Abril de 1982, un momento crítico para Telefónica: el atentado de ETA en la central de Madrid/Ríos Rosas


Por Ernesto López Naveiras (*)

Siguiendo con colaboraciones de profesionales de las telecomunicaciones, os dejamos aquí un trabajo excepcional de nuestro amigo Ernesto López Naveiras sobre un hecho fundamental para la historia de Telefónica, como fue el atentado de la banda terrorista ETA contra el edificio de la central madrileña de Ríos Rosas el 18 de abril de 1982 y los trabajos de días sucesivos para restablecer los servicios de telecomunicaciones afectados. La importancia de la central y el enorme poder destructivo de las explosiones implicó que se vieran afectaron los servicios a nivel nacional, ya que el edificio congregaba centrales telefónicas de tráfico nacional e internacional, así como los equipos de la Red Especial de Transmisión de Datos. Precisamente el relato de Ernesto se centra en este último aspecto, por ser el encargado de dichos equipos, aunque cita también el primero. Por lo tanto, esperamos en un futuro dar cuenta también de estos hechos referidos a la parte de la Red Telefónica, ya que el impacto fue más allá del mero restablecimiento del servicio, al implicar un cambio trascendental en la Planificación de la Red en cuanto al tránsito nacional e internacional. Fue un acontecimiento que trascendió los aspectos puramente técnicos, como dieron cuenta los medios de comunicación de esos días por el intento de ETA de poner en jaque al Estado español atacando a sus infraestructuras básicas. En efecto, fue un acontecimiento triste y doloroso, pero también sirvió para poner en valor el excepcional trabajo y profesionalidad de los técnicos de Telefónica en los días siguientes para restablecer los servicios.
El trabajo de Ernesto, de gran calidad técnica, se completa con el testimonio personal de tres de sus protagonistas, el de él mismo y otros dos compañeros también responsables de equipos: Ramón Recio Ferreras
y José Luis Rodríguez Rubiales

Recuerdos de un momento que puso a prueba la capacidad de una empresa y un país para recuperar la normalidad del servicio de la Red Especial de Transmisión de Datos, alterada por un grave atentado terrorista de ETA el 18 de abril de 1982.


EL EDIFICIO DE LA CENTRAL TELEFÓNICA DE RÍOS ROSAS

Entre las muchas tareas profesionales que realicé en la madrileña central telefónica de Ríos Rosas, hay una que me quedó en el recuerdo por la enorme exigencia que imponían los suministradores de los equipos informáticos a instalar en el Centro Telemático. Se trataba de comprobar la malla de tierras instalada en la planta más profunda (-3) del edificio para proceder a su aceptación y que sería específica para los equipos de la RETD (Red Especial de Transmisión de Datos).

Era, posiblemente, el edificio de Ríos Rosas el más grande de que disponía la entonces Compañía Telefónica Nacional de España, inaugurado en 1977 tras tres años de trabajos, pensado para instalar en él equipos telefónicos diversos y oficinas administrativas, siendo además la sede de la Dirección Regional de Madrid.

Construido para soportar cargas elevadas en sus plantas, que tenían 5m. de altura, por las características de los equipos a instalar. El frente del edificio era de 135 metros de fachada a la calle Ríos Rosas, una superficie construida de 35.000 m2, disponiendo de cuatro plantas en la mitad del edificio y cinco en la otra mitad, con tres plantas subterráneas. Por razones de tipo constructivo el edificio se realizó en cuatro módulos independientes. El acceso a las diferentes dependencias se realizaba por dos puertas, la A y la B, situadas en el frente que daba a la calle Ríos Rosas, siendo el número 26 de dicha calle.


LOS SERVICIOS TELEFÓNICOS INSTALADOS EN RÍOS ROSAS

La central se concibió para instalar en ella la planta telefónica que soportaría el crecimiento que estaba experimentando la Red Telefónica en general, la nueva Red de Datos y los nuevos servicios que en ambas redes se estaban desarrollando como consecuencia de la demanda que el comercio, industria y sociedad requería. La central de Ríos Rosas disponía, por estas razones, de una amplia variedad de equipos distribuidos por sus plantas que aseguraban la calidad de los servicios y permitían el crecimiento necesario para atender la demanda.

En las plantas primera y segunda se encontraban las oficinas y la Dirección Regional de Madrid.

En la planta tercera estaban instalados los equipos de la Red Especial de Transmisión de Datos (RETD), consistentes en dos Centros de Conmutación y Retransmisión (CCR) y varios Concentradores (C), con todos los bastidores de módems que requerían los circuitos de enlaces y líneas de clientes conectados a la red, y el Servicio Público de Conmutación de Mensajes (SPCM), que utilizaba un ordenador Univac 1160 con múltiples unidades de periféricos: discos, módulos de comunicaciones y otras.

En la planta cuarta se encontraban los equipos de conmutación de la Red Telefónica Interurbana e Internacional que daban servicio distribuyendo el tráfico de entrada y salida de Madrid hacia el resto de España.

En la quinta se ubicaban los equipos de transmisión que soportaban los enlaces de unión para el establecimiento de las comunicaciones con el resto de España y pueblos de la provincia.

Se disponía también en Ríos Rosas de un importante y necesario equipo de alimentación para los equipos telefónicos y además equipos instalados en las plantas alimentados en corriente continua y corriente alterna compuestos por: grupos electrógenos, baterías, cuadros de distribución de la fuerza, equipos de aire acondicionado y un depósito de gasoil con una capacidad de 50.000 litros para alimentación de los grupos electrógenos, para que en el caso de producirse un corte del suministro de energía del exterior garantizaran la autonomía de funcionamiento de los servicios soportados en el edificio.

El conjunto de las plantas mencionadas, junto con los equipos en ellas instalados y los grupos de técnicos que las conservaban, daban a la central de Ríos Rosas un carácter destacado en el conjunto de las centrales de la Red Telefónica Nacional, en el que destacaba la planta dedicada a los equipos de la RETD. Más adelante se verá, al tratar los sucesos ocurridos como consecuencia del atentado de ETA, la importancia de esta planta, con las impresionantes imágenes de que disponemos, que nos muestran la magnitud del desastre y la imagen real de lo que fue y significó el trabajo realizado por un grupo de personas comprometidas en un proyecto de futuro que nos llevó a ser la PRIMERA RED PÚBLICA DE DATOS DEL MUNDO.


