Se cumplen 50 años del incendio de la emblemática central telefónica de la plaza Catalunya en Barcelona que tuvo lugar el 8 de junio de 1973, la mayor catástrofe ocurrida en las centrales telefónicas de España. Queremos rememorar el suceso, pero también invitar a todos los que, por una u otra razón, tengan recuerdos del suceso para que se animen a compartirlos con nosotros, para ampliar esta incompleta crónica. El edificio, que también fue protagonista durante la Guerra Civil (1), aún mantiene servicios telefónicos en régimen de alquiler, pero ya no pertenece a Telefónica, sino que es propiedad del empresario vasco Daniel Maté.
El incendio
A las 20:20 del 8 de junio de 1973, en la sexta planta de la central telefónica de la barcelonesa Plaza Catalunya, los técnicos detectaron humo que pronto se convirtió en llamas en uno de los paneles de servicio y éstas se extendieron por el resto de la planta que estaba ocupada por la mesa de pruebas interurbana, el repartidor de enlaces, el coaxial y otros servicios. Las llamas pronto se propagaron a la séptima planta a través de los huecos que conducían los cables hasta la sección de Tráfico, es decir, donde las telefonistas atendían los servicios especiales con prefijo 00, las llamadas nacionales e internacionales y las llamadas interprovinciales a poblaciones sin servicio automático.
Inmediatamente se realizó el desalojo de los 20 técnicos y gran número de telefonistas que en esos momentos estaban en el edificio de una manera ordenada y con pocas incidencias, un testigo lo explica así: «Se dio la orden de bajar por la escalera y la corrimos a todas las plantas. la evacuación se hizo ordenadamente pese a la atmósfera irrespirable y a lo caótico de los primeros momentos. Bajamos por la escalera de incendios excepto un grupo de cuatro o cinco chicas que lo hicieron por el ascensor quedando bloqueadas durante un espacio de tiempo indefinido entre las plantas cuarta y tercera, siendo rescatadas por otros compañeros y los bomberos que bajaron hasta el sótano para manipular el elevador manual. Después se cortó la corriente eléctrica y los bomberos trabajaban a todo ritmo en el interior de la planta sexta con equipos de respiración autónomos y caretas antigás los ayudantes».


Evacuación del personal que estaba de servicio, nótese que las telefonistas salen con su microteléfono personal. Fuente Agencia EFE.
Debido a la naturaleza del tipo de material, la labor de los bomberos fue muy complicada, se empezó usando espuma, pero debido al incremento de las llamas, se tuvo que proceder con mangueras de agua a presión. Entre los equipos utilizados para combatir el incendio, figuraba una moderna escalera adquirida hacía muy poco, que podía alcanzar una altura máxima de 30 metros. Por las escaleras de los bomberos, se pudieron rescatar dos personas que quedaron atrapadas y otra más la rescataron del interior con evidentes síntomas de asfixia.
Hubo un herido por corte con cristal y al menos dos con síntomas de asfixia, además de dos bomberos. A mediodía del sábado el incendio ya estaba dominado, si bien los bomberos seguían realizando tareas de extinción de los últimos brotes.
Las consecuencias





Estado en el que quedaron las plantas sexta y séptima. Fuente: Agencia EFE.
Las consecuencias fueron enormes, el fuego había dejado incomunicado el centro de Barcelona y sus conexiones con el mundo exterior, con el agravante de ser la zona donde se ubicaban la mayor parte de centros oficiales, comerciales y medios de comunicación.
En una rueda de prensa posterior, el Director regional de la Telefónica, hizo un balance del siniestro, que resumimos a continuación:
– Sexta, séptima y octava planta del edificio totalmente destruidas. Como hemos comentado anteriormente, en la sexta planta estaban el repartidor interurbano y sus mesas de pruebas, la séptima estaba ocupada por el departamento de Tráfico, es decir todas las operadoras que atendían los servicios manuales y en la octava planta se situaba las salas de descanso y vestidores de las operadoras.
– Deterioro del resto de las instalaciones del edificio, a causa del agua que se vertió.
– 36.000 abonados afectados de la Central de Cataluña, pertenecientes a los prefijos 221, 222, 231 y 232 .
– 140 cabinas públicas y locutorio de Fontanella quedaron sin servicio.
– Interrupción del servicio automático nacional con Valencia, Tarragona y Castellón.
– Interrupción del servicio automático provincial con los sectores de Calella, Mataró, Vich, Granollers, Igualada, Manresa, Martorell, Vilafranca del Penedés, Berga, Sitges y Vilanova i la Geltrú.
– Servicio manual internacional, nacional y provincial, totalmente afectado, con un servicio de unas 40.000 conferencias/día.
