Hemos tenido el enorme privilegio de entrevistar a una persona excepcional, Marceliana Antúnez Naharro, a la que todos llaman Marce, de 97 años, y que fue telefonista de la central interurbana de Badajoz-Zurbarán entre 1950 y 1956. La posibilidad de contactar con ella surgió de casualidad, al hablar con una amiga sobre este blog nos dijo que su tía había sido telefonista de la CTNE, y que, a pesar de su avanzada edad, estaba fenomenal de memoria. En seguida mostramos interés en poder entrevistarla. Y su respuesta fue positiva e incluso unos días después nos comentó que a su tía le hacía mucha ilusión. Así que a Badajoz, donde vive Marce, nos fuimos para conocerla e intercambiar impresiones.
Lo primero que nos llamó la atención es la buena forma que mostraba Marce, aparentaba mucho más joven. Nos recibió en su casa de forma muy acogedora y cariñosa, siendo además muy buena conversadora, nos contó un montón de cosas interesantes, permitiéndonos además grabar la larga conversación que mantuvimos.
Marce en los años 1950 y en la actualidad
Antes de pasar a resumir nuestra enriquecedora entrevista con Marce queremos destacar la importancia de la historia oral como metodología en investigación histórica.1Además, otro aspecto fundamental de la historia oral es el de recuperar la memoria de los trabajadores de empleos ya desaparecidos, como es el caso de las telefonistas y, en concreto, el de Marce.2
Por otro lado, un breve apunte técnico sobre la situación de la red telefónica en la provincia de Badajoz en los años 1950. Solo estaba automatizada la capital, el resto de poblaciones más importantes de la provincia como Mérida, Don Benito, Almendralejo, etc. no se automatizaron hasta los años 1970. Por otra parte hay que recordar que aunque dos poblaciones tuvieran el servicio automático, en esos años la conexión interurbana siempre era manual mediante intervención de operadoras en las respectivas centrales interurbanas, que se componían de un mayor o menor número de cuadros o posiciones de operadora según el tamaño de la central. A la altura de 1949, en Badajoz capital solo había 2.112 líneas urbanas, todas automáticas.
Fachada del antiguo edificio de la central de CTNE Badajoz-Zurbarán, en la calle Obispo san Juan de Ribera, donde trabajó Marce (Lo vendió Telefónica y actualmente es para otros usos, siendo la fachada la misma que la original)
Una vez realizadas estas aclaraciones previas, centrémonos en la entrevista con Marce, que en realidad no fue una entrevista formal con preguntas y respuestas a modo periodístico, sino más bien una conversación distendida, si bien muy larga, que fluyó de forma natural y en la que se iban entremezclando muchos asuntos. Mi amiga Elena, la sobrina de Marce, ya me avisó antes que su tía por un lado estaba muy ilusionada con el asunto pero también algo nerviosa, pensaba poco menos que éramos gente importante o de algún periódico (“¡ay!, unas personas que vienen de tan lejos, desde Madrid, y yo qué les voy a contar”). Ya antes de la entrevista le aclaré a Elena, y le pedí que se lo trasladara a su tía, que de importantes nada, que éramos simples aficionados que incluimos información en internet sobre la historia de las telecomunicaciones, y nada más. Acordamos de esta manera que mejor iba a ser una conversación informal, como en familia. De hecho, estuvo presente Luis, hijo de Marce, además de nuestra amiga Elena, quienes ayudaron mucho en el transcurso de la conversación para que fuera todo más natural y Marce se sintiera más cómoda. Por lo tanto, queremos mostrar aquí nuestro agradecimiento, además de a Marce en primer lugar, a Luis y Elena, hijo y sobrina de nuestra protagonista.
Marce entró a trabajar en la CTNE muy jovencita, en 1950, con apenas 21 años. Le pregunté por el ingreso, si fue con un examen, lo que me confirmó:
[Marce]:Y a mí doña Laura es la que me preparó para teléfono. Hacía los programas ella y eso. Por ejemplo, nos pedían a lo mejor… Ay, es que no me salen las palabras. Bueno, pero… no, pero no, es que tengo… esa dificultad me ha entrado. Que no me acuerdo de las palabras porque no me salen.
[Pablo]No se preocupe, eso me pasa a mí y tengo 37 años menos que usted, jaja.