LA RED ESPECIAL DE TRANSMISIÓN DE DATOS (RETD) A PRINCIPIOS DEL AÑO 1982

En 1982 el desarrollo de la Red Pública de Datos se encontraba en un momento en el que se presagiaba un futuro prometedor. Habían pasado ya las etapas iniciales en las que con gran acierto se adopta la tecnología de conmutación de paquetes, desechando la conmutación de circuitos utilizada en la red telefónica, se dispone que será una red de datos pública y se trabaja con ordenadores de propósito general adaptados para conectar a ellos líneas de datos y telegráficas de los clientes.

Es difícil entender cómo en un país con una industria dependiente, en gran medida, del exterior para su desarrollo y una economía no exenta de precariedad, un pequeño grupo de personas de una empresa dedicada a las comunicaciones pone en pie un proyecto de futuro, con tecnologías de vanguardia, desafiando a las grandes empresas de las tecnologías de las telecomunicaciones del momento.

En el proyecto, que responde en un primer momento a la denominación de Red Especial de Datos (RETD) y más tarde Red IBERPAC, se integran, en un esfuerzo común, las entidades a las cuales beneficiaría la red, los bancos encabezados por Banesto, las industrias del ramo de las telecomunicaciones: Secoinsa, Sytre, Amper y Telefónica con la creación de la División de Informática. Cuando se define la escuela ideal, siempre se habla de que en ella deben integrarse: alumnos, profesores, familia y Estado. Se puede asegurar que en el desarrollo de la red IBERPAC también se dieron las condiciones ideales de amplia participación para conseguir garantizar el éxito que realmente se produjo. Las cifras asociadas al informe anual de Telefónica de 1981 muestran el enorme crecimiento experimentado referido a la planta instalada de la RETD, número de circuitos conectados y tráfico cursado. En el siguiente cuadro se pueden ver los valores alcanzados:

Las tres redes de telecomunicaciones y su interconexión. (Folleto comercial de Telefónica, 1982).

Entre los muchos servicios que la RETD/IBERPAC soportaba destacaba la unión de las tres redes de comunicaciones que tal como se muestra en la figura la red IBERPAC hizo posible.

LA PLANTILLA DE LOS CENTROS TELEMÁTICOS

A la altura del año 2022, en el que la evolución tecnológica experimentada por el mundo de las telecomunicaciones ha cambiado por completo la forma de trabajar y de relacionarse en el mundo laboral, las herramientas con las que se trabaja actualmente y el conocimiento de la planta que hay que operar y conservar, creo conveniente recoger en unos párrafos las particularidades de la plantilla de los centros de la RETD en los años 1970 y 1980 y cómo era el día a día en el centro telemático de Ríos Rosas.

Todos los que llevábamos años trabajando en Telefónica en la especialidad de Transmisión, conocíamos la importancia que estaban adquiriendo los circuitos de datos como servicio de futuro.

Cuando se presentó la ocasión de integrarnos en un nuevo proyecto de una red de datos, basada en la tecnología de conmutación de paquetes, muchos no lo dudamos, ya que ahí había un futuro profesional diferente.

Recuerdo cómo llegué al nuevo proyecto. Había terminado la carrera de Ingeniero Técnico Industrial en la rama de Redes y Centrales, que realicé compatibilizando los estudios con el trabajo como Operador Técnico en la planta de Transmisión de Calvario (Vigo), cuando decidí presentarme a la oposición interna de Encargados de Equipo. Aprobada la oposición y el curso me destinaron a la planta de Transmisión de Alcántara (Madrid). Estando de encargado en Alcántara se convocó una oposición para el grupo de Técnicos a la que me presenté junto con mi hermano, también empleado en Telefónica. Aprobada la primera parte del examen nos convocan a una entrevista con los directores de Departamento, a mí con el Director Sr. Moreno Pilo y a mi hermano con el Director Sr. Manjarrés. Cuando regresamos a casa comentamos cómo nos había ido en nuestras entrevistas, lo que me comentó mi hermano fue que le habían ofrecido integrase en la creada División de Informática como Ingeniero Técnico, también era Ingeniero Industrial, lo que no aceptó; el Sr. Manjarrés estaba buscando personal cualificado y a ser posible con experiencia para el nuevo proyecto, condiciones que él reunía. Al no aceptar él me fui hablar con el Sr. Manjarrés y me ofrecí para formar parte de su equipo, me comentó que haría todo lo posible para llevarme con él, pero que le tenía que dar unos días para solucionar el tema. Acabó llamándome y me integré en el grupo que se estaba creando para atender la conservación de los centros telemáticos. Mi pensamiento era entonces que mi futuro lo tenía que decidirlo yo y no dejarlo en manos de otros, creo que acerté.

Los primeros grupos que se formaron para atender la operación y conservación de los equipos de la nueva red en los centros telemáticos procedieron de Transmisión, por la experiencia que tenía el personal de esta especialidad en la conservación de los equipos y circuitos telegráficos y de datos. Estaban compuestos por tres categorías laborales: Encargados de Equipos, Operadores Técnicos y Mecánicos. Más tarde, mediante oposiciones al grupo de Técnicos para personal externo e interno, se contó también con personal de esta categoría en el centro de Ríos Rosas. Se realizó un plan formativo creando dos categorías funcionales diferentes, de Operadores de Consola y de Operadores Informáticos a las que accedió el personal procedente de las categorías indicadas de Conservación. Para conseguir que el personal se interesara por estas nuevas nuevas categorías profesionales, se las incentivó con un sueldo superior.

Una ver constituido el centro telemático, su funcionamiento en cuanto a la conservación de los equipos fue equivalente al que estaba establecido en las Centrales de Conmutación y Mesas de Pruebas Interurbanas, con personal que trabajaba a turnos.

Formaban la plantilla del centro telemático de Ríos Rosas empleados de Telefónica con edades comprendidas entre los veinte y cincuenta años en su mayoría, agrupados en tres categorías o funciones: Encargados de Equipo, Operador Informático y Operador de Consola, aunque no todos los centros de la red disponían de esta última, los Operadores de Consola.

