1962. Transmisores de «segunda mano»

Por Jose María Romeo

En este interesante relato, el sexto que José María nos regala, se cuentan las circunstancias que se presentaron con la oportunidad de adquirir unos equipos transmisores ya utilizados previamente por el ejercito estadounidense. El autor, protagonista de los hechos, nos lo cuenta salpimentado de las anécdotas que vivió.

A principios de los años sesenta del pasado siglo la Agencia EFE pasó a tener mayor control por parte del Estado, nombrándose algunos consejeros del INI cercanos a ENTEL. En las mismas fechas también se decidió abrir delegaciones de la agencia de prensa en Hispanoamérica, por lo que hubo interés en que la recién creada ENTEL se hiciera cargo de las comunicaciones con las nuevas delegaciones en la América Latina.

El problema técnicamente era difícil, ya que también estaba en ello alguna compañía estadounidense. Evidentemente, para cubrir Sudamérica desde España, contando solo con Onda Corta, eran necesarios varios transmisores en distintas frecuencias y con antenas directivas cubriendo las distintas zonas, sin embargo, desde EEUU se podía utilizar un solo conjunto transmisor-antena y el enlace con Madrid ya podía hacerse con canales telegráficos dentro de una conexión existente o por cable submarino. A pesar de todo se insistió en que lo intentáramos nosotros desde ENTEL, para ello necesitábamos transmisores de 30 y de 15 kilovatios. Este tipo de equipos se fabricaban bajo pedido y con plazos de entrega de más de año y medio, lo que no era competitivo, entonces era verano y se relajó el interés, por lo que el tema se aparcó y yo decidí quedarme veraneando en La Navata, en la sierra madrileña.

La empresa Transradio tenía un negociado de Compras que adquiría por correspondencia fornitura para teletipos desde una sociedad en Gibraltar; un buen día apareció por las oficinas de  Plaza de España el dueño de ésta, como no estaba el jefe de Compras le recibió mi compañero Mariano Ros, que «para quitárselo de en medio» le dijo “mire, no necesitamos piezas de teletipo; pero si tiene Ud. 3 transmisores de 30 y 5 de 15 kilovatios, se los compramos ahora mismo», a lo que contestó de inmediato “pues si, los tengo en San Francisco, procedentes de un surplus de la Navy, si quieren Uds. saber cómo son, la Voz de América tiene unos iguales en Tánger, yo soy amigo de ellos y nos dejarían verlos”. Me llamaron enseguida y quedé con él para ir a ver los equipos a Tánger.

Efectivamente eran adecuados para lo que necesitábamos y se hizo necesario ir a ver los de San Francisco y decidir si estaban en condiciones para ser comprados. Bien, pero surgió un problema, entonces en España no se permitía la importación de equipos de «segunda mano» y la decisión era competencia de Sercobe (Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo).
Fui a ver al Secretario General de Sercobe y me encontré con que era Luis Ángel Gutiérrez Sol, el Cabo de Gastadores que había coincidido conmigo en el Campamento de la Milicia. Después de varias consultas consiguió que nos dejaran la importación con un informe previo del Bureau Veritas, que certificara el estado en que estaban. Hablé con ellos y quedamos en que les avisaría cuándo y dónde tenían que ir a hacer la inspección.

Los Transmisores de 2 mana

Los transmisores de onda corta.

El dueño de la sociedad de Gibraltar era un tal Bloch, apátrida con pasaporte de Estados Unidos y quedé con él en que yo iría en Iberia a Nueva York y él me esperaría en el aeropuerto para continuar a San Francisco. Mis compañeros me advertían «estás loco, ni tiene transmisores ni va a estar en el aeropuerto»; afortunadamente el Director General, me decía “mira, si de paso visitas las instalaciones de ITT y RCA no tiramos el precio del viaje”.