En efecto, se nota que Marce está algo nerviosa al principio, pero afortunadamente se le pasa enseguida y, al contrario de lo que dice, demuestra tener una memoria prodigiosa. En cuanto al examen de ingreso recuerda:
[Marce] El primer examen que yo tuve… yo me examiné dos veces, pero tontamente…el primero no lo pasé. La primera vez que me examiné… eso es que nunca me acabé de reponer. Yo me acuerdo que ayudé a una que tenía en su casa…era un centro de estos que en las casas vivía la operadora [se refiere a los centros familiares]. Se sentó a mi lado en el examen, y ella escribía de lo que yo le había diciendo, porque me lo sabía muy bien todo. Fui bien preparada, gracias a Dios. Aprobó ella. Y me suspendieron. Si yo me sabía tanto las cosas. Mi hermana siempre decía que yo tenía la rapidez, la rapidez. Lo que miraban en los minutos, los segundos y todo. Entonces… yo leí la pregunta por encima la…y entonces yo leí… había que poner una lista de palabras, poner lo contrario de lo que significaba. De lo malo, bueno, de lo esto… Y una palabra me resultó muy rara. Entonces yo me di cuenta. Me di cuenta, digo, esto no es posible así. Y la había entendido yo al revés. Y ahí me suspendieron.
[Pablo] Pero ¿solo por eso?
[Marce] Y en todo lo demás lo tenía bien, pero en eso un cero. Un jefe de Telefónica le dijo a mi tío que “si supiera su sobrina por qué la han suspendido…” porque la del centro familiar era hija de alguien importante
[Pablo] Yo sospecho que a lo mejor estaba enchufada por algo ¿no? En el centro familiar había un contrato previo con la CTNE y quizá…. Pero bueno, el segundo examen sí lo aprobó usted
[Marce] Sí, y saqué la número 4, la sobrina de la jefa de Mérida sacó el número 1, y es que Mérida era el centro de entronque, era importante tanto… más que Badajoz. Pero luego en el curso que nos dieron saqué el número uno. Y la sobrina de la jefa de Mérida sacó el último. Y ahí era la vigilanta la que ponía las notas y las cosas. De lo que estábamos haciendo. Y yo tan contenta. Porque la otra vez, pues, de verdad, de verdad, el fallo, porque si tenía un cero, ya no te lo puedes… Ya estaba hecho. [Resulta sorprendente que Marce se acordara de todo esto, lo que demuestra, en efecto, su buena memoria, y sí parece que le marcó, sí, el haber suspendido el primer examen]
[Pablo] ¿Y cómo fue ese curso? ¿Se acuerda? ¿Hacían ejercicios con llamadas reales?
[Marce] No, no, de escribir de cómo se hacía todo.Hicimos un mes de preparación. Hacíamos el curso para entrar de operadora auxiliar, operadora telefonista. La vigilanta nos daba clase por la mañana. Íbamos completando un libro que hacíamos nosotras, lo poníamos todo ahí lo que dábamos en clase. Era precioso el libro. Yo lo ponía todo allí, lo tenía muy bonito el libro.
Llama la atención que después de tanto tiempo Marce valore tan bien el libro que iba cumplimentando con las enseñanzas del curso. Le pregunté si lo conservaba, pero no, así como tampoco conserva ningún documento de la nómina, el contrato, o alguna foto de ella vestida del uniforme reglamentario. Solo conserva una foto de compañeras de la empresa, pero no en el lugar de trabajo.
También hablamos de algo muy conocido, sobre que para ingresar las telefonistas tenían que demostrar que con los brazos extendidos abarcaban una cierta distancia (esto era necesario para que pudieran operar en el cuadro con los cordones de conexión entre las clavijas sin problemas), y ahí también Marce recordaba con una cierta angustia la prueba:
[Marce] Y me acuerdo yo que había dos timbres y tenías que… a ver si abarcabas con los dos brazos. A las operadoras les hacían una prueba y si no llegaban, no entraban…. Llevaba yo tanto miedo, tanto miedo, … porque algunas no entraron en el examen … porque no llegaban. Después de haberse preparado y todo
[Pablo] Porque ¿Cómo era?, ¿tenían que llegar desde una posición a otra? Y usted sí llegó sin problemas.
[Marce] Hombre, yo toqué con esto [se señalaba, toda orgullosa, la muñeca], en vez de con la punta.
[Luis, hijo de Marce] Tienes que aclararle que fuiste portera de futbol
[Pablo] ¿Portera de futbol? ¡Anda que bueno!
[Marce] Sí, sí, y de balonmano … pero en el campo de futbol
[Pablo] Qué bueno, pero ¿con algún club deportivo de Telefónica?
[Marce] No, no, antes, en los 40
[Pablo] ¿En el Colegio?
[Marce] No, en el Frente de Juventudes
[Pablo] Ah sí, en esos años se organizaban ese tipo de actividades en el Frente de Juventudes
[Marce] Sí, y fui a jugar en un campamento en Asturias y otros sitios, y en partidos oficiales con árbitros y todo. Si hasta salí en un periódico, en una foto parando un penalti, fue en Cádiz creo
[Pablo] ¿Y siguió jugando al entrar en Telefónica?
