La CTNE en 1933 (situación de derecho, situación de hecho) y los diarios de Manuel Azaña.

Uno de los documentos más citados en diferentes estudios sobre la historia de Telefónica es la monografía: CTNE, Situación de derecho en virtud de su contrato con el Estado. Situación de hecho por la obra realizada, publicada por la propia CTNE (actual Telefónica) en 1933, donde se analiza el intento por parte del Gobierno de Azaña durante la II República, en concreto en 1932, de anular el contrato entre el Estado y la CTNE.  Es un documento de una importancia histórica excepcional y, en efecto, es citado por, entre otros muchos, Angel Calvo en su obra Historia de Telefónica:1924-1975, de la que ya hicimos una reseña con acceso a la descarga completa de la obra. También nosotros hemos hecho referencia a este tema en anteriores entradas, por ejemplo La contabilidad y la CTNE 1924-1944. Otro trabajo muy interesante en el que también se trata este asunto es el de Antonio Martínez Ovejero  «Azaña versus Telefónica, los límites del poder«.

Portada del libro CTNE, Situación de derecho en virtud de su contrato con el Estado. Situación de hecho por la obra realizada. 1933. Fuente: edición facsímil de 1988.

El libro es muy relevante por dos motivos: primero porque durante la II República hubo un serio intento por parte de las autoridades de anular el contrato de 1924 al considerarlo ilegal, presentándose en Cortes un proyecto de Ley en dicho sentido, lo que tuvo reflejo en la opinión pública con un importante eco mediático; segundo, porque de las alegaciones de la CTNE se puede extraer trascendente información histórica de la propia Compañía. La CTNE ante la mala imagen que tenía en la opinión pública, principalmente por ser en realidad una empresa norteamericana y por las dudosa legalidad de la adjudicación de 1924 durante la Dictadura de Primo de Rivera, decidió publicar esta obra en defensa de sus intereses y de su buena imagen. En definitiva la CTNE intentó demostrar que la anulación del proyecto de Ley no se ajustaba a derecho y además se basó también en la labor realizada en cuanto al desarrollo del servicio telefónico en España. Ciertamente dicha labor fue magnífica, pero en realidad la anulación del proyecto de ley, y por tanto la continuidad del contrato entre el Estado y la CTNE, se debió a motivos políticos por las fuertes presiones de los Estados Unidos en defensa de sus intereses económicos, como veremos más adelante.

Bueno, pues la buena noticia es que disponemos de copia de archivo de dicho documento y lo dejamos aquí disponible por partes. El archivo que nos ha suministrado copia digital es el CDMH (Centro Documental de la Memoria Histórica) que preserva copia microfilmada de los fondos de la FNFF (Fundación Nacional Francisco Franco). (nota 1)

La obra se editó en 1933, incluyendo una parte denominada Resumen de la labor efectuada por la Compañía, que en realidad ya se publicó como folleto independiente en 1932 por la propia CTNE. Adicionalmente Telefónica reeditó en 1988 la obra en una edición facsimil. Está dividida en ocho partes, que son las siguientes:

1. Introducción.

2. Bases del contrato

3. Reglamento

4. Proyecto de Ley.

5. Alegaciones formuladas por la Compañía.

6. Discurso del Presidente del Consejo de Ministros, Azaña.

7. Resumen de la labor efectuada por la Compañía.

8. Comentarios de prensa.

A continuación sintetizamos el contenido con enlace a los documentos originales.

1. Introducción. Es una justificación del propósito de la obra, que evidentemente es defender el posicionamiento de la CTNE al respecto en defensa de sus intereses, lo que es totalmente lógico y legítimo.

2. Bases del contrato. En realidad es copia literal del Real Decreto de Concesión y Bases del Contrato entre el Estado y la CTNE , publicado en la antigua Gaceta de Madrid (equivalente al actual BOE), por lo que también podéis acceder al texto original aquí: Gaceta de Madrid núm. 241, de 28/08/1924, páginas 1051 a 1057

3. Reglamento (En realidad es copia literal del Real Decreto aprobando el Reglamento entre el Estado y la CTNE, también disponible en Gaceta de Madrid núm. 326, de 22/11/192, páginas 1091 a 1102.)