– Todos los servicios especiales: averías, información, policía, etcétera,.
– Servicio mensafónico, el teléfono de Radio-Taxi no pertenecía a esta central, pero la emisora sí dependía de ella, por lo que su servicio también quedó afectado.
– Numerosos abonados del servicio de transmisión de datos y télex, afectando a bancos, servicios de reservas de billetes, agencias de viaje, etc.
– Servicio TELEBEN (Telegramas por teléfono).
Las soluciones
De manera inmediata, la práctica totalidad de la plantilla de Telefónica en Barcelona y de sus proveedores se volcaron para paliar lo más rápido posible las deficiencias en las que quedó el servicio. El mismo sábado, se instaló el centro de mando en el Centro Regional de Comunicaciones de ENTEL en la Ronda de San Pedro (2) y se tomaban las primeras acciones. El domingo 10, se procedió a dar nuevos números a centros oficiales, sanitarios y otras entidades como hoteles, periódicos etc. (los periódicos se llenaron de anuncios con los nuevos números de teléfono.
Ese mismo día se anunciaba que para averías se debía marcar el 2160155, en vez de 002; para usar el servicio manual nacional, se asignó un número especial dentro de la red de cada provincia; también se asignó un determinado número para llamar a cada una de las poblaciones de la provincia que tenían servicio manual; para el servicio internacional, se hacía a través de un número de la red de Madrid. Funcionaban 50 de las cabinas afectadas.
El martes 12, se restableció el 50% del servicio de transmisión de datos y télex y ya funcionaban 100 de las 140 cabinas afectadas. El servicio interurbano automático, funcionaba con normalidad y de las 1300 telefonistas que trabajaban en el edificio, fueron trasladadas 400 a Madrid y otras capitales de forma provisional.
A lo largo del mes de junio fueron saliendo anuncios en los que se indicaban las sucesivas mejoras en el servicio. Los 20.000 abonados de los prefijos 221 y 231 pudieron hacer llamadas salientes desde el día 30 de junio, aunque para recibir llamadas, tuvieron que esperar una semana más. Los 12.000 abonados de los números 222 0000 a 222 9999 y 232 5000 a 232 6999, fueron trasladados a otras centrales de Barcelona, las 5.000 líneas de 232 0000 a 232 4999, entraron nuevamente en servicio el domingo 14 de julio.
Algo más de 14 meses después, entraban en servicio las nuevas instalaciones tipo Pentaconta 1000 que sustituían a los equipos afectados. El 25 de agosto de 1974 se trasladaban los abonados que correspondían a los números 221 0000 a 221 9999, 231 000 a 231 9999 y 232 000 a 232 4999.
Se hizo necesaria la edición de una nueva Guía de Barcelona, con un suplemento del que ya habíamos hablado aquí. En dicho suplemento se observa que, en agosto de 1974, seguían suspendidos los servicios 09X y el servicio provincial manual era provisional. La numeración de las nuevas 27.000 líneas era: 317 000 a 317 9999, 318 000 a 318 9999 y 302 0000 a 302 6999.
Mi recuerdo particular
A menudo en los trabajos de instalación o ampliación de centrales telefónicas se requieren acciones que pueden perturbar el servicio, esto se trataba de hacer en los momentos de menor tráfico eligiendo muchas veces la madrugada del viernes al sábado o del sábado al domingo(3), a estos trabajos totalmente planificados se les denominaba «corte».
Si no recuerdo mal, por entonces estaba destinado en la central de Barcelona/Horta y teníamos que realizar un «corte» aquella noche, al personarnos nos indicaron que el «corte» se suspendía, pero nos quedamos por si había que ayudar a hacer algún trabajo para el desvío de rutas.

En días posteriores el personal más veterano fue trasladado para colaborar en las tareas de desescombros y evaluación de daños. Cuando regresaron, nos contaron el paisaje dantesco de las mesas de tráfico y cables totalmente destruidos por el fuego y el agua, las condiciones insalubres en las que tuvieron que trabajar y que apenas se intentaban subsanar los efectos nocivos de los restos a base de beber mucha leche, método actualmente contraindicado.
Al ser un novato, no tuve una implicación directa en la reconstrucción, pero al estar los veteranos dedicados a subsanar las deficiencias del servicio, realicé tareas que aceleraron mi aprendizaje. También recuerdo que el templete de la central de Cataluña, se usaba como oficina y pequeño almacén de Standard Eléctrica y también estuvo afectada.