[Marce] No, no, porque ya tenía novio y no le gustaba que jugara, hay que ver qué tiempos, qué tiempos
[Pablo] Qué interesante todo lo que nos cuenta Marce, y como era tan deportista por eso ahora está en tan buena forma [recordemos que Marce tiene ahora 97 años]
[Marce] Sí, puede ser, puede ser
Pasando ya a su trabajo como telefonista le enseñamos a Marce una foto de unos cuadros interurbanos, en concreto el de la imagen siguiente.
Cuadro Interurbano con cuatro posiciones (Museo de Canena, Jaén)
Nos dijo que, en efecto, reconocía perfectamente los equipos, que en los que ella trabajó eran iguales, pero que eran seis posiciones. Esto nos sorprendió, por lo pequeño de una central interurbana de una capital como Badajoz, insistimos en si seguro que eran solo seis posiciones y nos dijo que sí, que estaba segura, pero que además de esas seis posiciones estaba la posición de información y la de averías.
También le enseñamos, de la misma foto del museo de Canena, la parte superior de un póster que incluye una foto en blanco y negro con unas telefonistas y una vigilanta por detrás, de pie (de la misma imagen anterior), y Marce enseguida dijo que de pie no estaban, que estaban con una silla y con unos cascos y cables para conectarse al cuadro si había alguna consulta o problema:
[Marce] Y luego aquí estaba la mesa de la Jefa.
[Pablo] Ah, ¿de la jefa? Yo creía que después de la vigilanta, el siguiente escalafón era el jefe de tráfico, ¿era jefe o jefa?
[Marce] Jefa, jefa. Siempre fue jefa … y dos vigilantas. Para seis puestos había dos, dos vigilantas, pero nada más que teníamos una en cada turno [luego, más adelante nos indicó Marce que en el turno de noche no había vigilanta] viendo el trabajo que había, las conferencias que había en tal sitio, que es donde había más jaleos, claro, Madrid y eso.
Vigilanta de Tráfico y telefonistas (Archivo Fotográfico de la Fundación Telefónica)
[Pablo] Claro, Madrid y Barcelona serían las de más follón, habría conexión directa supongo.
[Marce] No, no, nosotros no teníamos directo con Barcelona, con Madrid sí. Lo pedíamos por Cáceres, era el centro de entronque de Cáceres [entronque, una palabreja técnica que me llama la atención que Marce se acuerde]
[Pablo] Vale, o sea si alguien de un pueblo de Badajoz o del mismo Badajoz capital querían hablar con Madrid, las telefonistas del interurbano le ponían conexión directa con Madrid, pero si era con Barcelona u otra población a lo mejor tenían que utilizar un libro que se llamaba “nomenclátor” para encaminar bien las llamadas ¿no?
[Marce] Sí, sí, pero yo me lo sabía, me sabía todos los partidos judiciales de España, me acuerdo que me aprendí todos los partidos judiciales de España
[Pablo] ¿De España? Yo creía que solo se tenían que aprender los de la provincia
[Marce] De España, claro
En ese momento le enseñamos una parte de un nomenclátor de 1968 que llevamos impreso, solo unas pocas hojas, para ver si reconocía el texto. Nos dijo que no era así, que no tenían esos espacios para anotar, aunque tampoco se acordaba bien [Es importante señalar que el único nomenclátor del que disponemos copia es de 1968, probablemente el que usara Marce era más sencillo, ya que debía ser de los años 1950]
Portada del Nomenclator de 1968
Página interior del Nomenclátor de 1968
Siguiendo la conversación, en un momento le decimos a Marce:
[Pablo] Como yo no he conocido las centrales manuales [cuando entré en Telefónica ya era todo automático], pues todo esto no era tan fácil, a mí me parece complicado
[Marce] No, hombre, una vez que lo aprendes todo, es coser y bordar. Cuando la llamada venía por el 09 [las llamadas desde la central automática de Badajoz, cuando era para otra población se marcaba el 09 y entonces esa llamada se encaminaba al cuadro interurbano manual] lo primero que yo decía era “¿Qué población desea?” Y me decía, por ejemplo, “Olivenza”.
[Pablo] Y usted conectaba con Olivenza y luego el abonado ya le decía a la telefonista de Olivenza el número
[Marce] No, no, yo después de que me dijera Olivenza le preguntaba al abonado por el número de Olivenza, y me decía el 16, y yo “No se retire por favor”, conectaba con Olivenza y le decía, “Olivenza, el 16” y si estaba libre ya le conectaba y si empezaban a hablar se anotaba CLA con un círculo en el nº de la operadora [luego volveremos sobre este término de CLA]
[Luis] Pero si por ejemplo era el 162, no decía ciento sesenta y dos, se decían de uno en uno
[Marce] Claro, para evitar confusiones, de uno en uno
[Luis] Por la dicción
En efecto, en el Manual del Servicio Interurbano de la CTNE de 1943, en las páginas 13 y 14 hay una sección específica dedicada a este asunto, denominada “Enunciación y repetición de números” y ahí se indica expresamente que las cifras siempre se decían de una en una.