4. Proyecto de Ley. Este es el proyecto de Ley de anulación del contrato de la CTNE con el Estado, que no se llegó a tramitar. Aparece también en el Diario de Sesiones de las Cortes de la República, y podéis acceder al mismo aquí: Diario de Sesiones de las Cortes de la República, 10 dic 1931, apéndice 6, Proyecto de Ley  (nota2). El proyecto de Ley se basaba principalmente en la ilegalidad del contrato inicial, por no haberse desarrollado un concurso transparente entre las diferentes posibles adjudicatarias, y porque la creación de la CTNE como empresa nacional española fue en realidad una tapadera, ya que la propietaria a todos los efectos era la norteamericana ITT. De hecho la propia Ericsson España, que por entonces explotaba la Red Telefónica de Valencia y una de las aspirantes a la adjudicación, impugnó también el contrato de 1924, impugnación a la que renunció posteriormente al llegar a un acuerdo económico con la ITT. Igualmente, desde los responsables de la Red Telefónica de la Mancomunitat de Catalunya, se intentó impugnar el traspaso de su red a la de la CTNE, pero la situación de entonces de la Dictadura de Primo de Rivera, que disolvió la Mancomunitat, impidió la correspondiente tramitación.

Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes de la II República, 10 dic 1931, apéndice 6, Proyecto de Ley. Fuente https://app.congreso.es/est_sesiones

5. Alegaciones formuladas por la Compañía. Como el título indica es la relación de alegaciones de la propia CTNE, a cargo de uno de sus directores generales, Gumersindo Rico, para defender la anulación del proyecto de ley y, por tanto, continuar con el contrato original. La argumentación de Gumersindo Rico es sólida desde el punto de vista jurídico pero, al igual que el propio proyecto de ley, compleja como para resumirla aquí.

Gumersindo Rico, Director General de la CTNE y responsable de las alegaciones contra el Proyecto de Ley. Fuente: wikipedia

6. Discurso del Presidente del Consejo de Ministros, Azaña. Este es el famoso discurso Manuel Azaña, que también se puede consultar en el diario de sesiones ( Diario de Sesiones de las Cortes 6 dic 1932), en el que se cerraba el asunto para de esta forma no tramitar el proyecto de ley. Aunque en este libro de la CTNE no se hace referencia a los auténticos motivos del posicionamiento final de Azaña, en realidad estos fueron de índole política por las presiones de los Estados Unidos, como han demostrado varios historiadores (por ejemplo en el artículo mencionado anteriormente «Azaña versus Telefónica, los límites del poder», o por los libros de  Aurora Bosch Miedo a la Democracia. Estados Unidos ante la Segunda República y la guerra civil española (Crítica 2012) o de Joan Maria Thomàs Roosevelt y Franco: de la Guerra Civil Española a Pearl Harbor (EDHASA 2007 de los que hicimos una reseña en nuestra página de fuentes secundarias, y también  como se puede comprobar más adelante en las citas de los diarios personales de Azaña).

7. Resumen de la labor efectuada por la Compañía. En esta parte se sintetiza la labor de la CTNE en cuanto a la implantación y el desarrollo del servicio telefónico en España, desde 1924 hasta 1933.

CTNE, 1933. Situación de derecho en virtud de su contrato con el Estado. Situación de hecho por la obra realizada, página 221. Fuente: CDMH-FNFF

CTNE, 1933. Situación de derecho en virtud de su contrato con el Estado. Situación de hecho por la obra realizada, página 223. Fuente: CDMH-FNFF

8. Comentarios de prensa.  Esta parte de comentarios de prensa es de lo más interesante, aunque ciertamente refleja las noticias y artículos favorables a la CTNE, cuando en esos años también hubo serios ataques a la operadora, algunos en clave sensacionalista y otros más rigurosos.