Los operadores de consola estaban formados y especializados en la operación de los primeros ordenadores del tipo Univac 418-III y más tarde en los equipos Honeywell Bull-716, con los que se equiparon los CCR (Centros de Conmutación y Retransmisión) y los concentradores de la Red (C), además de asumir un nivel técnico superior al Operador Informático en la solución de averías complejas en los equipos y líneas de la Red. Los Operadores Informáticos asumían funciones de atención a las reclamaciones de los usuarios y atención a la operación de los equipos. El Encargado era el coordinador y responsables del personal.

En Ríos Rosas, por el volumen de la planta y diversidad de servicios, se dispuso una organización del personal que estaba formada por tres grupos de atención: Grupo de los CCR, Grupo de los Concentradores y el Grupo del servicio SPCM (Servicio Público de Conmutación de Mensajes). A cargo de cada grupo se encontraba un encargado que podía proceder de la categoría de Encargados de Equipo o por promoción interna del grupo de Técnicos (Titulados de Grado Medio) asignados a la División Informática. Como responsable general del centro se encontraba un técnico que en un principio pertenecía a la categoría de Encargados de Equipo y más tarde a la de Técnico de Grado Medio. El motivo fue que el nodo de Ríos Rosas se convirtió en un centro imagen de la RETD, en el que se probaban las modificaciones de la RETD y se desarrollaban, por otros grupos, nuevas aplicaciones. Los servicios de aire acondicionado y fuerza de la planta se atendían, por su importancia, por personal especializado dependiente del Jefe de Centro contando con la colaboración de todo el personal de la plantilla en la conservación y operación diaria. Los turnos del personal técnico cubrían las 24 horas del día, operando en las consolas de los equipos, atendiendo las reclamaciones de los clientes y realizando la conservación y mantenimiento preventivo de los equipos.

La formación que recibía el personal del centro de Ríos Rosas era continua, a veces impartida en cursos específicos, otras por personal especializado a petición de los responsables del centro y en muchos casos por los propios suministradores de los equipos. El mundo técnico en el que el personal del centro se encontraba inmerso era de tal naturaleza que nos estábamos adelantando a la era de la digitalización en varios años.

Aquel personal que había dado sus primeros pasos profesionales en un mundo analógico, con no poco esfuerzo fue entrando en el mundo de la tecnología digital, de los protocolos de comunicaciones, orientados al carácter, al bit, y con las particularidades de los muchos suministradores de terminales de cliente y protocolos de la Red RSAN (Red Secundaria de Alto Nivel). Tal fue el esfuerzo realizado que, si en un principio el programador experto era imprescindible en el centro para detectar problemas de diálogo entre nodos de la RETD, así como también entre los terminales de cliente y la RETD, el personal del centro asumió esta función quedando para el programador solo la función de corregir los problemas detectados en los protocolos por el personal del centro. En algunos casos, los errores detectados se escalaban a los suministradores de los terminales para su corrección.

Existía entre el personal de la División de Informática, los centros telemáticos y el centro de Ríos Rosas, una relación en lo personal y profesional que favorecía notablemente la labor que se desarrollaba, las reuniones encaminadas a mejorar las labores que en los centros se realizaban eran constantes, los canales de colaboración técnica estaban establecidos de tal forma que la ayuda para resolver problemas de cualquier naturaleza era inmediata y de gran nivel técnico. Cualquier problema, con independencia de su naturaleza o dificultad, que requería el escalado a la División Informática implicaba la actuación de su personal para una rápida solución. Por este motivo, muchas veces pareciera que los responsables de Ríos Rosas no brillábamos de acuerdo con nuestros conocimientos, valía y labor, pero no hay que olvidar que la comunicación de incidencias y la coordinación para su resolución requiere de un buen conocimiento de los equipos. Cuando nos enfrentábamos a problemas técnicos complejos, los mejores programadores, los técnicos de mayor experiencia y todos los mandos de la División de Informática, estaban a nuestra disposición las veinte y cuatro horas del día y bueno es reconocer que eran grandes profesionales con una capacidad digna del mayor elogio.

No hay la menor duda de que la calidad de los servicios que se daban en la RETD era fruto de la labor de un no muy numeroso grupo de hombres comprometidos en una labor común para hacer realidad un proyecto de futuro en la Unidad de Negocio, la División de Informática, creada por Telefónica. En 1972 la RETD/RSAN era ya una realidad que empezaba crecer dando servicio a la banca, otras empresas e industrias. En 1982 ya alcanzó un desarrollo que cubrió gran parte de la demanda existente en España. En ese momento se empieza a constatar en la empresa que transcurrido el periodo de diez años, desde su puesta en servicio, la RETD comienza a cubrir gastos y a generar ganancias. Las previsiones se cumplían en lo económico, en lo técnico se había acertado al escoger la tecnología de conmutación de paquetes y las estimaciones que aseguraban un nivel de negocio superior al generado por el servicio telefónico, con el paso de los años, se estaban cumpliendo.

QUÉ OCURRIÓ EL DÍA EN QUE LA BARBARIE TERRORISTA DE ETA SE CEBÓ CON RÍOS ROSAS

Entre la 2,45 y las 3 horas de la madrugada del día 18 de abril de 1982 un comando de ETA militar se presentó en la puerta “B” del edificio, solicitándole al conserje que se encontraba a cargo de la puerta de acceso al edificio permiso para entrar. Se presentaron como policías en servicio de vigilancia enseñando un carnet, pidiendo a los conserjes que les condujeran hasta el vigilante de seguridad, al que desarmaron, encerrando a los conserjes y vigilante en un cuarto próximo.

Fachada de la calle Ríos Rosas en el estado en que la dejo la detonación de las seis bombas, puede observarse como la planta tercera quedó totalmente destruida.