Cuando llegué al aeropuerto de Nueva York, por la megafonía del avión anunciaron que había mensajes para «… Mr. Romeo…» y me dijeron que el mensaje estaba en Iberia (¡vaya con mis compañeros!). Fui al mostrador de Iberia y me dieron un mensaje de Bloch diciéndome que le llamara a un teléfono con un numero de muchas cifras, con ayuda de una azafata de Iberia conseguí marcarlo y el buen señor me dijo que estaba en Washington para cambiar la documentación de los transmisores por otros que estaban en Norfolk,… cuando iba al aeropuerto para tomar un avión para ir a Nueva York a esperarme había tenido un accidente con el coche alquilado y no llegó al avión, por lo que lo mejor era que yo fuera a Washington, más cerca de Norfolk.

La cosa no era fácil, el vuelo salía en menos de una hora y desde una terminal de vuelos domésticos que era prácticamente otro aeropuerto, una azafata de Iberia me llevó en un coche conducido por ella y me consiguió el billete, pagando con la tarjeta en la puerta del mismo embarque.

Llegué a Washington, allí estaba Bloch con un coche alquilado dispuesto para ir a Norfolk, el coche era automático y me costó acostumbrarme. Ya no recuerdo la secuencia cronológica de los hechos, así que iré contando casos que recuerdo.

Hicimos parada en Richmond, me contó que allí había una especie de Ley Seca y que los licores los vendían solo en unas tiendas del Estado con pinta de bibliotecas, la gente compraba allí la botella y se iban al bar donde pedían hielo, nosotros compramos whisky y en un supermercado una lata de ostras sin concha, que nos tomamos en el Motel, donde íbamos a dormir, fuimos a cenar a un restaurante donde había una cena de una Liga Naval, gente mayor con mucho uniforme. En todo aquel proceso el coche no iba bien, avisó a una grúa y cuando llegó, al abrir el motor el conductor, yo vi que saltaba una chispa, lo comenté y efectivamente, era en un empalme, lo arregló y al ir a pagarle dijo “¡si la avería la han encontrado Uds!, deme sólo por el desplazamiento de la grúa”.

Me resultó curioso que se resolviera por teléfono el trámite de cambiar la documentación de los transmisores de San Francisco por los de Norfolk.

Me puse en contacto con el Inspector del Bureau Veritas (una empresa de certificación), que me confesó que él era Inspector de Barcos y no tenía ni idea de Radio, pero que si yo, que era el comprador y usuario de los equipos, los consideraba en buen estado y me los llevaba, entonces él firmaba el certificado.

A todo esto, con las decisiones internas y los tramites externos, había llegado el invierno.

Quedamos un día con el Inspector en el almacén del muelle de Norfolk, donde los transmisores estaban muy bien embalados, hacia un frío tremendo y nos calentábamos en el radiador del “toro” con el que un operario de color manejaba los embalajes para conseguir poner de frente el de cada uno de los transmisores, había que quitar las maderas del embalaje y dar vueltas al equipo para abrir las puertas traseras, era espectacular como manejaba los equipos con el “toro”, subiéndolos y bajándolos… En una de esas se cayó de uno de ellos un sobre que recogí del suelo. Era un cuaderno de uso de la Navy donde se seguía la “vida” del equipo: puesta en servicio; mantenimiento; cambio de válvulas; averías, con sus causas y reparación; y finalmente informe de retirada de servicio, Se lo enseñe al Inspector y nos dedicamos a recuperar los cuadernos de todos los equipos. Eran de una normalidad absoluta, todo a su tiempo y ninguna avería, con retirada de servicio en condiciones normales, por tanto, no hubo problema para el certificado.