El sumario de los artículos es el siguiente:

  • “Una disposición arbitraria. La expropiación de la Compañía Telefónica” Negocios, 1 enero 1932.
  • “El pleito telefónico” España económica y financiera, 2 enero 1932
  • “El servicio telefónico español en la parte que interesa al público” Gaceta Internacional, noviembre 1932
  • “El momento parlamentario. La obra revolucionaria y la obra constructiva en unas Cortes Constituyentes” Heraldo de Madrid, 24-11-1932
  • “El contrato de la Telefónica” , El Sol, 2-12-1932
  • “Un momento difícil. Hacia una solución satisfactoria” La Libertad, 2-12-1932
  • “Pentagrama político. Notas diplomáticas y otras notas”, Heraldo de Madrid, 3 de diciembre de 1932
  • “Ni pesimistas ni optimistas. Compás de espera”. La Libertad, 3-12-1932
  • “El contrato de la Telefónica”, Ahora, 4-12-1932
  • “Notas políticas. Negociación diplomática”. El Sol, 4-12-1932
  • “¿Qué sucede con el contrato de la Telefónica?” Heraldo Español, 5-12-1932
  • “Teléfonos y la política” Revista Financiera, 5-12-1932
  • “El asunto de la Telefónica. La actitud de los Estados Unidos”. La Libertad, 6-12-1932
  • “Por 184 votos contra 11, la Cámara acuerda que no ha lugar a deliberar sobre el asunto de la Telefónica. El Sr. Azaña recaba la confianza de las Cortes para resolver”. ABC, 7-12-1932
  • “El Gobierno recaba de las Cortes la Plena responsabilidad para la resolución del problema de la Telefónica ……” (Editorial) . Ahora, 7-12-1932
  • “La cuestión de la Telefónica. Desplazada de la Cámara”. La Libertad, 7-12-1932
  • “Elemental previsión. Sobre el debate de la Telefónica”. Luz, 7-12-1932
  • “Fuera del ambiente de pasión. El asunto de la Telefónica”. La Libertad, 8-12-1932
  • “El caso de la Telefónica. Hay que gobernar con más cordialidad y soltar ya el hacha de las manos”. El Tiempo, 10-12-1932
  • “Al margen de un debate. La Telefónica, el Gobierno y el verdadero interés nacional”, Mundo Financiero, 10-12-1932
  • “Lo internacional. Por un buen camino”. Vida Económica, 10-12-1932
  • “El contrato de la Telefónica”, Las Finanzas, 13-12-1932
  • “El asunto de la Telefónica”, Revista Financiera, 15-12-1932
  • “El asunto de la Telefónica”, El Economista, 17-12-1932
  • “la cuestión de la Telefónica”, La Gaceta de la Bolsa y la Propiedad, 20-12-1932 (reproducido por La Producción Nacional, El Financiero y la Cotización Española)
  • “Telégrafos y Teléfonos”, España Económica y Financiera”, 26-12-1932
  • “El caso de la Telefónica”, Revista Nacional de Economía, Noviembre-Diciembre 1931

«El momento parlamentario. La obra revolucionaria y la obra constructiva en unas Cortes Constituyentes», Heraldo de Madrid, 21 nov 1932. Fuente: http://hemerotecadigital.bne.es

Diario  La Libertad, 2-12-1932. Fuente http://prensahistorica.mcu.es

«Un momento difícil. Hacia una solución satisfactoria» La Libertad, 2-12-1932. Fuente http://prensahistorica.mcu.es

Adicionalmente hemos encontrado en el catálogo digital de la BNE (Biblioteca Nacional de España) un libro totalmente relacionado con el tema que nos ocupa. Se trata de una publicación en 1933 de la Dirección General de Telecomunicación bajo el título de «Informe emitido por la comisión de revisión de concesiones de servicios de telecomunicación». Podéis acceder al libro completo en la Biblioteca Digital Hispánica de la BNE en el siguiente enlace: acceso informe serv. telecomunicación, 1933. Incluye tres partes, y la tercera es la directamente relacionada con el tema de esta entrada:  » Estudio sobre posibles soluciones al problema nacional planteado con la concesión del monopolio del servicio telefónico» (págs. 109-271)

