Un teléfono del Madrid de 1919…

En el fondo de viejos cajones de las casas de nuestros abuelos, podemos aún encontrar alguna joya… así que ¡busquémoslas!

Así por ejemplo, debió ser como mi amigo Isidoro (a él le gusta que le llamen «EA4DO» entre los radioaficionados -entre los que es muy conocido por su actividad como historiador- por ser su propio indicativo de estación amateur. Ver nota) se encontraría, junto con algunas otras cosas, un impreso en un amarillento papel, en el que es posible leer las cláusulas de un viejo contrato.

Se trata de un abono a la red telefónica de Madrid de la «Compañía Madrileña de Teléfonos» rellenado a mano, hace poco más de un siglo, en 1919.

Sin duda, aparte del valor familiar por tratarse de su ancestro, el centenario documento cobra hoy especial valor, por ser testimonio de una historia pretérita que es preciso descubrir, recuperar, interpretar y, por supuesto, conservar.

Me pongo a ello con los papeles de mi amigo y  los datos que nos muestran.

La citada empresa contratante, era propietaria durante aquellos años, de la central de teléfonos madrileña sita en la Calle Mayor 1, casi en la misma Puerta del Sol, en la llamada popularmente «Casa Cordero» edificada en el solar en el que anteriormente se levantara el Convento de San Felipe el Real (desaparecido tras la Desamortización de Mendizabal de 1836). Allí estuvo en funcionamiento treinta años, desde su inauguración en 1897, por la entonces «Sociedad de Teléfonos de Madrid», hasta 1927 que fue puesta fuera de servicio, con unos 5.600 abonados, por su nuevo propietario, la Compañía Telefónica Nacional de España CTNE. (Nota: La Sociedad de Teléfonos de Madrid, pasó a denominarse Compañía Madrileña de Teléfonos en 1895 al ser adquirida por la Compañía Peninsular de Teléfonos. Portadas y alguna guía telefónica completa de aquellos años, podemos encontrar en nuestra página).

Puerta sol templete

La madrileña Puerta del Sol hacia 1900

La central, de la que ya hemos hablado aquí, era la culpable del paraguas de hilos metálicos que radialmente, desde el templete de la torre, se extendían sobre los tejados del propio edificio y de los cercanos. buscando los domicilios de los abonados.

Un par de esos conductores de hilos desnudos, con suerte de cobre, eran los que desde allí, sobre los edificios, llegarían hasta el próximo domicilio de Don Isidoro Ruiz Ramos en la calle Carretas 37, pral., contratante del nuevo abono telefónico.

Como podemos leer con todo detalle en el propio texto del contrato, muy exigentes eran las condiciones del abono a la red, y todo un lujo que, por los precios que se indican, imaginamos que sólo unos pocos acaudalados empresarios o aristócratas, podrían permitirse. ¡Trescientas pesetas al año!

Isidoro Ruiz Ramos-1919 =A.H.EA4DO=

Isidoro Ruiz Ramos con su teléfono en 1919. Archivo Histórico EA4DO

Y empresario era nuestro personaje, y no poco famoso. En la foto lo podemos ver posando a la escucha de su impresionante teléfono mural Ericsson tipo AB sin timbre con magneto, en aquél año 1919.

El teléfono. Un “madrileño” Ericsson mural con magneto y sin timbre. Foto ref. 11764 Archivo Fundación Telefónica

Los lectores con algunos años, recordarán sin duda, aquél olor peculiar que excitaba nuestro olfato al entrar en los salas de los cines, mucho antes del advenimiento de los «aires acondicionados». Era el famoso ambientador «Ozonopino» fabricado por la empresa RUY-RAM, ampliamente anunciado en los medios impresos de la época (y hasta no hace muchos años). El propietario titular de la misma era nuestro abonado de la calle Carretas.

ARR_HeraldoM_28-07-1914

Anuncio en el Heraldo de Madrid 28 julio 1914. Archivo Ruiz-Ramos

Hay que apuntar que el Ozonopino no solo fue el primer “ambientador”, calificado como tal en “tiempos modernos”, sino que desde su invención estuvo considerado como “regenerador del ambiente, bactericida”. Es por ello por lo que  mereció un informe del médico y ya premio Nobel, D. Santiago Ramón y Cajal, en 1916, en el que se indicaba que evitaba la propagación del tifus exantemático, siendo declarado de “utilidad pública” en 1927, al emplearse con gran éxito en las epidemias gripales.

Volviendo al teléfono de Don Isidoro, con el número 1274 de Madrid (12-74 M como se reflejaba en los papeles), era de uso particular y no aparecía inicialmente en los muchos anuncios de los productos RUY-RAM que podemos encontrar en la prensa de la época, sin duda porque al no existir aún suficiente «masa crítica» el empleo comercial del teléfono, al menos en el Madrid de entonces, aún no se había generalizado. Esto evidentemente, cambiaría rápidamente en pocos años, pasando a reflejarse el número telefónico, sin falta en cualquier impreso, al consolidarse rápidamente el uso del teléfono como vía de contacto comercial, como podemos ver en la colección de anuncios que se adjuntan.

Después, llegó la creación del monopolio del servicio telefónico, gobernando Primo de Rivera en 1924, asignado a la citada CTNE, y nuestro protagonista continuaría empleando su teléfono, con su nueva numeración ya de cinco cifras 10789, como ya figuraba en este otro anuncio insertado en el Boletín oficial del Obispado.

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Anuncio Ozonopino Boletín Obispado Madrid-Alcalá con indicación del nuevo número telefónico de los primeros años de la CTNE. Archivo Ruiz-Ramos.

Este cambio de numeración fue inevitable al aumentar el número de las líneas madrileñas (y sólo sería el primero de los cambios que vendrían después, pasando a 6 -el 210789- y 7 cifras -221 07 89- con las ampliaciones sucesivas de la capacidad de la red madrileña). Entonces ya sería una línea automática atendida por los modernos equipos Rotary 7A2 del flamante rascacielos de Gran Vía nº28.

Otro interesante documento procedente de «ese cajón» es este otro impreso de 1930.

Se trata de un telefonema enviado desde Cordoba al domicilio de nuestro personaje. El servicio de telefonemas de la CTNE (que se suprimió en 1934), vino a atender, compitiendo en parte con el telegrama de Correos y Telégrafos, gran parte de la demanda de comunicación entre las personas, en un largo periodo, en el que el teléfono sólo estaba disponible para una minoría y mientras progresaba, siempre a un ritmo menor que el deseado, el despliegue de las infraestructuras telefónicas por todo el país.

Queda demostrado que cualquier viejo y amarillento papel puede encerrar toda una historia que espera ser descubierta.

______

Nota: Isidoro Ruiz-Ramos y Garcia-Tenorio, EA4DO por su indicativo de radioaficionado, nieto del protagonista de esta historia, es farmacéutico y su tesis doctoral en Ciencias de la Información por la UCM se titula «El primer medio siglo de Radioafición en España». Es un activo y apasionado historiador de la Radioafición Española, miembro de la URE y colaborador del Foro Histórico de las Telecomunicaciones.

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Inquieto e interesado en casi todo...

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One comment on “Un teléfono del Madrid de 1919…
  1. Emilio Borque dice:

    Interesante entrada (como todas). Desconocía la relación entre el Ozonopino y nuestro amigo Isidoro, su abuelo se preocupaba de lanzar al aire aromas salutíferos y él historias de la radio.

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