Como me había comprometido, fui a visitar las instalaciones de RCA e ITT. Allí trabajaba un curioso personaje que visitaba algunas veces la empresa Radiar en Madrid, y que conocía a mi padre; cuando le llevaba en un coche de marca Singer de 1935 que tenían en Radiar le decía que le iba a mandar un coche como un autobús de grande, lo que nunca ocurrió. En Nueva York me recibió muy cariñoso y al terminar la jornada me miró de arriba abajo y me dijo “le sirven mis pijamas y yo me afeito con jabón y brocha, vengase a mi casa”, yo acepté y empezamos la excursión. Salimos del célebre edificio en Broad Street 67 en New York 4 y por deferencia hacia mi tomamos un taxi, normalmente él lo hacía andando, fuimos al embarcadero y tomamos un Ferry en el que cruzamos el río hasta una estación de ferrocarril. A la entrada había una barra de bar en la que un camarero, muy clásico, le tenía preparada una copa de Martini, subimos a un tren de largo recorrido e iniciamos un viaje, puede que de casi 200 kilómetros, hasta una zona boscosa en la que llegamos a una estación en la que estaba esperándole su esposa con el coche, que nos llevó a su casa en medio del bosque.

En el camino me contó que se había ocupado de los negocios de ITT en el extranjero y por tanto visitado muchos países, acompañado de su esposa ya que no tenían hijos. Se le solía denominar coronel, porque ITT se había ocupado de introducirle en el Ejercito para que se hiciera cargo de sus negocios en el momento en que los Estados Unidos, en la fase final de la Segunda Guerra Mundial, ocupaban una ciudad o país; como consecuencia de ello tenía muchas fotografías que me iba a proyectar durante la cena. Efectivamente así fue y vimos alguna foto de la entrada de los Aliados en París hecha por él mismo desde el balcón de las oficinas de ITT en el centro de París, cerca de la Opera. Al día siguiente nuevamente tomamos el camino de vuelta.

Pero con todo aquello, se enteraron de a qué había ido yo a Estados Unidos, y cayeron en la cuenta de que ellos (la ITT) tenían en Tánger unos transmisores fuera de servicio que me podían vender. Dichos transmisores eran muy antiguos, con válvulas y bobinas refrigeradas por agua, y me insistieron bastante, hasta recurriendo al whisky,..

Por fin logré dejarlos y dedicarme a resolver el transporte de los equipos desde Norfolk. El embarque era con destino al puerto de Bilbao. Efectivamente así fue, nos avisaron de su llegada, y para sacarlos del puerto era necesario que un inspector reconociera los equipos con toda la documentación y la autorización de importación. Fui a Bilbao y me resulta curioso recordar que el muelle era justamente la orilla de la ría (el Nervión) por donde ahora se encuentra el Museo Guggenheim; pero surgió un problema, algunos de los equipos estaban embarcados en el fondo de la bodega y ¡decidieron que el barco siguiera su ruta, que era hasta el fondo del Mediterráneo, y a la vuelta los dejara en Sevilla!.

Semanas después, tuve que ir a recepcionarlos en el muelle del puerto de Sevilla, también en la orilla del río (el Guadalquivir), donde un “palanquín” con una palanca trató de quitar las tablas para ver el frente de los equipos, ya que el inspector se conformaba con compararlos con una fotografía. Resultó que los habían embalado de dos en dos con los frentes, enfrentados, y hacía falta algo más que el “palanquín”. De todas formas, fue fácil el trámite y finalmente, después de todas estas «peripecias» llegaron a Aranjuez, en donde siguieron en el Servicio Marítimo de Telefónica hasta su cierre.

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Instalaciones y antenas Costera de Aranjuez. (Las Telecomunicaciones en España, Bahamonde et al. , 2002)

La verdad es que, aunque el objetivo que se pretendía con ellos no fue posible, fueron un magnifico negocio que modernizó la Emisora de Aranjuez y potenció el Servicio Marítimo que después se encontró Telefónica cuando integró ENTEL.

Una vez más el Presidente estaba muy contento con la compra y convocó una reunión del Consejo de Administración en Aranjuez para inaugurar «los transmisores del Cabo de Gastadores», porque ¡acabó enterándose de la razón de la autorización!.