Portada de la monografía de la Dirección General de Telecomunicación de 1933. Fuente: Biblioteca Digital Hispánica de la BNE

Respecto a la no tramitación del proyecto de ley, que se resume en el famoso discurso de Azaña «No ha lugar», como ya hemos indicado, en realidad no se debió a asuntos tanto de la obra realizada por la CTNE como a la legalidad del contrato de 1924, si no que fue por motivos políticos, por las fuertes presiones de los Estados Unidos, llegando a intervenir de forma directa el Secretario de Estado (el equivalente al Ministro de Asuntos Exteriores). Evidentemente, el libro de la CTNE pretendía reflejar lo contrario mediante la publicación de las alegaciones de la Compañía y del resumen de mejoras en la red, haciendo ver que la resolución favorable a sus intereses fue exclusivamente por motivos técnicos y jurídicos. Por supuesto la mejora fue real y el trabajo de CTNE e ITT magnífico, lo que por otra parte era una obligación según el contrato inicial de 1924, pero la realidad de los hechos fue que el Gobierno de Azaña renunció a la anulación del contrato por las posibles represalias económicas de los Estados Unidos, como se demuestra en el artículo «Azaña versus Telefónica, los límites del poder» y como se puede comprobar en los propios diarios de Azaña de esos años, donde no hay lugar a dudas sobre el auténtico motivo de la no tramitación del proyecto de Ley.

Portada del libro Manuel Azaña. Diarios, 1932-1933 Los cuadernos robados, Editorial Crítica, Barcelona, 1997. Colección particular Pablo Soler

Podéis acceder a la selección de las páginas completas del libro donde se hace referencia al caso Telefónica aquí: Selección páginas Diarios de Azaña. (Manuel Azaña. Diarios, 1932-1933, Los cuadernos robados, Editorial Crítica, Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1997, Introducción de Santos Juliá,  páginas 2-3, 53- 54, 75, 77-82, 87-94. Agradecemos a la Editorial Crítica su autorización expresa para ubicar aquí la selección de estas páginas).

Además, a continuación os mostramos una selección de los párrafos más significativos (donde el destacado en negrita es nuestro y entre corchetes hacemos alguna aclaración).

29 nov 1932 (pág. 75)

En las Cortes, llamo a Sánchez Covisa, presidente de la comisión que ha de dictaminar en lo de la Telefónica. Le entero de lo que pasa con los Estados Unidos y le doy algunas instrucciones para ver cómo está la comisión y si se puede esperar que proceda con tino y prudencia. Sánchez Covisa comprende la gravedad de la situación y se pone a disposición del Gobierno.

30 noviembre 1932 (págs. 77, 78 y 79)

Zulueta [el ministro de Estado del Gobierno Azaña, es decir Ministro de Asuntos Exteriores] viene a contarme las últimas impresiones sobre el asunto de la Telefónica. Ayer tarde, el ministro consejero de la embajada de los Estados Unidos fue llamado al ministerio de Estado.

También ha venido el comandante Vidal, delegado del ministerio de la Guerra en la Telefónica. Me cuenta una cosa que me deja maravillado, si es que puede uno maravillarse de algo. En el Consejo de ayer se habló de la posibilidad de un arbitraje, para resolver la cuestión con los Estados Unidos. Pues bien: ya lo saben en la Telefónica; y dicen los yankis que aceptarían un arbitraje para decidir sobre la legalidad del contrato, aunque no para decidir si el asunto es de orden interior de España.