A continuación fueron depositando por las planta las bombas que llevaban, en total seis, con un peso aproximado de 170 Kg. de explosivo Goma 2, dispuestas para explosionar de forma simultánea. La distribución de las cargas explosivas por las plantas se hizo de la siguiente forma: en el primer sótano, donde se encontraban la sala de los equipos de conmutación urbana y repartidor principal, una bomba de veinte kilogramos; en la planta tercera, recordemos que era donde se encontraban los equipos de la RETD y servicio SPCM, colocaron dos de treinta kilos cada una, una situada en la sala de consolas y otra entre los equipos del ordenador Univac 1160; en la planta cuarta, en la que se situaba el equipo automático interurbano, depositaron dos más de treinta kilogramos cada una; y en la planta quinta la última de las bombas, también de treinta kilogramos. Coincidió que las bombas fueron colocadas todas en el segundo módulo del edificio, que estaba constituido por cuatro módulos independientes.

La explosión se produjo aproximadamente a las 3,45 horas, detonando todas las bombas a la vez, lo que provocó una potente onda expansiva que produjo una oscilación que a punto estuvo de provocar el derrumbe del módulo. Los efectos causados en la estructura del edificio fueron graves, si bien, se vieron amortiguados por el tipo de cerramiento de las fachadas que facilitó la expansión de la onda hacia el exterior del edificio. Los trabajos para restaurar el edificio consistieron, en lo que a los elementos de la estructura afectados se refiere, en reforzar los pilares entre plantas y placas. En la fachada de la calle Ríos Rosas de la fotografía se puede observar cómo la planta tercera fue la más afectada, ello se debe al tipo de equipos que había y a los lugares en que se colocaron las bombas. Los equipos del ordenador Univac 1160 se encontraban situados sobre un falso suelo, no disponiendo de anclajes a la placa de hormigón del suelo, y algunos estaban compuestos por módulos unidos entre sí, otros no. En la calle Ríos Rosas podía verse después de la explosión unidades de disco y otros elementos que fueron proyectados fuera del edificio.

Realmente fue milagro que no se produjeran más que heridos leves entre las trece personas que se encontraban en el edificio al ocurrir el atentado. La forma en que el comando de ETA planificó el desalojo fue caótico e impreciso, ya que la dificultad para advertir a todo el personal que se encontraba en la central era máxima, por las dimensiones del edificio y la independencia que existía ente el personal de guardia en las diferentes plantas, entre ellos no había contacto, ni se conocían. En realidad, no todo el personal logró salir del edificio antes de producirse las explosiones. En el momento de abandonar el edificio surgieron dudas de si todos los compañeros habían salido y si estaban advertidos de lo que iba a suceder.

Otro aspecto que también ayudó a que el desastre no fuera mayor fue que el comando terrorista no consiguió recabar información sobre el lugar donde se encontraban los depósitos de gasoil de los grupos electrógenos, requirieron al personal en este sentido, pero les respondieron que desconocían su existencia. Si bien con las explosiones se produjo una elevada temperatura e incluso fuegos parciales, estos fueron limitados y no se generalizaron en las plantas por la actuación de los sistemas contra incendios y los bomberos. Sin duda, si llegan a hacer explosionar los depósitos de gasoil, el resultado hubiera sido mucho más catastrófico. Las protecciones instaladas en los equipos de fuerza para alimentación a los equipos en corriente continua y alterna funcionaron adecuadamente y esto ayudó a que no se produjeran incidentes por cortocircuito y otras causas.

El servicio telefónico quedó profundamente afectado, así como los servicios de la RETD. Más de 20.000 enlaces con las provincias y centrales de la ciudad dejaron de funcionar al verse afectada la planta de Transmisión y aproximadamente 700.000 teléfonos de Madrid y otras zonas a nivel nacional también sufrieron las consecuencias del atentado, al destruirse la central de conmutación interurbana e internacional. Madrid se incomunicó parcialmente tanto en las entradas y salidas interurbanas como en el servicio urbano.

Plano realizado con los recuerdos que, de la distribución de los equipos, tenemos quienes trabajamos en el Centro Telemático de la planta tercera de Ríos Rosas, por lo que puede haber pequeñas diferencias con la ubicación real en el año 1982. La superficie aproximada de la planta era de 2.700 m2 (**)

Los terroristas lograron huir, puede que la hazaña fuese celebrada en su mundo de odio y barbarie que a ningún lugar los llevó. Hoy ETA ha desaparecido y muchos de los atentados que entonces realizaron dejaron profundas secuelas difíciles de olvidar, mientras otros que afectaron a la salud y a la vida de las personas no se olvidarán nunca. El servicio telefónico de inmediato comenzó a recuperarse y en pocos días a normalizarse, trabajando las 24 horas del día priorizando actuaciones, reencaminando servicios, instalando nuevos equipos, aprovechando aquellos que no habían sido dañados y sumando esfuerzos entre todos: suministradores, fabricantes, contratas y personal propio de los diferentes departamentos y especialidades, para reducir los tiempos de recuperación total. En la RETD, los planteamientos realizados fueron de igual naturaleza que los empleados en la Red Telefónica, centrándose la planificación y desarrollo de los trabajos en la División de Informática, consiguiéndose la recuperación de los servicios en un corto periodo de tiempo en la RETD, que se puede precisar en tres días. No fue así para el servicio SPCM que por necesitar instalar un nuevo ordenador su suministro e instalación demoro la recuperación aproximadamente un mes.


CÓMO VIVIERON EL ATENTADO LOS RESPONSABLES DEL CENTRO TELEMÁTICO DE RÍOS ROSAS.-

Como ya se ha indicado, en 1982 el centro de datos de Ríos Rosas se encontraba organizado, en lo que a división del trabajo se refería, en tres grupos: Grupo de CCR, Grupo de Concentradores y Grupo de SPCM. El Jefe de Centro tenía como funciones prioritarias la coordinación de los grupos de trabajo, la supervisión de los equipos de fuerza (C.C. y C.A.) y aire acondicionado de la planta, la atención del personal del centro y las relaciones del centro con clientes, instituciones, División Informática y Dirección Regional, a la cual se había asignado el personal del Centro Telemático.