Portada del Manual de Operación del Servicio Interurbano, de 1943
También le preguntamos si se acuerda del calculógrafo, le enseñamos una foto de uno:
[Marce] Sí, más o menos. Bueno, sé que era un calculógrafo, pero casi no lo usé, o no me acuerdo, no sé
[Pablo] ¿Quién lo usaba, la vigilanta?
[Marce] No, estaba en la posición de Madrid donde tenía… y en los circuitos más gordos donde se pedían las conferencias.
[Pablo] ¿Pero alguna vez lo usó usted, Marce?
[Marce] Sí, alguna vez, sí. Entraba el ticket, así ya está. Se entraba el ticket, apretaba, ¿no? Y marcaba la hora de inicio y la hora de final de la conferencia. Sí, porque yo no me sentaba… Las posiciones esas se sentaban a las mayores a las que llevaban ya muchos años y conocían a la gente. Claro. Nosotros, todas las nuevas, las que entramos después, bueno, nos sentábamos en las posiciones de los pueblos de Badajoz, claro. Pero a veces si alguien pedía una llamada a un pueblo de Bilbao, o sea, de Vizcaya o de Asturias, pues al nomenclátor iba, a ver, al nomenclátor, y entonces te decía… Y en el ticket ponías por dónde ibas y luego se encargaba la que estaba en esa posición… En la que llamaba a tal sitio…
Os recordamos que en otra entrada de hace tiempo ya hablamos del calculógrafo
En la conversación surgió el asunto de las demoras para poder establecer conferencias, le pregunté a Marce específicamente por eso.
[Marce] Uy sí, donde había siempre demoras era con Madrid
[Pablo] Pero yo hay una cosa que no entiendo, ¿cómo se sabía si la demora con Madrid era de una, dos o tres horas, por ejemplo?
[Marce] Anda, porque pedían… pinchabas… ¿Qué población desea? Madrid, te decían, y cogías el ticket, y se lo pasabas a la que tenía la posición de Madrid
[Pablo] Ah, eso no lo sabía yo, o sea había una telefonista solo para Madrid
[Marce] Sí, había seis posiciones y había una que se dedicaba solo a Madrid
[Pablo] Pero ¿Cómo se sabía de cuánto era la demora?
[Marce] Porque los circuitos siempre estaban ocupados porque había cola, y se acumulaban los tickets y según cuantos tickets pues… la de la posición de Madrid decía cuanto de espera más o menos.
[Pablo] Y en los circuitos había una lucecita encendida cuando estaba ocupado, como esta de la foto [le enseño la misma foto, pero ampliada con los indicadores luminosos, del cuadro interurbano, a la que hemos hecho referencia antes, la del museo de Canena]
[Marce] Claro, Un montón. Había a lo mejor tres circuitos con Madrid y según el número de tickets …
[Elena] ¿Tres circuitos significaba tres telefonistas?
[Marce] No. Ah, no. No, porque tú podías atender a más circuitos. Por eso lo de la mano. Para alcanzar bien, claro. Teníamos circuitos con Sevilla, Cáceres y Mérida que eran centros de entronque, además de los circuitos con centros familiares de los pueblos cercanos
Dado que surgió el asunto de los tickets de petición de conferencia, le enseñamos a Marce copia de los únicos que disponemos, que son los que vienen en el Manual de la Telefonista de 1974, pero nos dijo que no, que no eran así, que solo eran una cuartilla en blanco con algo impreso pero muy poco, en la que solo venía Badajoz y ellas anotaban todo a mano. Cuando se pedía una conferencia se buscaba en el Nomenclátor por dónde tenía que ir la llamada y se ponía eso en el ticket.
[Marce] Te pedían una conferencia, no sé, para ir al quinto pino, a Bilbao, por ejemplo, y para esos casos no mirábamos el nomenclátor, lo pedíamos por Madrid y la de Madrid sabía por dónde la tenía que pedir [para lo que tenía que mirar a su vez el nomenclátor] y tenías que escribir en el ticket la petición eso.
[Pablo] ¿Pero a mano? ¿Y no había nada impreso?
[Marce] Sí, todo era a mano, había algo impreso pero muy poco, y tenía que poner el número de operadora, yo era la 17. Cada vez que daban a la lotería, me ponga lo que sea con la número 17…
[Pablo] Ah, pedía el número 17 para ver si tocaba.
[Marce] Para acordarme.
Hemos consultado el Manual de Operación del Servicio Interurbano de 1943, y no aparece ninguna imagen de cómo eran esos tickets en esos años. En el apartado “Anotación de llamadas” (páginas 15 en adelante) sí se habla de unas casillas para completar en los diferentes tipos de tickets. [Más adelante, al revisar este texto Marce y su hijo Luis nos aclararon que el ticket era de unos 14cm por 8 cm y nos enviaron un croquis de cómo era].