Por la tarde, en las Cortes, ha venido Lerroux a mi despacho. Le cuento de pe a pa todo cuanto sucede. Se pone pálido. Le hago saber que el Gobierno y el Presidente de la República conocen el paso que doy. Lerroux, en el curso de mi relato, me ha interrumpido una vez, para decirme, a propósito de las represalias comerciales de Norteamérica: “Y entonces nos chillarán nuestros exportadores”. En resumen, su disposición es de absoluta conformidad con lo que el Gobierno proponga.

[…]

Todavía tengo que recibir varias comisiones y visitas, y vengo al ministerio con Ramos. A su hora ha llegado Maura. Le explico la tramitación del asunto, desde el día que recibí la carta del embajador. Maura sabe de esto —lo advierte en seguida— tanto como yo, si no más.

Maura me dice que en este asunto no puede haber otra solución que la que proponga el Gobierno, y él la apoyará en el Congreso. Insiste en lo que me propuso: que el Gobierno se adelante a dictar un decreto denunciando el contrato con la Telefónica y sometiéndolo a revisión, para llevarlo después a las Cortes. […] Discutimos largamente, y se ofrece a explorar el ánimo de la Compañía, hablando con Rico y Rock. [ Rico es Gumersindo Rico, Director General de Telefónica y el responsable de las alegaciones contra el proyecto de Ley. Rock es Logan N. Rock, vicepresidente por entonces de la ITT y de la CTNE)  Le digo que hable, pero no como de parte del Gobierno, y sin dar seguridades de que se aceptaría por nosotros la fórmula que él propone. Hemos hablado mucho, y entre otras cosas me ha hecho una defensa de la Telefónica, y de la conveniencia de dejarnos “fecundar” por el capital extranjero. “Los yankis – dice – no iban a venir a trabajar en España para ganar un seis por ciento».

Poco le ha faltado para decirme que el contrato es bueno; no lo ha dicho, es verdad; le parecen mal las cláusulas más escandalosas.

1 diciembre 1932 (pág. 80)

A las cuatro y media, Maura viene a verme al ministerio. Esta mañana, en su casa, conversación con Rico, Rock y el ministro consejero de la embajada de los Estados Unidos. Tres horas han estado discutiendo. El ministro consejero se oponía a que el Gobierno ni las Cortes tomen ninguna medida para la caducidad, denuncia y revisión. Me asegura Maura que el Gobierno de Washington ha prohibido a la Compañía Telefónica que trate sola con el Gobierno español. Que los ministros americanos están»muy soliviantados y nerviosos». Que no está menos impertinente el embajador; que están irritados por la tardanza en contestar a la nota [..] Que Rock ha hablado directamente con el Gobierno de Washington (luego ha dicho que mediante Proctor) y que aceptan lo que Maura llamaba su solución, pero eliminando la palabra denuncia; etcétera. Quedamos en que más tarde me comunicará las últimas noticias que reciba, acerca de la disposición del Gobierno americano. Esta conversación, a medida que ha pasado tiempo, me ha hecho peor impresión: parece que Maura quiere envolverme y manejarme, y la defensa que anoche hizo de la ocupación de España por el capital extranjero vuelve a mi memoria.

[…]

Por su parte Emilio Herrero, jefe del gabinete de prensa del Presidente de la República, anda diciendo por ahí que hay una nota de protesta de los Estados Unidos.

2 diciembre (pág. 82)