A continuación, se recogen los recuerdos que de aquellos días, conservan tres responsables del centro de Ríos Rosas que vivieron en primera persona lo acaecido en el proceso de recuperación de los servicios:


Testimonio de Ernesto López Naveiras. Responsable del Centro

Me encontraba en mi casa de San José de Valderas (Alcorcón) cuando mi suegra escucha por la radio la noticia del atentado de Ríos Rosas, serían la siete de la mañana, y me comenta la noticia. sin dudarlo me pongo en camino hacia Ríos Rosas pensando en lo que podía encontrarme. El entorno de la central estaba acordonado, por mediación de los policías que mantenían el cordón de seguridad me acerque a la puerta de acceso a la central en donde se encontraban ya otros compañeros y personas responsable de la División de Informática y Telefónica. La escena era dantesca, los árboles de la acera del edificio de la Escuela de Minas se encontraban cubiertos de tiras de papel de impresora, que la onda expansiva había proyectado hacia la calle. La calle estaba cubierta de planchas de la celosía de la fachada, de baldosas del falso suelo y techo, unidades del ordenador Univac del servicio SPCM, hierros retorcidos por todas partes procedentes de las otras plantas. En la fachada, muy afectada, llamaba la atención la planta tercera totalmente reventada en toda su extensión. Aquel panorama de destrucción presagiaba, al pensar en cómo estaría el interior de la planta tercera, lo que nos íbamos a encontrar.

Sala dedicada a la Gestión Mecanizada que quedó destruida. Al fondo puede verse el Armario de Seguridad que resistió los efectos de la explosión

Durante más de una hora nos mantuvieron enfrente de la central sin permitirnos entrar por razones de seguridad, el estado de nerviosismo y preocupación nos afectaba a todos. El responsable de programación de la División de Informática se me acercó y me preguntó si las cintas de tarificación y respaldo de aplicaciones se encontraban guardadas en los armarios de seguridad del centro, le respondí que sí. Una seria preocupación más si los armarios de seguridad estaban afectados y las cintas se perdieran, se habría perdido el trabajo de años y las últimas versiones actualizadas de muchas aplicaciones. Tanto por parte de los programadores, cómo por el personal del centro, las normas de seguridad establecidas para los soportes de tarificación y aplicaciones eran cumplidas con toda rigurosidad, por lo que respecta a la actuación del personal del centro lo tenía muy claro, estaba tranquilo.

Cuando nos permitieron subir el panorama que se presentó ante nuestros ojos fue tremendamente duro, unas salas en las que todo era orden y limpieza, llenas de equipos informáticos, en las que había un ambiente de trabajo en que se palpaba la compleja y diversa tarea que a todos nos tenía ocupados y en el que se escuchaba el ruido de las impresoras de las consolas vomitando la información de los equipos de la RETD, con un repique característico, que llamaba nuestra atención. De todo esto no quedaba nada, todo estaba revuelto, mi mesa de trabajo había desaparecido y con ella mi cartilla militar y libro de familia que circunstancialmente había dejado en un cajón, los fogonazos de las bombas se podían ver con toda claridad, los pilares de la planta se encontraban afectados presentando grietas y ante tanta salvaje destrucción el corazón se encogía y la razón no encontraba explicación a tan lamentable hecho.

Entre todos los pensamientos que, ante tan lamentable suceso, hubo uno que realmente celebramos todos los compañeros. Por producirse el atentado a primera hora del domingo el personal de guardia en el Centro Telemático era tan solo un Operador Informático, al que los miembros del comando de ETA solicitaron información de la ubicación de algunos de sus objetivos, información que no pudo facilitar por llevar poco tiempo en el Centro, el saber que a nuestro compañero no le había pasado nada y que al resto del personal de guardia tampoco, fue un hecho que celebramos con gran alegría. Los armarios de seguridad que habían sido motivo de preocupación, se encontraban en el siguiente estado: uno medio abierto por haberle caído un trozo de viga del techo y el otro intacto cerrado, no habían sido afectado por fuego, ni temperaturas altas. El material que contenían se encontraba intacto y apto para recuperar sus contenidos, sentí un enorme alivio y no solo por el hecho de que mi responsabilidad quedaba a salvo, sino también por la alegría que experimentó el personal de programación. Cómo detalle curioso; el representante de la casa que comercializaba los armarios vino a pedirme permiso para fotografiar los armarios de seguridad buscando imágenes que avalaran la calidad del producto que vendía.

Un detalle que no se me escapó en los primeros momentos fue cuando el responsable del grupo de Concentradores salió del lugar en que se encontraban los equipos de los concentradores, en donde él tenía su mesa de trabajo, con los libros de la asignación de circuitos bajo el brazo, documentación que fue imprescindible para la realización de los trabajos de reencaminamiento. Toda la información de asignación de los diferentes grupos de trabajo fue recuperada y con ella pusieron a trabajar los grupos que se crearon para rehabilitar los servicios.

Comenzaron los trabajos de desescombro retirando equipos, cuadros eléctricos, mobiliario y cables de todo tipo situados en el falso suelo, que fue depositado en una parcela del almacén que tenía Telefónica en Villaverde, a donde, pasados unos meses, tuve que ir con personal de las compañías aseguradoras para peritar lo que allí había. Trabajos de desescombro en los que participó personal del centro, junto con personal de las contratas, cómo se puede ver en una de las fotografías.

El corte de unos cables, de forma accidental, por una de las contratas de desescombro, que unía el pequeño repartidor del centro con el repartidor principal de la planta -1, ocasiono que el trabajo realizado de reencaminamiento de circuitos, de varias horas, se perdiese, lo que disgustó de forma notable a un alto cargo de la dirección de Telefónica. Todo el mundo tenía prisa, nada se hacía despacio, las brigadas de desescombro, presionadas por la necesidad de liberar a la planta de peso corrían, los grupos de asignación y reencaminamiento de circuitos trabajaban día y noche, se buscaban soluciones por todos los rincones.