Las primeras imágenes de tickets que hemos localizado son los del Manual de la Telefonista de 1974, se los enseñamos a Marce (en copia digital en el ordenador) y no reconocía ninguno de ellos
Croquis de Ticket elaborado por la propia Marce, tal como lo recuerda ella
Tickets de salida, entrada y tránsito. CTNE, Manual de la Telefonista, 1974
Siguiendo con las demoras y los tickets añade Marce:
[Marce] Pero luego además, estaban los [pueblos] más cercanos y los más importantes, Villanueva, Talavera [La Real] y otros, y se ponía siempre por CLA.
[Pablo] ¿CLA? ¿Y eso qué era?
[Marce] Pues que se atendía directamente
[Pablo] Pero, ¿Qué significa CLA? ¿Era Ce Ele A o CLA?
[Marce] Le decíamos eso, cuando se pedía una conferencia por CLA, hacíamos un círculo, en la casilla del número de operadora, sin colgar el abonado, y poníamos la población que era el circuito ese, de esto ya no me acuerdo [se refiere que no se acuerda bien de los de indicar la población, de lo del círculo sí]. O si estaba ocupado le decías a la otra operadora TO
[Pablo] ¿Teo? ¿el nombre de Teo?
[Marce] No, no, T O de Teléfono Ocupado
[Pablo] Anda, jaja, claro, anda que yo también … claro, claro, es que creía que era el nombre de una persona, de Teo, jaja, no entendía nada
Hemos estado buscando (como siempre nuestro colega Emilio Borque al rescate, con una capacidad prodigiosa para localizar todo tipo de información que para mí es toda una aventura), en cuanto al término CLA, según la revista Telefónica al habla, en la pág. 10 del ejemplar de 1965 y 1966 se dice “En general, las Administraciones quieren que, en cuanto a calidad del servicio se refiere, conseguir que el 90 por ciento del servicio se opere instantáneamente (en el argot telefónico CLA que significa combinación, línea y anotación) y el porcentaje restante dentro de los diez minutos siguientes a la petición”.
Aun así, sigue sin quedarnos claro lo que quiere decir el término CLA, en el Manual de Operación del Servicio Interurbano de 1943 se dice en la página 3 que C,L.A. es el método de anotación y líneas combinadas, el acrónimo seria Combinación, Línea y Anotación. En la página 32 del mismo manual se dice “En la operación normal C. L. A. se rodea con un círculo el número de operadora para indicar que, habiendo anotado la llamada, se ha intentado completarla sin demora alguna”.
Además, en la página 4 del capítulo 8 del Manual de la Telefonista de 1974 se dice “En todos los casos en que, debiendo anotarse un «ticket», la operación pueda ser consecutiva a la anotación hasta llegar a seleccionar o llamar al usuario de destino, se denominará OPERACION COMBINADA CON «TICKET» (OCT), o CLA como se la viene conociendo tradicionalmente”. En definitiva, CLA significaría que la llamada debe ser inmediatamente tramitada después de la anotación.
En definitiva, las llamadas tramitadas como CLA serían las que en el propio cuadro tenían enlace directo con el pueblo destino y, estando libre, se podían establecer sin demora alguna. Todas las demás, que pasarían por varios cuadros interurbanos, tendrían en su mayoría demoras.
También le preguntamos a Marce por llamadas oficiales, del gobernador civil o de militares:
[Marce] Sí, depende de quien llamara la jefa nos decía, que es tal o cual, y a esas llamadas se les daba prioridad, a esos no se les daba demora, y luego algunos [se refiere a abonados normales] protestaban que hacía mucho que llevaba esperando, que “hace una hora que he llamado”.
Luego, según avanzaba la conversación, nos sorprendió que Marce también trabajó en el servicio de averías y en el de información.
[Marce] Cuando más barullo había, en las fiestas, a mí me ponían en información, porque tenía mucha memoria, y los centros oficiales de Madrid me los sabía casi todos, por eso me ponía ahí la jefa, porque me los sabía y era rápida. Me pedían por ejemplo del Ayuntamiento y un departamento y yo les ponía, me acuerdo que un día me dijeron “señora que me ha dado el cementerio” y yo, “ah yo qué sé, yo le he pasado con quien me ha pedido” [aquí risas de todos] y los hoteles importantes, o la información nacional del trigo y esas cosas gordas.
[Pablo] Pero claro, si no se lo sabía por lo que fuera, miraba la guía de Madrid y buscaba, ¿verdad?
[Marce] Sí, era la guía en papel. Era rápida, claro.