Contra lo que pudiera creerse, Prieto [suponemos que es el dirigente socialista Indalecio Prieto] se ha mostrado favorable a transigir, aceptando que se negocie la revisión del contrato con la Telefónica. Califica duramente la conducta del Gobierno norteamericano, pero no cree posible afrontar una ruptura. Fernando de los Ríos viene a decir lo mismo en substancia, insistiendo mucho en que tales son los métodos de la política de los yankis. Garner ha examinado la cuestión jurídicamente, probando con facilidad cuán fuerte sería nuestra posición, si hubiéramos de ventilar el caso como un pleito; acepta que se negocie, procurando sacar las mayores ventajas posibles en la revisión. Domingo se ha limitado a decir que estaba conforme con Prieto, porque no hay opción. Zulueta, partidario de negociar la revisión del contrato, ha hecho algunas salvedades respecto de lo que hoy es la extensión e invulnerabilidad de lo que se llama soberanía de los Estados, sometida a tantas limitaciones por el entrelazamiento de los intereses de unos pueblos a otros. Giral, conforme. Albornoz ha ofrecido alguna resistencia, estimando que la nota americana es brutal, y atropella la dignidad de España; parecía opinar que se rechazase la reclamación de los yankis. “Entonces -le he preguntado- ¿usted vota porque se vaya a la ruptura?» No ha contestado resueltamente, y no ha hecho sino balbucir palabras dudosas. Casares era el más opuesto a aceptar la negociación y el acuerdo para revisar el contrato. Cree que en la revisión nos estrellaremos, o tendremos que aceptar entonces las pretensiones de los yankis o ir al rompimiento, con todas sus consecuencias, que ahora pretendemos evitar.

[…]

Añadí que, en su función propia, el Gobierno debía esforzarse en llegar a un acuerdo sobre la respuesta a la nota del embajador; pero que si no llegábamos, no tenía otra cosa que hacer sino llevarle al Presidente de la República la dimisión.

3 diciembre 1932 (págs. 87 y 88)

Llega Zulueta. Ha tenido respuesta del embajador de los Estados Unidos. Es una carta bastante fría, acusando recibo de nuestra nota, la cual va a transmitir a su Gobierno, y mientras no reciba instrucciones, su actitud “sigue siendo la misma” Zulueta está mal impresionado. Y pregunta qué se hace.

Ha pensado hablar con nuestro embajador en Washington, y lo tiene llamado al teléfono. Como son cerca de las nueve, todavía en Washington es hora de que el embajador vea al secretario de Estado. Se trata de darle instrucciones para que explique amistosamente el contenido de nuestra respuesta […] porque el embajador yanki en Madrid, además de torpe, es monárquico (!), católico, y nos mira con antipatía y prevención; por lo cual es probable que no haga nada para facilitar la solución. Zulueta propone que por nuestro embajador se haga notar al gobierno de Washington que no se ha producido ningún hecho nuevo, desde la presentación del proyecto de ley, que justifique las alarmas de aquel gobiemo; y que el de España está actuando para proceder a una revisión del contrato, sin propósitos de confiscación, que es en el fondo lo que piden; y que hemos de contar con el Parlamento y la opinión pública. Pensaba Zulueta que este se telegrafiase en cifra al embajador, […] pero, además de exigir más tiempo y acarrear una tardanza (mañana es domingo), que pudiera sermos perjudicial, el telegrama es demasiado escueto y constituiría un documento innecesario; hacen preferible una conversación telefónica. La conversación telefónica la oirá la Compañía y la tomará taquigráficamente. Pero lo que vamos a decir al Gobierno americano, dice Zulueta, no hay inconveniente en que lo sepa también la Compañía. Hay un punto que Zulueta no sabe dónde poner, si en el telegrama o en la conferencia telefónica; es aquel en que se diga que con la revisión, aprobada después por las Cortes, la Compañía tendrá una situación legal que hoy no tiene, y por lo tanto le conviene facilitar la solución.

4 diciembre (págs. 88 y 89)

En estas llega el comandante Vidal, delegado del ministerio en la Telefónica. Está muy impresionado por lo que le ha dicho Rico (el cual Rico me manda a decir que si yo quiero dimitirá el cargo de director de la Compañía); parece ser que mañana el secretario de Estado de Washington dará una nota a la prensa en extremo brutal, diciendo que le tiene sin cuidado lo que las Cortes y el Gobierno español acuerden, etcétera. La respuesta del Gobierno ha sentado muy mal. ¿Qué esperarían? Se juntan aquí, además de la política del dólar, la torpeza de los representantes americanos.

[…]

«No es la Telefónica: es el propio Gobierno americano el que toma la ofensiva.» Tal dicen sus diplomáticos.

