Rosáceas, Rosetones y Rosetas

Es curioso y siempre interesante investigar en torno al origen y la evolución de los términos que conforman la “jerga técnica” de cada época. En el caso de las telecomunicaciones españolas muchos de estos términos son inicialmente foráneos, debido a la fuerte influencia del exterior, de donde venía casi todo, por aquello del “que inventen ellos”.

Ilustración de la “Guía Práctica del Telegrafista”, E. Montoriol, traducida del francés por M. Balseiro, 1921, MB, Madrid.

Ilustración de la “Guía Práctica del Telegrafista”, E. Montoriol, traducida del francés por M. Balseiro, 1921, MB, Madrid.

Investigando sobre las antiguas infraestructuras de telegrafía en España o visitando algún museo o exposición (como el recientemente clausurado del 160 Aniversario de la Telegrafía Eléctrica en España), es probable que nos encontremos con los que dan titulo a esta entrada.  Los dos primeros en referencia a los distribuidores (o conmutadores) de las líneas o cables en los primeros centros telegráficos.

Interesados en ello, nuestro colega Emilio Borque, que ya ha demostrado su experiencia en este mismo tema (véase su «Historia de dos palabras» para el caso de «telégrafo» y «semáforo» publicado en telegrafistas.com), nos comenta lo siguiente respecto al origen del llamativo término “rosácea”:

Parece que viene de una mala traducción del francés “rosace” (rosetón), por “rosacèe” (rosácea). Creo que el origen del error se debe a un artículo aparecido en la revista “El Telégrafo Español” de 17 de septiembre de 1891, firmado por Esteban Marín y con el título DESDE PARÍS (ver aquí), donde se describe el servicio telegráfico de la central telegráfica de París.

Efectivamente, Marín describe con gran detalle la instalación y se detiene en el conmutador, introduciendo la incorrecta traducción desde el primer momento: “El uso de conmutadores suizos se ha desterrado del servicio en Francia hace tiempo, sustituyéndose por rosáceas; sistema sencillísimo y hasta primitivo, pero que, en opinión de los Telegrafistas franceses está menos expuesto a averías”. En esta página francesa se pueden observar un par de dibujos de la referida “rosace” y su ubicación en el contexto de la central telegráfica parisina. 

Estación central de la Avenida de la Opera de Paris (fredouille.pagesperso-orange.fr)

Estación central de la Avenida de la Opera de Paris (fredouille.pagesperso-orange.fr)

Las rosáceas equivalían a los Repartidores Principales y no eran exclusivas de los telégrafos, también se usaban en las primeras centrales telefónicas como se puede observar en unos magníficos ejemplos del archivo fotográfico de la Fundación Telefónica (poner como filtro a buscar: rosacea). Cuesta un poco comprender el funcionamiento, ya que no estamos acostumbrados a una conexión tan rígida; en la foto del caso de la central de Mahón, se puede ver mejor. Si os fijáis, los cables de la derecha (que vienen del exterior), se conectan en el lado exterior de la corona y los cables que suben hacia las posiciones, entran por el agujero central de dicha corona o rosacea. Tal vez te ayude a entenderlo mejor esta otra fotografía.

Sin duda la confusión era fácil. Si buscamos la definición de «Rosace» (Rosetón) en un diccionario francés, en una de sus acepciones vemos:

  • Rosace: 6. Télécommunications. «Commutateur en usage dans les bureaux centraux télégraphiques peu importants, et qui se compose, généralement, d’un plateau en bois dur, évidé au centre, sur lequel les bornes d’attache correspondant aux divers appareils du bureau central sont disposées en cercle» (Larousse encyclop.). «L’appareil téléphonique se compose d’une rosace en bois sur laquelle est fixé un bouton de sonnerie ordinaire» (A. Leclerc, Télégr. et téléph., 1924, p. 268).

    "Rosace" Estación central Avenida de la Opera de Paris (fredouille.pagesperso-orange.fr)

    «Rosace» Estación central Avenida de la Opera de Paris (fredouille.pagesperso-orange.fr)

El término, tuvo aceptación en España y lo podemos encontrar con facilidad. Aquí tenemos algunos ejemplos:

  • Consultando las “Bases del programa para el concurso de proyectos de edificio destinado al servicio de Correos y Telégrafos de Barcelona” en la Revista Arquitectura y Construcción (Barcelona). 12/1913, page 32 (286). Encontramos entre las diferentes especificaciones y requisitos, lo siguiente: “Despacho del señor jefe de reparaciones , con proximidad al local que ocupe la rosácea de distribución de cables.” 
  • Encontramos otro texto curioso en el que el autor supone otro origen al vocablo al relacionarlo con «la rosa de los vientos». En el volumen 27 de la Biblioteca del Electricista Práctico “Centrales Telefónicas” de Ricardo Caro y Anchía, editado en 1918, de lectura muy recomendable, en el apartado dedicado al “Distribuidor”(páginas 18 y 19), y después de describir una estructura similar a los actuales repartidores principales de dos caras, y confirmando lo que Emilio Borque nos apuntaba arriba, en relación a la aplicación del término de rosácea también en telefonía, podemos leer: “En las centrales con pequeño número de abonados el distribuidor se reduce a una tabla con un agujero central por el que entran todos los cables procedentes del templete; sobre la tabla se disponen radialmente los contactos donde terminan las líneas exteriores, seguidos de los contactos correspondientes a las líneas interiores, los cuales comunican entre sí a través del hilo fusible protector. Las líneas interiores parten del distribuidor en disposición radial que le da figura de rosa de los vientos, por lo que ese tipo de distribuidor es el conocido con el nombre de rosácea.” 
  • También recientemente, María Victoria Crespo Gutiérrez en su articulo “Antiguo edificio de Correos y Telégrafos de Málaga (1925-1986)” editado en 2005, con ocasión del 150 aniversario del Telégrafo en España (página 65), dice: “La zona específica de Telégrafos, situada en la planta principal y en la fachada este del edificio, disponía de una sala de aparatos, con luces amplias y directas, y local próximo para taller de reparaciones; un local para la rosacea de distribución de cables, cuya entrada al edificio se proyectó subterránea, ya que en las primeras épocas los cables aéreos partían de las torres y llegaban a las fachadas de los edificios; locutorios para conferencias telegráficas y telefónicas del público, …. ”