Para la instalación de los equipos en Aranjuez, Bloch contrató al jefe de la Emisora de «La Voz de América» en Tánger, que visité para ver los transmisores. Recuerdo que este señor iba a comer a mediodía a un restaurante con los mecánicos que le ayudaban y por la noche iba el solo a cenar, con el café tomaban Coñac Insuperable , a él le habían dicho que se llamaba “Insoportable” y !así lo pedía el pobre hombre por la noche!.

Durante todo el tiempo que duró el contacto con Bloch, cuando pasaba por Madrid con muchas prisas, me llamaba para vernos y un día decidió invitarme a cenar con mi mujer. Era un entusiasta del asador «Botín de Puerta Cerrada» y del único restaurante chino, que entonces había, y sigue en la Castellana, esquina a una pequeña calle en la plaza de Marañón. Cuando ya habíamos terminado todo el negocio, los equipos se habían pagado, funcionaban bien, yo me había olvidado de los problemas que me habían ocasionado, y una noche me llamó por teléfono a casa diciéndome que si podíamos vernos en el Castellana Hilton, que me traía los “contractos”,…  Pensé ¡horror¡ ¿qué contratos nos faltarán?, me fui corriendo y cuando llegué estaba sentado en el hall del hotel delante de una mesa baja, me senté y me echó sobre la mesa un sobre-bolsa pequeño y abultado, “tome los contractos”; abrí el sobre y me encontré unas piezas para «los contactos» de las bobinas de los transmisores que le habían pedido los técnicos de Aranjuez. El suceso quedó en el recuerdo de Bloch como la anécdota de “los contractos”.

Los transmisores siguieron funcionando en Aranjuez hasta el final, fueron el fuerte del Servicio Marítimo de Telefónica, entonces CTNE, y con ellos terminó el uso de la radiotelegrafía en el mar.

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Página 295 “Colección Histórico-Tecnológica de Telefónica” Fundación Arte y Tecnología 1994

Como colofón de la historia hay que decir que estos equipos fueron desmontados junto con el resto de la estación de Aranjuez, en 1990 y parte de ellos trasladados, reparados y preparados para su exposición como parte de la Colección Histórico Tecnológica de Telefónica, de la que ya hemos hablado, como nos ha apuntado el que fue su Director. Y lo podemos comprobar en el catálogo de la colección, del que reproducimos una página.

__________

Notas:

Personajes citados

Mariano Ros Giner: [Lorca (Murcia), 1922 – Madrid, 1993] Ingeniero de Transradio y de Entel, le fichó Telefónica antes del traspaso y fue director de ingeniería. Simultaneaba su trabajo autorizado primero en la Academia Dobao y después como catedrático de Matemáticas I en la ETSIT de Madrid. En Telefónica fue director de Ingeniería de Proyectos e Instalaciones.
Luis Ángel Gutiérrez Sol: Secretario General del Secorbe. Fue Cabo de Gastadores compañero de José María Romeo en el Campamento de la Milicia Universitaria.
Bloch. Propietario de la sociedad intermediadora con sede en Gibraltar, con pasaporte estadounidense.
Persona de ITT. Al parecer un familiar directo de los fundadores de la ITT, Sosthenes Behn (1884-1957), el coronel, y Hernand Behn (1880-1933) que trabajaba también en la ITT y había estado previamente haciendo gestiones comerciales en España, en trato con su padre, atendiera a José María Romeo en su visita a la sede de la empresa en Nueva York. Probablemente se tratara de Edward John Behn (Nueva York 1922 – Milán 1966). hijo de Sosthenes, que  sirvió en  en el ejército de los EEUU, llegando ser teniente. Pero no hemos podido confirmarlo. Otros personajes posibles serían el hermano de éste Willians Charles Behn (1924-2015) tambien militar, capitan; o bien el hijo de Hernand, Hernand Behn, Jr. (1912-?).