[…]

A las diez y media, me llama Vidal por teléfono. Ha hablado con Rico, el cual le ha dicho que haciendo lo que yo indico quedaría resuelta la dificultad.

Hay en Madrid alguien empeñado en empeorar la situación. Aznar, director del Sol, conoció la nota del Gobierno español la misma tarde en que se entregó . Y le contaron, atribuyendo el relato al embajador, que la entrevista de éste con Zulueta había sido muy violenta, que el embajador descargó un puñetazo sobre la mesa, y que dijo que España es un país necesitado de tutela. Todo es falso. Pero dice Aznar que estos rumores los acoge y pone en circulación algún político de mucha cuenta.

[…]

Vidal tiene la impresión de que la embajada y el Gobierno norteamericanos han ido más allá de lo que la propia Compañía Telefónica esperaba y deseaba. Yo creo que se equivoca.

5 diciembre (págs. 89 y 90)

No he salido en todo el día. Por la mañana recibí a Zulueta. Por teléfono me había dicho que sus impresiones eran malas y que llamaba al embajador.

Después despacho con Masquelet, y cuando estamos en ello llega Zulueta. Trae la cara triste. Me exhibe la nota americana que ha recibido esta tarde. Es, por lo visto, la que sustituye a la que pensaban presentar esta mañana. Es muy breve, y se limita a decir que el Gobierno de Washington no ha encontrado en nuestra nota nada que altere su posición anterior. Zulueta hace muchos comentarios, le da muchas vueltas, está muy indeciso. Cuando termina le digo:  –Mire usted: la única respuesta que tiene esta nota, no es hablar, sino hacer. Puesto que el Gobierno, unánime, ha acordado conversar con la Telefónica para revisar el contrato, y así se lo dábamos a entender en la nota (aunque parece que no lo han entendido) vamos desde luego a conversar. Decíamos en la nota que el Gobierno encauzaría el asunto: pues encaucémoslo, en vez de andar tergiversando textos ambiguos. Mañana propondrá al Consejo que se notifique oficialmente a la Telefónica que el Gobierno va a revisar el contrato, y que la Compañía designe las personas que han de representarla. Si el Consejo aprueba, se lo notificará a la Compañía, y pasado mañana usted puede contestar al yanki que, según decíamos en nuestra primera nota, el Gobierno ya está encauzando el asunto hacía su solución.

6 diciembre (págs. 91 y 92)

Consejo de ministros. He citado más temprano, porque tenemos el mochuelo del proyecto de Tribunal de Garantías sin acabar. […]

Después, la Telefónica. Informe de la situación, y leo los telegramas del embajador de España en Washington, transmitiendo las noticias allí recogidas, y la nota dada a la prensa por el secretario de Estado. Resulta que este tío no se ha enterado aún de que la presentación del proyecto de ley sobre la Telefónica es de fines de 1931, muy anterior a la ley de 20 de noviembre de 1932, sobre revisión de contratos de Telecomunicaciones, y discurre como si aquella ley pudiera aprobarse mañana. […]

El Consejo de ministros ha aceptado sin discusión mi punto de vista, y allí mismo se ha acordado llamar al director de la Telefónica, para comunicarle el comienzo de la reunión. Por la tarde ha venido Rico, director de la Telefónica. Es un asturiano hablador. En su difícil situación, hace muchas protestas de adhesión a la República y al Gobierno, etcétera. Sobre esto le doy poca conversación. Le comunico lo resuelto, y dice que así se arreglará todo. —Se arreglara —le digo— si están ustedes dispuestos a ser razonables. Me cuenta que las declaraciones de Sánchez Román en El Sol han irritado al embajador, aunque el propio Sánchez Román le haya dicho lo contrario a Maura.

Esta es una cuestión de poder —le digo a Rico—, de poder económico y político. Si yo tuviera mil millones, o quince acorazados en El Ferrol, se resolvería de otro modo.

– Aun en tal caso, no podrían ustedes dar el servicio.