    Rosácea de la central de la Calle Mayor en Madrid (Archivo Fundación Telefónica R-02727_1)

    Rosácea de la central de la Calle Mayor en Madrid (Archivo Fundación Telefónica R-02727_1)

Reafirmando aún más esta teoría, encontramos también otros textos dónde se emplea “rosetón”, la correcta traducción del francés. Sirvan como ejemplos estas dos interesantes citas:

  • En el Manual de Telefonía de Jose Galante y Villaranda de 1884, en su Cápitulo V de “Líneas y redes” pagina 123, describiendo las características de la principal estación central de la Avenida de la Opera de Paris ya citada, y concretamente la entrada de los cables subterráneos que allí se empleaban, dice: “Estos cables reunidos o divididos en dos o más ramales, según su número, se dirigen al centro de una caseta cuadrangular construida en la misma cueva, y separados en dicho punto en cuatro grupos, se sujeta cada sección con un anillo a cierta distancia del centro común de los grupos, y quitando la cubierta de plomo y la de cáñamo que está debajo, desde el anillo hasta la extremidad de los cables, se llevan ordenadamente los ramales de dos conductores que resultan al borde de un gran agujero circular practicado en el centro de cada tabique de la caseta, de donde pasan al exterior por sus pequeños correspondientes agujeros, y se fija cada conductor en su casquillo de empalme, resultando los rosetones de que hablan con entusiasmo todas las publicaciones francesas que se ocupan de este asunto.” 
  • En el libro “Telegrafía” de Fernando de Lossada y Sada de 1898, Librería de Hernando y Compañía, se describe el “Conmutador de rosetón”: “79. Conmutador de rosetón (fig.50).-Consiste en una plancha cuadrada de madera adosada a una de las paredes de la estación, y en la cual hay un número variable de bornas dispuestas en circulo, que comunican con los diferentes conductores de la linea. En el centro de la plancha hay practicada una abertura circular por la que pasan todos los hilos correspondientes a los diversos aparatos que componen la instalación. Cada uno de estos hilos termina en un pequeño broche de forma de gancho que se adapta perfectamente al cuello de cualquiera de las bornas. Frente a estas y formando un circulo exterior, hay unos pequeños discos de marfil con los números que corresponden a los conductores, y cada uno de los broches lleva también otro disco semejante con el número y nombre del aparato a que pertenece. Como los broches se enganchan con gran facilidad a las bornas, pueden establecerse muy rápidamente cuantas comunicaciones se deseen. Alrededor de la abertura central de la plancha de madera suele haber una placa de ebonita provista de surcos radiales destinados a mantener los hilos para evitar cualquier contacto accidental entre ellos. Estos conmutadores son muy convenientes en las estaciones a que concurren gran número de conductores, en las que suelen instalarse dos aparatos de esta clase. Uno, llamado conmutador de líneas, que es el descrito, y otro, conmutador de pilas, en el que éstas comunican con las bornas y los hilos centrales con los conductores de la línea.” 

En conclusión, queda claro que, como elemento “distribuidor” o “conmutador” (ahora diríamos “repartidor”) en la primeras estaciones centrales de telegrafía y de telefonía, se emplearon los denominados “rosetones” o “rosáceas” en la que las líneas se distribuían radialmente en torno a un acceso central por el que llegaban los conductores, permitiendo el reparto ordenado de los mismos hacia/desde los elementos interiores, típicamente los cuadros conmutadores o las estaciones telegráficas. Esta práctica llegó a España desde Francia de dónde probablemente fuese originaria (aunque queda pendiente de comprobar).

Telefono modelo Heraldo y su roseta (http://antiguedadesurbanas.blogspot.com.es/)

Telefono modelo Heraldo y su roseta (http://antiguedadesurbanas.blogspot.com.es/)

Finalmente otro término que entendemos es derivado de la misma línea es el de “roseta”. Hasta la aparición de los conectores y cables de la norma RJ11, cada modelo de teléfono incluía un cable terminado en un elemento conector redondo normalmente de pared denominado comúnmente “roseta”, para facilitar la conexión a la línea en la casa del abonado. Este elemento en Francia se denomina igualmente “rosace” y no podemos descartar que de forma similar se haya traducido al español, en este caso por roseta (por aquello de que se puede asimilar a un “rosetón pequeño”), pero esto lo dejamos también de momento pendiente confirmar hasta una investigación posterior.

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Inquieto e interesado en casi todo...

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Publicado en Historia, Telefonía, Telegrafía
2 comments on “Rosáceas, Rosetones y Rosetas
  1. pablosolerferran dice:

    Magnífico artículo

  2. He leido vuestro post con mucha atecion y me ha parecido ameno ademas de claro en su contenido. No dejeis de cuidar esta web es bueno.
    Saludos

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