También hablamos de las condiciones de trabajo, y Marce nos dice que eran muy buenas, de lo que sí se acuerda es del calor que pasaba en verano. Recuerda que ponían un ventilador en la sala y que muchas veces tenían que estar con las ventanas abiertas. Incluso en la sala del automático, que estaba en otro piso, también tenían que abrir las ventanas y desde la calle se oía el ruido del automático [en efecto, sabemos que el sistema Rotary generaba mucho calor y es conocido también el ruido que generaba la central cuando había mucho tráfico, por las piezas que giraban. Por información de otro compañero de Telefónica que trabajó de operador en el Rotary en Madrid, sabemos que en 1979 ya había aire acondicionado en la sala del equipo y que estaba estrictamente prohibido abrir las ventanas para ventilar para proteger el equipo del polvo. Pero desconocemos si a la altura de 1950 había aire acondicionado en la sala de equipos, está claro que en el caso de Badajoz, por lo que nos cuenta Marce, no había].
Anécdotas de una telefonista
En un momento de la conversación le preguntamos a Marce si se acordaba de anécdotas curiosas y nos contó varias muy jugosas, empezando por una que le ocurrió a su hermana mayor que también entró de telefonista en la CTNE unos años antes que ella.
[Marce] Mi hermana Vicenta sí tuvo un episodio muy gordo en el teléfono [resulta curiosa la forma de denominación de su trabajo, el teléfono, lo que parece indicar algo especial, ya que en esos años muy pocos era titulares de una línea en su casa, y la mayoría de la gente tenía que acudir a la central para utilizar el locutorio público]
[Elena] ¿Qué pasó?
[Marce] Era que … estaban persiguiendo a un…a una persona mala. Por lo visto, tenía pena de muerte. Ay, era cuando Franco…
Le preguntamos si era algo político o un delincuente conocido, pero nos dijo que no sabía, que esto le pasó a su hermana cuando estaba de turno. La cuestión es que el perseguido tenía un aviso de conferencia a una hora determinada, y la policía, que estaba al tanto, acudió al locutorio pero a escondidas. La hermana de Marce avisó al individuo para que pasara al locutorio concreto asignado, llamándole en voz alta, y nada más entrar en el locutorio los policías salieron y le bloquearon la puerta, deteniéndole ahí mismo.
Imagen de un locutorio de la época, tomado de la serie La forja de un rebelde, de Mario Camus, RTVE-Filmoteca
Locutorio de CTNE. Fuente Archivo Fotográfico de la Fundación Telefónica, R00001898_AF_R_05733_1
Otra anécdota más simpática fue la de los quintos de la mili cuando les anunciaban el destino que les había tocado. Iban todos en tropel al locutorio para llamar a sus familias y anunciarles el destino.
[Marce] Ah, que cuando venían los soldados, cuando van a la mili, me acuerdo yo, aquello se ponía así [hace gesto con las manos como de lleno], llenito de los …, ¿cómo se llaman? los soldados no, los quintos, los quintos. Y eso era cuando todos querían llamar a la vez, a la vez querían estos. Bueno, yo les decía, se pone uno y cuando termine luego otro, porque eso no puede ser, yo no puedo atender así, con las cabezas todos metidas ahí [luego nos aclara que se refiere al locutorio].
[Pablo] Ah, que querían llamar por teléfono.
[Marce] Sí, entonces para poner la conferencia para dónde querían. Y le decía yo, bueno, ¿para dónde quieres que pongamos la conferencia? -Para mi madre, decía.
[Aquí risas de todos, el quinto del sorteo no le decía ni población, ni número de teléfono, ni nombre del titular, que además sería el padre, suponemos, pedía conferencia “para su madre”]
[Luis] Pero tú decías el pueblo.
[Marce] Claro, y luego cuando aclaramos qué pueblo era, le decía, ¿nombre o teléfono? Y me contestaban otra vez, “para mi madre”. Que follón había, uno se ponía, sin saber si ya había conexión, “Mamááá, al Hoyo, que me toca pal Hoyo”
[Pablo] ¿Hoyo del Manzanares?
[Marce] Yo qué sé, si no sabían dónde iban. Y yo decía “Te pongo pal Hoyo o qué pueblo”, y me decía, “no, no, pal Hoyo no, que es donde me ha tocao, póngame con mi madre” Todos se ponían como locos, levantados y todo. Todos querían, querían a la vez, y yo, “que se ponga uno detrás del otro” Se ponía uno, pasaba el otro, pero no cogían el teléfono. Se creían que estaban allí los padres o lo que fuera, entraban y gritaban. Y se creían que yo les tenía que decir a ellos el pueblo al que tenían que llamar y el teléfono. Y juntaba a todos los de Valverde, o el pueblo que fuera, y a todos los que eran de Valverde, tenía que ir diciendolo que le había tocado, le tenían que decir que el reemplazo esto y lo otro, que follón [supongo que Marce se refiere que probablemente la mayoría de sus padres tampoco tendrían teléfono y tenía que ser por aviso de conferencia, o también que entonces hablaba con la operadora del pueblo diciéndoles todos los soldados de ese pueblo y el destino. Una pequeña aclaración, el audio de esta parte es algo ininteligible, pareciera como si la escena surrealista que nos contaba digna de cualquier película de Berlanga se hubiera trasladado al audio, entre risas e intervenciones simultáneas de todos los que estábamos ahí, así que he intentado reproducir la conversación lo más fielmente posible]
La siguiente anécdota no tiene desperdicio
[Marce] A mí me pasaban muchas cosas. Porque otra vez también pasó con uno. Era muy presumido. Estabas hablándole y no te miraba siquiera. Estaba esperando una conferencia. Cuando yo le llamo por su nombre, viene y le digo al locutorio que tiene que pasar. Es cuando le digo, ¿Fulanito de tal? Y sigue todo presumido, digo ahí, pase por el 5. Pasa al locutorio y al cabo de un momento él gritando, Fulanita, Fulanita. Y una voz, un escándalo … y la gente que estaba por allí. Yo le digo ¿que no oye o qué?, pero si tiene línea, le he puesto línea y no sé qué.