– Ese problema es otro. Ya veríamos lo que se hacía. Lo importante es lo primero.

Durante la conversación, y oyendo algunas observaciones mías, Rico se ha ruborizado más de una vez.

En las Cortes, Besteiro me da cuenta de una proposición incidental firmada por Botella, Balbontín, etcétera (y por unos cuantos radicales, “para autorizar la lectura”) pidiendo que se declare urgente la aprobación del proyecto sobre la Telefónica, y otras cosas más. No lo han pedido en un año, y lo piden hoy, cuando saben que más daño pueden hacer. Le digo a Besteiro que el Gobierno estaba resuelto a pedir a las Cortes que se aplazara toda discusión sobre el asunto; y en vista de esta proposición, hablaré para oponerme a ella. Viene Maura a verme y me propone que se haga una “de no ha lugar a deliberar”, para que pueda votarse. Así lo convenimos. Luego llamo a Martínez de Velasco y a Iranzo, representantes de dos grupos parlamentarios, y les doy la misma información que a los demás. Ambos aprueban la conducta del Gobierno. En el salón discuten el presupuesto de Marina. Cuando yo llego, se suspende la discusión, se lee la proposición de Botella y después la otra. Botella, Balbontín y algún otro escandalizan. Pronuncio un breve discurso, y sin más trámites se aprueba la proposición de no ha lugar».

Durante el comienzo de la votación, los diputados disconformes gritan e insultan al Gobierno. Balbontín nos llama traidores, y Carner se indigna, quiere salir del banco para irse sobre Balbontín, y Casares y Ramos lo sujetan. Balbontín ha increpado a la minoría radical, que se encrespa contra él. Lerroux le llama mamarracho. Dos diputados radicales van a situarse en el escaño detrás de Balbontín, y el afectado furor de este idiota cesa como por encanto. La sesión ha terminado inmediatamente.


Nota 1 : Siempre pedimos autorización a los archivos que nos han proporcionando copias digitales para colgar aquí los respectivos documentos (¡lo que en ningún caso es es barato!) y en este caso así lo hicimos al CDMH. Nos contestaron que como el archivo original no es suyo, teníamos que dirigirnos a la FNFF para solicitar el correspondiente permiso. Así lo hicimos, pero como no hemos obtenido respuesta, interpretamos el silencio administrativo como aquiescencia, en beneficio de nuestro lectores que pueden acceder así directamente a la información original. Por otra parte este libro se encuentra disponible en la Biblioteca de la ETSIT de la UPM y en la BNE, pero no en versión digitalizada.

Nota 2 : Al contrario que en el caso del BOE, donde el enlace al documento lo es al repositorio original, en el caso de los Diarios de Sesiones de las Cortes, en dicho acceso no hay un enlace directo al documento, si no que es resultado de una búsqueda algo compleja, por lo que os dejamos aquí disponible desde nuestro repositorio. La búsqueda la podéis realizar en la siguiente página web https://app.congreso.es/est_sesiones/,  se selecciona Legislatura 1931-1933. Cortes Constituyentes, y luego se hace la búsqueda por años. Dicha búsqueda proporciona relación de imágenes y posibilidad de descarga de las mismas, pero no mediante un enlace URL público, o por lo menos nosotros no lo hemos sabido localizar, además la búsqueda es ciertamente complicadilla. Por este motivo una vez conseguido el documento hemos decidido ubicarlo en nuestro repositorio, para mayor comodidad de los lectores, pero como tiene marca de agua («Publicación del Congreso de los Diputados») consideramos que respetamos los derechos relativos al origen del documento.

 

 

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Publicado en Economía, Empresas, Historia, Protagonistas, Telefonía
2 comments on “La CTNE en 1933 (situación de derecho, situación de hecho) y los diarios de Manuel Azaña.
  1. alicantecuenca dice:

    genio y figura hasta en la sepultura, aqui.el que vale vale el que no a la carpinteria que San pedro necesita aprendices. paco

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