Recuerdo de una telefonista
Una de las telefonistas que estaba en esos momentos en la central nos cuenta:
«Yo estaba trabajando en la planta 7, y el incendio se produjo en la 6, nos hicieron salir corriendo por las escaleras y con el uniforme y el micro, la plaza Catalunya se llenó de telefonistas, porque entonces todo era manual, no había nada automático.
La plaza Cataluña se volvió un espectáculo, y sin un duro para volver a casa, yo no recuerdo para coger el metro, y cuando llegué a casa afortunadamente no se habían enterado, el incendio fue el día 8 de junio y el 28 de mayo, había nacido una sobrina, y el día 10 nació un sobrino, vivíamos todos juntos, así que imagínate los pañales que lavé.
Yo los dos primeros meses no trabaje, porque no quería salir de Barcelona, tal como estaba el panorama en casa, y luego ya empecé en Barcelona.
Este es mi resumen del incendio, pero muchas compañeras se fueron a todas las capitales de España.»
(1) Ver Trabajo de Fin de Máster de Pablo Ferrán “La Compañía Telefónica Nacional de España en tiempos de guerra (1936-1945)”, pág. 50.
(2) En «1968 Radioenlace (ENTEL)» José María Romeo nos describe la construcción de esta red.
(3) Se puede observar en el relato que la mayor parte de entrada en servicio, se realizaron en el paso de sábado a domingo.



Replicamos aquí por su interés, los comentarios recibidos por vía email de los autores que se mencionan.
Miguel Ángel Campos nos dice:
Buenos días, José Ramón y demás amigos y compañeros:
Siete años después de aquél suceso, me encontraba en Barcelona como plantilla de la empresa Standard Eléctrica. Me contaron algunos de mis compañeros, que en aquella madrugada, se presentó la Guardia Civil en sus respectivos domicilios, para ser acompañados de estos, y sin demora alguna, a la Central Telefónica de Cataluña.
También contaban, que servían la leche en grandes cantidades de cajas, aconsejando que bebieran toda la cantidad que les fuera posible, dada la alta toxicidad que se respiraba en el ambiente. Según la narración de estos, me resultó curioso, que en paralelo al suministro de leche, les proporcionaban también dentífricos, para contrarrestar la posible toxicidad.
Saludos, Miguel Ángel
Carmen Villa nos dice:
Buenos días
Justo aprobé la oposición para administrativos en Madrid y el día 28/12/1973 empecé a trabajar en Barcelona. Nos enviaron a fichero de abonados (rehacer las guías, decían).
Tuve suerte y por algún motivo me cambiaron a la oficina de impagados en la Avda de Roma, estuve muy contenta, me acogieron muy bien y además al año siguiente se hicieron las Olimpiadas entre equipos regionales. Yo participé en natación. Hasta que dos años después regrese a Madrid, se estaba creando la División de informática 😀.
Tengo muy buenos recuerdos .
Aportación del OT19 de la Mesa de pruebas Interurbana en aquellas fechas:
¡¡Medio siglo!! ¡Y sin embargo lo tengo grabado en la memoria como si hubiese sido hace un mes!
Viví este suceso de primerísima mano: yo trabajaba en ese momento como operador técnico de transmisión en la Mesa de Pruebas Interurbana, en la sexta planta precisamente, en cuyo repartidor interurbano (que era «nuestro», de la propia Mesa y discurría paralelo a las posiciones de prueba) se supuso que se originó el incendio. Yo hacía la noche de forma fija, entraba a las 11:00 pm, hasta las 6 am de la mañana. Estaba de pensión en el número 13 de la calle del Pino, a apenas 200 metros de la central y plaza de Cataluña.
Esa noche, ajeno sin embargo a lo que estaba pasando, sobre las 10:00 salí como cada día a cenar en uno de los bares del puerto (¡en O’Nabo de Lugo, por cierto, un gallego donde por 45 pesetas se comía de lo lindo!) y al terminar me dirigí a la central volviendo a pasar por la calle del Pino hacia la plaza. Al ir llegando a la Puerta del Ángel, a la altura de Jorba Preciados (la versión barcelonesa de Galerías Preciados, que andando los años pasó a manos de El Corte Inglés también), ya empecé a sorprenderme por el ruido y el ambiente, y según me acercaba fui cayendo en la cuenta de que se trataba de algo gordo y, dado que empecé a ver varios coches de bomberos, entendí que se trataba de un incendio. Recuerdo que pensé (es curioso recordarlo) que «debía ser el edificio del Banco Central», que estaba mirando a la plaza al lado contrario de la central respecto a la calle Puerta del Ángel.
