En el mes de Noviembre 2016, el Foro Histórico de las Telecomunicaciones celebró una Jornada dedicada a los Museos de las Telecomunicaciones en España. El vídeo de la sesión completa y la documentación asociada la podéis encontrar en este enlace de la web del Foro.
Con la excusa de dejar constancia aquí de dicho evento, destacamos algunas reflexiones en relación con el tema, de entre las que se expusieron en el mismo, en torno al “Museo Global de las Telecomunicaciones Españolas” que… no tenemos.
Y no lo tenemos, a pesar de que sin duda sería una buena idea.
“Los museos son custodios y guardianes de objetos únicos cargados de conocimiento” (Ana Ribera en culturacientifica.com)
¡Pero…no solo!
Un museo especializado debe ser, además de una entidad encargada de preservar el patrimonio histórico material y documental relacionado, un lugar de encuentro de investigadores y estudiosos, que incluya un archivo de referencia con la documentación histórica de las empresas del sector. Un centro promotor de la difusión y divulgación del conocimiento relacionado, integrado en el entorno académico, abierto a la participación y a la colaboración con los agentes sociales, “global” y además independiente y con un buen conjunto de empresas y entidades promotoras y una entusiasta “asociación de amigos del museo”.
Obviamente no tenemos este museo (aún) y a pesar de ser un tema complejo, en el que sin duda influyen muchas circunstancias, algunas de las cuales sin duda se nos escaparan, relacionamos algunas que en mayor o menor medida, se dan en torno al patrimonio de las telecomunicaciones en nuestro país:
- En teoría, “sólo apenas” algo más de siglo y medio de historia de las telecomunicaciones parece que debiera ser, en términos comparativos, poco tiempo como para que, en general, se tome conciencia de que dicho patrimonio ya debe ser objeto (sujeto) de cuidado y conservación.
- El ritmo de evolución de las tecnologías y técnicas en el sector, es (y siempre ha sido) muy acelerado y con una muy alta tasa de obsolescencia, sustitución y abandono y todo ello en una “sociedad de consumo” en dónde la práctica del “usar y tirar” aumenta la insensibilización y por tanto, el riesgo de que se produzcan “pérdidas irreparables”.
- Por otra parte, la variedad y heterogeneidad de los elementos a conservar: equipos, sistemas, infraestructuras y redes y también empresas y regulaciones… complica la tarea.
- Además, las singularidades del caso español, con una única empresa “privada” en régimen de monopolio, en vez de los “PTT” como es el caso de otras administraciones europeas, y después, el cambio en el modelo del mercado, con la “competencia” frente al “monopolio”, las titularidades privadas frente a las públicas, han dificultado –salvo significativas excepciones- la aparición de iniciativas altruistas (no lucrativas) que promuevan la protección del patrimonio histórico relacionado. Esto con especial impacto, en la conservación y accesibilidad a los archivos de las empresas, fundamentales como fuente para la investigación histórica.
- En este “ambiente” la iniciativa de la Administración no es exactamente la que nos gustaría, (aunque hay que mencionar el caso de los Museos Nacionales de Ciencia y Tecnología, La Sociedad Estatal Correos y Telégrafos, las iniciativas universitarias, las del Ministerio de Defensa, además del Instituto del Patrimonio Cultural de España IPCE).
Por otra parte están las iniciativas privadas y de las empresas, organizada en Fundaciones y Asociaciones varias y que no son abundantes. Ver relación de Museos y Colecciones aquí.
- La iniciativa privada, que si bien en general, alcanza el éxito al menos durante un primer periodo de tiempo, rara vez tiene asegurada su continuidad en las condiciones adecuadas, (“perdiéndose” o “desfigurándose” al desaparecer sus fundadores). En esta situación de riesgo, se encuentran actualmente algunos de los museos, como MUDITEL, el museo didáctico de las telecomunicaciones de La Coruña, (que añade un gran valor “pedagógico” al mantener operativos e interconectados todos los equipos expuestos), o el Museo de Canena en Jaén (con problemas para asegurar el mantenimiento de los equipos en funcionamiento), o las colecciones particulares como la “Colección FB” de maquinas parlantes, o la colección Castellanos (telegrafista ya fallecido) y otros.
- Tampoco las iniciativas empresariales tienen asegurada la supervivencia más allá de la de su propio impulsor, o no se libran de las reformas y cambios en la dirección u orientación de la empresa matriz (véase el caso de las maquetas del hall de la antigua fábrica de Alcatel (antes Standard Eléctrica) en Villaverde (Madrid) o el propio museo de Telefónica en la sede de Gran Vía, que fue reducido drásticamente tras una reforma,….).
- Y las administraciones, que cada vez más parece que necesiten tener un plan de negocio con beneficios asegurados, para poder acometer un nuevo proyecto. Y donde no hay “negocio” … rara vez hay “presupuesto”.
En fin, un panorama con interesantes “luces” pero con serias “sombras” que hasta el momento no ha facilitado suficientemente la generación de iniciativas y la aparición de “mecenas” generosamente dispuestos a ponerse “manos a la obra”.
No obstante mientras llega ese momento, desde aquí, seguiremos dispuestos a mantener “la llama viva” y animando el “parqué» con la difusión del conocimiento de todo lo que, relacionado con la historia de las telecomunicaciones españolas, caiga en nuestras manos.
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