Empresas e Instituciones

Agencia EFE. Agencia de noticias internacional fundada como sociedad anónima en Burgos el 3 de enero de 1939. El servicio informativo exterior de la EFE para su distribución en América Latina se inauguró el 2 de enero de 1966, abriendo delegaciones en todos los países del continente.
INI. Instituto Nacional de Industria, fue una entidad estatal, creada como un soporte institucional para promover el desarrollo de la industria en España. Entre los años 1941 y 1980 constituyó el grupo empresarial más grande e importante de España. El INI desapareció en 1995 y sus funciones fueron asumidas por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
ENTEL. Creada por el Instituto Nacional de Industria, en noviembre de 1961, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, conocida como ENTEL. Pretendía ser un polo alternativo a Telefónica, orientado hacia las comunicaciones internacionales. En ella se fusionaron la Compañía Internacional de Radio Española (CIRE-Radiar) y Transradio Española.
CTNE: Compañía Telefónica Nacional de España. Telefónica. Fundada en 1924.
Radiar. Compañía Internacional de Radio Española, Radiar (CIRE), sucesora de la Sociedad Anónima de Radio Argentina en 1952, su actividad consistía en la explotación, en virtud de acuerdos con compañías extranjeras, de los circuitos entre Madrid y Buenos Aires, Nueva York, La Habana, Río de Janeiro y Lima, además de los servicios de comunicación con barcos en alta mar.
Transradio Española: Empresa heredera de las antiguas concesiones de comunicaciones radioeléctricas de 1927. Controlada por Cable & Wireless hasta su nacionalización por venta a la Empresa Nacional Torres Quevedo.
Sercobe (Asociación Nacional de Fabricantes de Bienes de Equipo). Asociación empresarial sin ánimo de lucro que ofrece servicios técnico-comerciales a las empresas fabricantes de Bienes de Equipo.
Bureau Veritas. Empresa internacional con una sede en España de certificación y calidad fundada en 1828
Radio Corporation of America
. Industria electrónica estadounidense de radio y también maraca registrada para grabación y distribución de discos de música.
ITT. International Telephone & Telegraph, que tenía sus oficinas en Broad Street en New York.
La Voz de América. Emisora de Radio estadounidense en Tánger (Marruecos). Fue la única en África de la cadena VOA «Voice of America» desde 1950 hasta finales de los años 80 del siglo XX. Tuvo un papel relevante durante la Guerra Fría.

Varios

Singer de 1935. Modelo de vehículo utilitario de origen británico fabricado a partir de dicho año.
Emisora de Aranjuez (Madrid). Inaugurada en 1912 por Alfonso XIII, esta estación procedía de la Compañía Nacional de Telegrafía Sin Hilos y fue posteriormente explotada por Telefónica para el servicio móvil marítimo radiotelegráfico de Onda Corta. Allí se emplearon los transmisores de «segunda mano» protagonistas de esta historia.
Transmisores modelos ANFRT . El acrónimo que se puede encontrar tambien como AN/FRT («Army Navy Fixed Radio Transmitter») seguido de un ordinal posiblemente indicativo de la potencia en kW del equipo.

Acerca de

Inquieto e interesado en casi todo...

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2 comments on “1962. Transmisores de «segunda mano»
  1. José María Romeo Lopez dice:

    Muchas gracias José Ramón Te lo agradezco mucho porque a mis hijas les gustaba mucho este episodio, mejorado por ti ahora

    Enviado desde mi iPad

    • Me alegro Jose María, es un placer.
      Sin duda es un relato muy interesante. Nos ha quedado por descubrir más sobre el «Behn» que te atendió en tu visita a la sede de la ITT y sobre el misterioso «Bloch». Apellido de origen judio que seguro que encierra tambien interesantes historias además de la del «contracto».
      Gracias a ti por compartir tus vívidas experiencias. Un abrazo.

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