se puede ver en la fotografías que se incluyen en el artículo, para no entorpecer los posteriores trabajos de reconstrucción del puente, que no se completarían hasta 1941.
Con deficiencias y de manera reducida, con estas medidas, el servicio se extendió a toda la zona bilbaína en agosto de 1937.
Soluciones intermedias
En el caso de Bilbao/Buenos Aires las sucesivas reparaciones realizadas lo fueron de manera definitiva.
Sin embargo, en Bilbao/Las Arenas, fue precisó recurrir a soluciones temporales en tanto se proyectaba una solución global.
Para ello, se montó un cuadro manual de batería central de tres posiciones, para lo que hubo que reconvertir centralitas privadas por falta de material. Con esto se atendieron tres centenares y medio de líneas, que se complementaron con otras hasta alcanzar 635 líneas, a base de conectarlas a la central de Buenos Aires por aumento de su área de servicio o por conexión provisional de socorro, empleando los pares del cable de enlace entre centrales no necesarios en aquel momento para el tráfico de las líneas manuales.
Soluciones definitivas dentro de la situación de guerra
La falta de materiales y divisas hacía impensable la rehabilitación en plazo del equipo automático de la central de Las Arenas y del acceso a los abonados del margen izquierdo de la ría, en tanto no se reconstruyera el puente de Vizcaya.
Así las cosas, se fijaron las condiciones admisibles para conseguir reponer el servicio al máximo, cuya demanda aumentaba rápidamente dado lo industrial de la zona. Entre ellas, reducir al mínimo el empleo de pequeños elementos de repuesto del equipo, de manera que se pudieran solicitar a los suministradores y éstos pudieran fabricarlos fácilmente.
Para atender el abono del margen izquierdo, disponer un nuevo equipo de conmutación para atender aquella área de manera que, el cable de 200 pares colgado, fuera suficiente como enlace con el otro margen.
Este último equipo provisional dadas las circunstancias, no podía ser automático, y se planificó pensando en que en su momento bien su red fuera reconectada a Las Arenas, mediante el paso de cable por el puente de Vizcaya una vez reconstruido, o bien fuese el precursor de la tercera central de Bilbao según se preveía en el citado plan original.
Así las cosas, la central telefónica urbana semi-automática provisional de Bilbao/Portugalete, se instaló entre octubre y noviembre de 1938, y su funcionamiento básico era como sigue.
Los abonados de la margen izquierda de la ría correspondientes a la zona de Bilbao Las Arenas, recibían tono de marcar al descolgar, mediante una operación manual de la operadora en el cuadro semiautomático. Si el destino era un abonado de la otra margen o de la zona de Buenos Aires la llamada se cursaba de forma automática normal, como cualquier otro abonado de Las Arenas. Si por el contrario querían comunicar con otro número de la misma zona, identificados a cinco cifras en el millar 65 (que estaba libre y se empleó para este fin), al marcar dicho código, la llamada se encaminaba al cuadro semiautomático, donde la operadora al detectar la llamada, preguntaba «¿número?», estableciendo la conexión manualmente mediante cordón con el abonado llamado. Si estuviese ocupado le conectaba a una línea de tono de ocupado, sin mediar palabra.
Las llamadas entrantes desde el otro margen o de la zona de Buenos Aires, se trataban de la misma manera semiautomática descrita.
Con todo detalle, en otras 14 páginas y 10 esquemas, se describe el desarrollo del plan fijado con el que se consiguió reponer unas 1550 líneas, de las 2100 existentes en servicio en 1936. Así se describe la rehabilitación de una parte de central de Bilbao/Las Arenas, y la nueva central semiautomática de Portugalete, se enumeran las actividades realizadas, el origen de los elementos reutilizados (y prestados), la problemática de los suministros y de los inmuebles, etc. Igualmente se dedica amplio espacio a describir cada uno de los circuitos de enlace y especiales, así como otras adaptaciones eléctricas que fue necesario llevar a cabo.
Sin duda la minuciosidad de la descripción de los trabajos realizados, es de lectura obligada para los especialistas en los viejos equipos Rotary.
Finalmente, Salas termina con este apasionado elogio: «Puede estar satisfecha la técnica telefónica española con la solución que adoptó y llevó a efecto en el caso especialísimo que queda reseñado y en medio de la escasez de materiales del momento en que tuvo que realizarla».
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