La dirección de las labores de recuperación del servicio corrió a cargo de personal de la División de Informática, quien disponía de un grupo de especialistas muy apto para los trabajos a desarrollar. En un breve espacio de tiempo este grupo comenzó a trabajar a destajo, utilizando personal del centro y propio, disponiendo de todo lo necesario para alcanzar una pronta recuperación del servicio. El trabajo que fue necesario realizar era muy complejo, por un lado prolongar los circuitos que entraban en Ríos Rosas a las nuevos accesos que se les asignaron en la RETD, generar las tablas internas de los CCR (Centros de Conmutación y Retransmisión) de la RETD a donde iban conectados los CCA (Centro de Cálculo de los Abonados) y las líneas de unión de los otros CCR y Concentradores de la RETD, así como también las tablas internas de los Concentradores de acceso de los circuitos de cliente de diferentes velocidades y protocolos a la RETD. Trabajos que tenían que ser realizados, por la dificultad que entrañaban, por personal muy competente, además que de su adecuada realización dependía toda la labor realizada. También en otros centros de la RETD hubo que hacer modificaciones en las tablas internas para incorporar el servicio que se destinaba a ellos.

Para que se entienda lo realizado comentaré que se realizó de la siguiente forma: trabajos orientados a la localización de los materiales disponibles en el centro no afectados por la explosión, localización de equipos disponibles en suministradores y planta de Telefónica para ser utilizados, reencaminamiento de los circuitos realizando nuevas asignaciones de medios telefónicos. Formación de los grupos de trabajo designando personas y responsables. Con este esquema de trabajo se consiguió que, aprovechando que era domingo, el lunes algunos clientes pudiesen trabajar con parte de sus terminales y en menos de tres días poner a funcionar todos los Centros de Cálculo de Abonado (CCA), fundamentalmente bancos, cajas de ahorro, etc. con un elevado número de terminales de su red distribuidos por las provincias.

Mi tarea en las labores de restauración del servicio no fue importante, se me asignó la atención de los trabajos en el centro de Ríos Rosas que llevarían a la instalación de los nuevos equipos. Pasado un tiempo, que no soy capaz de precisar, en un local existente en la planta tercera del primer módulo del edificio, que no fue afectado por la explosión, se instalaron dos CCR y varios concentradores, con ordenadores Honeywell Bull-716, que al comenzar a funcionar normalizaron el servicio de la RETD, quedando para la Historia todo lo ocurrido.

Los grupos de trabajo con los que se atendía Ríos Rosas se deshicieron, los responsables y personal fue destinado a otras labores y en Ríos Rosas quedamos algunos Operadores de Consola, Operadores Informáticos y yo como Jefe del nuevo Centro Telemático. El Servicio Público de Conmutación de Mensajes (SPCM) se instaló de nuevo en la central de Sto. Domingo (Madrid) y aproximadamente en menos de un mes se consiguió recuperar el servicio.

Estos son los recuerdos que guardo de tan señalados días, Ernesto López Naveiras.

Testimonio de Ramón Recio Ferreras. Responsable del Grupo de Concentradores

Me pide un gran amigo y compañero de Telefónica que le cuente mi experiencia en la explosión de la central de Ríos Rosas. Ha pasado ya bastante tiempo, pero intentare contar mis recuerdos de aquella fecha, desde el punto de vista de mi vivencia.

Eran las 4,00h de la madrugada del 18 de abril de 1982 y recibo una llamada telefónica de un compañero del área de transmisión de datos, de que había ocurrido una explosión en la central de Ríos Rosas y concretamente en la planta tercera, que era en la que yo tenía mi puesto de trabajo, en la zona de concentradores y equipos de transmisión por medio de equipos multiplex. La explosión se localizaba en el equipo Univac y en el equipo Honeywell.

Personal del Centro Telemático trabajando en las labores de desescombro.

Como me parecía muy rara la llamada y el tema, antes de nada, se me ocurrió llamar al 004 y recabar información. Efectivamente la operadora me dio todo tipo de detalles de la explosión y de toda la información que disponía.

Bueno pues toca levantarse y dirigirse a la zona, para aportar lo que se pueda en el desastre ocurrido. Por supuesto que no se podía acceder a la central, estaba la calle totalmente ocupada por la policía y los servicios de bomberos, pero bueno, me acerque a la puerta principal y el jefe de la sección de datos de la RETD me llamó y me franqueo la entrada.

Una vez dentro subí a la tercera planta y el destrozo era total, allí no había nada recuperable. Había que pensar en alguna alternativa. Me llevaron a una reunión en el edificio de Ríos Rosas en la que estaban los responsables de los servicios de la planta tercera, también los abonados principalmente bancos, y se les expuso cual era la situación y desde la situación expuesta como pensaba Telefónica dar servicio y cuando. Como es lógico se intentaría dar servicio lo antes posible sin poder cuantificar el tiempo, pero no antes de dos días. Los abonados intentarían por sus medios paliar en lo posible el corte del servicio.
A todo esto, la noche del atentado estaba de guardia Tomas Hernán López (O. Informático), lo bajaron a la calle y no tuvo ningún percance.

Se formaron grupos de trabajo de todas las áreas (transmisión, asignación, mantenimiento, …) para dar servicio lo antes posible.

En la planta tercera estaban operativos un ordenador Univac, ordenadores Honeywell Bull configurados como nodos centros de control de red (CCR), de la misma firma, Concentradores y equipos multiplexores.

Como primera solución se acordó dar servicio desde un CCR, que estaba vacante en la central de D. Ramón de la Cruz. Bueno, pues allí me mandan para dar el servicio que se pudiera desde el CCR, que estaba vacante para albergar la transmisión de datos del Mundial de Futbol del año 82. Desde Ríos Rosas se dirigirían los circuitos de datos a la central de D. Ramón de la Cruz y cuando ya estaban tirados todos los puentes ocurre la Ley de Murphy. Alguien corta el cable que contiene los circuitos reasignados y otra vez vuelta a empezar.

En el nodo de D. Ramón de la Cruz se pasan todos los test de diagnósticos, se comprueba la operatividad de la máquina y se planifican las tablas de conmutación para conectar el CCR a la RETD del resto del país. Se acuerdan las tablas de conexión con el resto de CCR y se procede a las pruebas de comunicaciones en Red. Esto exige el reporte de los equipos de terminación de Red que coordina E. Sevil y su grupo (gran trabajo).