[Luis] Ellas [las telefonistas] no le veían a él, desde donde estaban no veían las cabinas.
[Marce] El hombre, como loco gritando. Y yo pero usted, ¿pero qué le pasa? ¿Que es que no oye? Y el tío ni te hacía caso ni nada. Entonces ya después…me levanto, le veo, y le digo ¿pero qué hace? Y el tío estaba todo presumido, así echado así, con el codo apoyado donde el teléfono.
[Pablo] Ah, ¿cortando el teléfono?
[Marce] Apoyado. Y cortando claro. Chuleta el tío. Una pose…
[Luis] Cortaba el teléfono él mismo, por eso gritaba [risas de todos]
Y en cuanto al turno de noche también daba para mucho. Le pegunté a Marce si por la noche había muchas llamadas y nos contó que en general no, pero a veces, según los días, por ejemplo:
[Marce] A veces los periodistas llamaban mucho por la noche a Madrid, para las noticias o lo que fuera. También a veces los guarreros
[Pablo] ¿Los barreros? No entiendo, ¿eso qué es?
[Elena] Los guarreros Pablo, que estás sordo
[Pablo] Jaja, sí, estoy un poco sordo, los guarreros, pero sigo sin entender [para mis adentros pensaba que Marce se refería a hombres guarros, que llamaban para decir guarradas a las telefonistas, pero me daba corte preguntarla por eso, menos mal que no lo hice, porque luego se aclaró el asunto]
[Marce] Sí, los guarreros, de los guarros [yo seguía sin entender nada y pensaba que, en efecto, debían ser hombres guarros, supongo que debí yo de poner una cara algo rara porque en seguida intervino el hijo de Marce]
[Luis] Sí, de los cerdos, los días que había mercado ganadero, y los ganaderos llamaban mucho justo esos días [acabáramos, asunto aclarado, nunca había yo oído eso de los guarreros, por los ganaderos de cerdos, paleto de ciudad que se dice. Además, he buscado en el diccionario de la RAE y existe el término “guarrero” como sinónimo de porquerizo, persona que guarda los puercos]
[Pablo] Bueno, entonces, salvo esos casos, por la noche había poco trabajo ¿verdad?
[Marce] Bueno, sí había, porque como hacías el servicio de noche, preparabas todo el servicio, todo lo… veía los minutos y estaba lo del impuesto, la tarifa de esos minutos que llevaba el impuesto.
[Orador 4] ¿Eso qué era? ¿Registrar el servicio que se había hecho en el día?
[Orador 1] Sí, revisar todo el servicio. Lo mismo lo de los pueblos, del día entero, cada noche del día entero.
[Orador 2] Y cuando usted entraba de noche tenía que revisar todo eso.
[Orador 1] Claro. Y terminaba sobre las 4 de la mañana. A las 4 o 5 de la mañana nos llamaban para rezar el rosario.
[Luis] Eso es bueno.
[Marce] Y eso es lo que iba a contar yo antes.
[Luis] Exacto. No se te vaya a olvidar.
[Pablo] ¿Qué le llamaban? ¿Quién?
[Marce] Nos poníamos todas enchufadas de los pueblos, las telefonistas, y rezábamos juntas el rosario.
[Pablo] Ay qué bueno.
[Marce] Que a esa hora habíamos terminado la mayoría. La que podía entraba, la que no, pues no. Y una vez había un periodista que estaba en línea poniéndole yo la conferencia, es cuando me llamaron las compañeras, para lo del rosario, y ahí se enteró, no sé cómo, hablando con él poniéndole la conferencia. Y al otro día salió en el periódico.
[Pablo] ¿El qué salió en el periódico?
[Marce] Pues que las telefonistas por la noche que nos conectábamos todas a la vez y nos poníamos a rezar el rosario. Entonces casi, casi, con un miedo porque claro salía eso de la Telefónica, se veía que ahí qué pasa. Madre mía la que se armó.
[Pablo] ¿Pero hubo alguna sanción para alguna o no?