De las tablas de conmutación del CCR se encarga A. Tejedor y su grupo de generación de tablas. Ya estamos en la madrugada del tercer día, los CCA (Centros de Cálculo de Abonados) están muy nerviosos, como es natural, y les tranquilizo que todo va bien y les indico que hay que arrancar con poco tráfico y que se están encaminando los circuitos al nuevo CCR. El primero que se conecta a eso de las 04,00h. del lunes, es el BBV, que alegría le dio a Emilio Delgado. Después conectamos al B. Santander. Y así fuimos dando paso poco a poco al resto de centros de cálculo. A los operadores que están en el CCR 28000 les indico que es primordial que no haya una alta ocupación de máquina para no colapsar el nodo. Esto también lo llevan a rajatabla los encargados de los CCA.

En los CCR de fuera de Madrid se coordinó para que dieran servicio desde sus CCR a aquellos centros de cálculo que estaban conectados en Madrid, así como a direccionar el tráfico por rutas directas.
A mediodía del 22 de abril de 1982 me retiré a dormir un poco, hasta el día siguiente, la red se fue recuperando poco a poco.

Hasta aquí mi recuerdo de la explosión de Ríos Rosas, Ramón Recio Ferreras.


Testimonio de José Luis Rodríguez Rubiales, Responsable del Grupo de SPCM

En la mañana del domingo 18-4-82, me encontraba desayunando con mi mujer, como de costumbre los fines de semana, con la radio puesta, cuando de inmediato escuchamos la noticia del terrible atentado en la central telefónica de Ríos Rosas, donde yo trabajaba. Llamé al instante a mi jefe Naveiras y me atendió su señora, diciéndome que ya se había ido para la central.

Oficina de Programación, no afectada por la explosión de forma directa. A través de la ventana se pueden ver los desperfectos de la fachada de la Escuela de Minas

Me puse en camino cuanto antes y me encontré el mayor desastre en infraestructuras de comunicaciones que nunca pude imaginar. A pesar de los controles, por mi trabajo allí, me dejaron entrar y contactar con mis superiores a la vez que patear algo sobre los escombros y chatarra en que había quedado todo, en especial en nuestra planta 3ª. Equipos de ordenadores con servicios de CCR y C de la marca Honeywell Bull y el SPCM soportado en un ordenador UNIVAC 1160, todos destrozados, los falsos suelos reventados y los falsos techos prácticamente desaparecidos, provocado todo ello por la deflagración de dos bombas de gran tamaño colocadas en el falso suelo de la planta.

Ya en ese momento rescaté algunos documentos de mi mesa que estaban medio quemados y esparcidos, además y lo más importante se pudieron recuperar importantísimas cintas de datos y programas de los servicios afectados, que se encontraban en un armario de seguridad que había resistido bastante bien el impacto de las explosiones.

En esas horas, ya estaban trabajando los equipos de planificación, asignación, mantenimiento, etc. etc. en la manera de reencaminar y salvar en el menor tiempo posible los servicios de datos de los grandes bancos y empresas afectados. Para ello se recuperaron de urgencia numerosos equipos en la central de Don Ramón que estaban en fase muy avanzada de instalación. Con esta central, más las de otros lugares de Madrid y el resto de España, se contaba, para desde Ríos Rosas, realizar los desvíos hacia esas centrales de todas las líneas utilizadas por el servicio de conmutación y transmisión de datos ofrecido desde la misma, quedando fuera de la recuperación en esta primera fase, el SPCM, por precisar de la instalación completa de un ordenador UNIVAC 1160.

Para esta labor de realizar los puentes y pruebas necesarios que posibilitaran los reencaminamientos de las líneas que conectaban los CCA a los CCR y a éstos con el resto de RETD, se constituyó un grupo de trabajo del que formé parte activa del mismo.

Este grupo de trabajo quedamos en encontrarnos a última hora de la tarde en la planta 3ª, para disponiendo ya, según previsiones, de las distintas asignaciones y reasignaciones de las líneas afectadas, proceder a realizar los puentes y pruebas que fueran necesarias para conseguir conectar de nuevo los servicios afectados.

En la planta 3ª se disponía de un pequeño repartidor (no fue dañado por la explosión) unido con el repartidor principal de la central mediante cables rígidos de varios cientos de pares. Dado que proceder a reencaminar en este repartidor era mucho más fácil y rápido que hacerlo en el repartidor principal, aunque con la disconformidad de algunos responsables, así se hizo. De manera que en unas horas se había conseguido conectar con los nuevos CCR´s de la central de Madrid-Don Ramón la mayoría o totalidad de CCA´s (Centros de Cálculo de Abonados) previstos con esta central, ya que el resto sería reencaminado a otros centros de Madrid y otras ciudades.

La sorpresa desagradable vino, cuando verificando y confirmando que los circuitos habían quedado correctamente conectados, de golpe empiezan a saltar las alarmas de que se producían cortes totales en algunas líneas, hasta que en unos minutos la incomunicación se generalizó a todas las conexiones. Comprobándose muy pronto que los cables de unión entre nuestro repartidor de la 3ª planta con el repartidor principal, habían sido cortado con hacha por el personal que ya trabajaba en el desescombro y limpieza de toda la planta.

En un principio, la desmoralización cundió entre todos los equipos que a esas horas estábamos involucrados en la recuperación del servicio, pero de inmediato se replantearon los trabajos para que en el repartidor principal de la central se efectuaran todas las reasignaciones necesarias para reencaminar todas las líneas a sus nuevos centros.

De manera que allí nos desplazamos y constituimos unas infraestructuras mínimas y básicas de trabajo (mesa, herramientas, equipos de medida, etc.) en paralelo a que, por mi parte, coordinara y formara equipos de dos personas cada uno, se fue organizando la realización de los centenares de puentes que, en aquel repartidor kilométrico (ocupaba en la planta -1 toda la longitud del edificio de Ríos Rosas), había que desmontar y montar para reasignar los circuitos.