[Marce] No, no, ahí quedó la cosa, un revuelo, un revuelo hasta que se olvidó, pero no pasó nada.
La conversación siguió sobre en qué periódico salió la noticia, nos dijeron que en el «Hoy» de Badajoz, pero no tenían el recorte, les dije a Marce y Luis que íbamos a intentar localizarlo y, en efecto, al cabo de unos días encontramos la noticia:
Recorte de Hoy (Badajoz, 15 de marzo de 1952) con la noticia de las telefonistas
Marce nos cuenta que dejó el trabajo tan pronto, en 1956, porque se casó, y que le dio pena dejarlo:
[Marce]… era bonito, que era un trabajo que se sentía… Yo estaba muy a gusto, y además que lo pasamos bien, porque éramos todas más o menos de la misma edad.
Fotografía que conserva Marce de ella y sus compañeras de la CTNE. De izquierda a derecha Ritoré (familia de un torero), Marce, en el centro, la segunda por la izquierda, que mira a cámara), Manuela Gordillo, Amparito (la sobrina de la jefa de Mérida mencionada en la oposición) y Jacinta Sabariogo.
En efecto, según la Orden de 20 junio de 1947 de Reglamentación Nacional de Trabajo en la CTNE se establecía la excedencia forzosa de las empleadas en caso de matrimonio.
Y también recuerda con mucho agrado a la vigilanta y la jefa:
[Pablo] ¿Era muy estricta la vigilanta?
[Marce] No, no, era simpática, bien, bien, sí. Era buena, y la Jefa también. Y aunque era Marce para todo el mundo, pero si me llamaba la atención por algo, cuando me decía “Marceliana” y yo “ay, madre mía”, pero luego nos reíamos
Recuerda también Marce que a veces la Jefa de Tráfico les daba invitaciones para el teatro o los toros, y que iban juntas muchas compañeras de trabajo.
[Marce] Teníamos entrada libre para el teatro y el cine, la jefa nos ponía a tres o cuatro que éramos amigas para que entráramos en el mismo turno, y así, podíamos ir juntas al cine. Teníamos una jefa que era muy buena, muy agradable. El dueño mandaba invitaciones para los toros, que eran para las vigilantas y jefas, pero no les gustaba y la jefa nos las daba a nosotras.
En definitiva, el ambiente era muy bueno, así que le dio mucha pena dejar el trabajo por casarse.
[Marce] Lo dejé porque me casaba, claro. Pero luego después no sé cuándo, no sé si fue con Franco o más tarde, ya se podía.
[Pablo] Sí, con Franco, en el año 65 o 66 ya se permitió.
[Marce] Eso, entonces. Y mis hijos siempre me decían hay que ver …
Más adelante, ya en democracia, surgió la posibilidad de reintegrase por una ley para esos casos de excedencia forzosa en la dictadura, pero Marce ya tenía varios hijos y no eligió esa opción, pero sí tuvo derecho a una pensión. Cuando tuvo que dejar el trabajo no recibió ninguna indemnización ni pensión, ahora su pensión es de 530 € al mes por los seis años que trabajó.
[Marce] Sí, sí. Bueno, yo pude ingresar otra vez. Todavía me estoy soñando yo, que voy a ver el turno que me toca. Pero yo cuando me despierto digo qué tonta estoy, qué sueño más tonto. Con la edad que tengo ya, cómo me van a seguir.
[Elena] Pero entonces intentaste otra vez entrar.
[Marce] No, no. Cuando reconocieron eso, la oficina me llamó a que me reincorporara, pero ya no quise, si tenía cuatro hijos ya, pero al principio no, no recibí ninguna pensión.
Hasta aquí una experiencia muy enriquecedora para mí, haber podido entrevistar a una persona que ha formado parte de la propia historia de España, nada más y nada menos que entre 1950 y 1956, no solo hemos repasado su trabajo de telefonista en aspectos técnicos, si no también multitud de anécdotas relacionadas directa o indirectamente con su trabajo que dan cuenta de una época en muchas facetas de la vida. Quiero reiterar mi agradecimiento a Marce, por su tiempo, su generosidad y su cariño, a su hijo Luis y a su sobrina Elena.
Por último, os dejamos aquí una muestra del audio de la conversación con Marce (un extracto de 5 minutos)
De izquierda a derecha, Pablo, Marce y Luis (hijo de Marce) el día de la entrevista en casa de Marce en Badajoz
Notas:
1 Por ejemplo, entre otros muchos trabajos: Elba Noemí Gómez, «La historia oral. Una metodología de los excluidos», Cambios y Permanencias, 2020.
2 En cuanto a historia oral específica sobre empleadas de la CTNE, véase, Cristina Borderías, Entre líneas. Trabajo e identidad femenina en la España contemporánea: la Compañía Telefónica, 1924-1980, Icaria, 1993.
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