Las dificultades debidas a las características del repartidor y a nuestra falta de experiencia en el mismo, fueron enormes, y aunque se logró avanzar con presteza, fue al día siguiente cuando alguien con experiencia en ese repartidor, nos dio el soplo de conocimiento que necesitábamos para acelerar y mejorar con mucho nuestra eficacia. Las líneas, conforme a las prioridades que se nos pedían, se fueron reasignado y probando, no siempre sin dificultades, pero con la satisfacción de que cada una que se lograba conectar suponía un paso más para el completo restablecimiento del servicio.
Ahí se realizaron los trabajos durante varios días, con participación en los mismos, incluso de personal que nunca antes los habían hecho, pero cuya entrega fue admirable. En mi caso pasé dos días completos allí metido, hasta que al tercero y previo paso por una notaría que me había citado a declarar sobre el siniestro, me fui a descansar, para volver unas horas después.

Recuerdos de José Luis Rodríguez Rubiales.


COMENTARIO FINAL

Muchas veces me pregunto si nuestras experiencias de la vida profesional, ricas en muchos aspectos humanos, técnicos y profesionales, pueden interesar a alguien que ocupa hoy responsabilidades de trabajo similares a las que tuvimos nosotros o al público en general, que pertenecen ahora a un mundo muy diferente al que nos tocó vivir a nosotros. Puede que lo ocurrido en Ríos Rosas no se repita nunca más, que nadie vuelva a pensar que con atentados y violencia se puede conquistar el futuro de un pueblo, pero para que no ocurra más es necesario conocer el pasado y de su conocimiento obrar en consecuencia. La seguridad es importante y debe estar presente en todo momento en la sociedad y más en donde se trabaja para construir un mundo mejor en el que se tenga futuro y riqueza.


Conforme a la ley que rige a los agricultores, es decir labrar, sembrar y obtener frutos, podemos trasladarla a otros ámbitos. En el proyecto que cristalizaría en la RETD se labró, se sembró y se cosecharon frutos maravillosos, consiguiendo que la primera red pública de conmutación de paquetes del mundo (RETD) fuera una realidad que traspasó fronteras y al que el atentado de ETA puso en valor, por el poco tiempo en que se recuperaron los servicios, demostrando con ello que su modularidad, tecnología, software y estructura, era la ideal para los servicios tan importantes que soportaba, mostrándose también la capacidad de los empleados de Telefónica asignados a la División de Informática, junto con otras empresas pertenecientes al sector de las telecomunicaciones, a la opinión pública, a los clientes afectados y a los propios causantes del desastre, que la continuidad del servicio estaba garantizada a pesar de la tremenda gravedad del atentado.


La RETD evolucionó a la Red IBERPAC y en aras del éxito que se había conseguido y de la posibilidad de dotarla de equipos orientados a la conmutación de paquetes de fabricación propia, se puso manos a la obra: en 1982 se incorporan a la RETD los nodos TESYS UNO («Unidad No Operativa», no operativa en cuanto a mantenimiento regular, ya que solo se podía realizar mediante una consola conectada directamente); en 1985 se incluyen a la red IBERPAC el nuevo TESYS A; en 1991 el Tesys B se encuentra dispuesto para incorporarse a la red IBERPAC, pero en vez de continuar con la tecnología propia, la Dirección de Telefónica decide que la RED UNO se base en equipos Nortel Networks de fabricación canadiense. Así terminó el proyecto que nos había ilusionado, en el que trabajamos y vivimos experiencia únicas e inolvidables, nadie ni nada justificó esta decisión, pero llegar a ella fue fruto de la incapacidad de quienes en la última etapa de la red IBERPAC tuvieron la responsabilidad de poder llevar a buen puerto un proyecto de futuro que se les había confiado.


Hoy, en el Museo Didáctico de la Telecomunicaciones de A Coruña (MUDITEL) se encuentra una configuración de TESYS 1, compuesta por dos nodos de conmutación y varios concentradores, con su unidad de gestión, discos duros, unidades de disquetes, módem y AIT. Cuando el museo se inauguró en el año 2.000, esta configuración se consiguió que funcionara correctamente conmutando y retransmitiendo mensajes entre dos terminales teletipo de baja velocidad. Por la falta de respaldo y colaboración de la Fundación Telefónica con el Museo, hubo que apagar este equipo (por las necesidades especiales de aire acondicionado requeridas); esperemos que en un futuro próximo se reciban las ayudas necesarias y el maravilloso equipo TESYS vuelva a funcionar para mostrar lo que fue y lo que pudo haber sido, en caso de que se hubiera continuado con el proyecto basado en tecnología nacional.

Redes (A Coruña), 17 de febrero de 2022


(*) Ernesto López Naveiras (5-2-1941) es un profesional de las telecomunicaciones jubilado. Trabajó en Telefónica en varios cargos en el área de Red, entre otros en la central de Ríos Rosas y en Galicia. Fundó, junto con otros compañeros, el Museo Didáctico de las Telecomunicaciones (MUDITEL) en A Coruña, cuya línea museística recoge la evolución de la tecnología de las telecomunicaciones desde la invención del teléfono hasta el momento actual, destacando el carácter didáctico, y no meramente expositivo, al estar la mayoría de los equipos operativos, interconectados y en funcionamiento, por lo que se pueden realizar todo tipo de llamadas y conexiones reales en modo demostración, en muchos casos con interacción con el usuario en modo didáctico para ir comprobando todas las fases de los procesos de conexión y llamadas. Todo ello hace de él un museo que, posiblemente, sea único en el mundo. Aquí enlace a su web.

(**) Las plantas sobre rasante del edificio fueron enajenadas años después por Telefónica, que sólo conserva en la actualidad equipos en algunas plantas sótano.

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Inquieto e interesado en casi todo...

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2 comments on “Abril de 1982, un momento crítico para Telefónica: el atentado de ETA en la central de Madrid/Ríos Rosas
  1. Raúl Asensio Mulero dice:

    Extraordinario relato amigo Ernesto, del atentado perpetrado por la banda terrorista ETA en el edificio de Telefónica de la calle de Rios Rosas de Madrid.
    Te dire que yo lo sufri ya que me toco reparar varios cables que fueron dañados por la explosión.
    Este saludo.

  2. Mercedes dice:

    Menuda impresión llevarías cuando te enteraste del atentado!
    Estoy orgullosa de ti y de tus compañeros, cómo trabajasteis «en equipo» para volver a conseguir que todo volviese a funcionar!
    Ya lo divulgo y así presumo de ser tu amiga.
    Abrazos
    Mercedes

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