En esto llegué a topar con un cordón de policía cortándome el paso a unos treinta metros antes de llegar a la esquina con la plaza; echando un vistazo a lo que podía ver se observaba una enorme multitud de gente llenando la plaza en sí, y seguí suponiendo que serían espectadores y curiosos, «porque el banco a esa hora ya estaba cerrado y no habría nadie». Me dirigí a un policía nacional de los que había vigilando el cordón y le dije que tenía que pasar, que iba a trabajar y tenía que dar el relevo al compañero que estaba dentro:
– «¿Y dónde trabaja Vd.?»
– «En la Telefónica», le contesté.
– «¡Síi, pues ya ve Vd. cómo está la Telefónica!»
– ¡¡¡AH, ¿¿PERO ES LA TELEFÓNICA LO QUE ESTÁ ARDIENDOOO??!!!
– Sí señor, sí, es la central de Teléfonos.
Un poco en estado de shock, me quedé unos segundos preguntándome si habría habido desgracias entre los compañeros o las chicas de Tráfico. Por otra parte, en ese tiempo y en Conservación estaba muy establecido que la presentación al trabajo y en su caso reportarte al jefe inmediato si tenías alguna dificultad, era ineludible. Recuerdo que, como no podía pasar, tuve que rodear la manzana para llegar subiendo la Rambla Canaletas hasta la parte central de la plaza de Cataluña, donde ya efectivamente había multitud de «niñas» como se llamaba a las operadoras de Tráfico, todas con su bata azul y cinturón blanco «de faena» y muchas con su microplastrón y su bolígrafo aquel de bola (para marcar con disco), colgando de una cadenita. Entre nerviosas y excitadas o hasta divertidas algunas, supongo que por la novedad del momento.
Acabé encontrando al Sr. Isla, el Encargado de Equipo de tarde, que junto con los dos operadores técnicos y Mª. Ángeles, la operadora de tarde de la centralita de la Mesa, acababa su turno cuando llegáramos mi compañero Manolo Aragües y yo, que componíamos el turno de noche.
Isla, tras comentar y ver la situación, me pidió que intentara localizar a Aragües «y a los que pudiera» entre aquel lío de gente, y que esa noche nos volviéramos para casa y que al día siguiente por la mañana nos presentáramos en la central de Plaza de España, desde donde probablemente se intentaría reencaminar todo lo que se pudiera del servicio, como así fue.
Acabé localizando a Manolo, junto a Cipriano Paredes «Cipri» y a Muñoz «el Maño» (no recuerdo el nombre de pila, un buen tipo, muy simpático) del turno de noche también de la parte de Coaxial y Multicanal, también en la planta sexta. Seguimos allí una hora o algo más, comentando, especulando sobre los previsiblemente gravísimos efectos del incendio y viendo salir mucho humo (pocas llamas) por la ventana desde la que a diario teníamos la preciosa vista de la Plaza de Cataluña, con su fuente y su bonito pavimento, y la calle Fontanella, El Corte Inglés y la cafetería de la Plaza y, al otro lado de ésta, enfrente, el Paseo de Gracia a la derecha y la Rambla de Cataluña a la izquierda, todo ello con el Tibidabo, su basílica y las luces de su parque de atracciones, al fondo. Una vista incomparable que ya no he vuelto a disfrutar, claro está, desde el día anterior al incendio.
Los días y semanas siguientes fueron muy muy intensos de trabajo. Multitud de pueblos de la provincia y de Cataluña en general quedaron incomunicados durante días, y el resto del servicio manual sobre todo, provincial, nacional e internacional, estuvieron también muy tocados y en precario, e incluso el tráfico automático nacional interurbano se resintió sensiblemente yo diría que durante semanas o incluso meses. Cataluña C.T. era en ese momento todavía el mayor centro neurálgico de Cataluña, aunque la central de España, más moderna, iba cogiendo el relevo, sobre todo en alta frecuencia y en pentaconta (Cataluña en ese momento era todo Rotary, en conmutación). También Sepúlveda, para Internacional, y Paralelo, para telegrafía y, sobre todo, transmisión de datos, que era un negocio creciendo muy incipientemente, estaban sustituyendo paulatinamente a Cataluña, lo cual supongo que debió aliviar bastante la coyuntura derivada del incendio.
Os puedo decir que, una vez organizado todo para atacar la situación, yo seguí asignado al turno de noche pero con bastantes otros compañeros más, telefónicos y de SESA (Standard Eléctrica), con los que trabajamos muchos meses codo con codo, ellos instalando equipos a marchas forzadas y nosotros probando y dando altas de nuevas líneas. Hubo MUCHAS noches de muchas semanas en que nos pasamos (yo me pasé) las siete horas de jornada subido en una escalera sin ir ni al baño, «tirando puentes», que es como llamábamos al trabajo de tender, marcar y conectar los nuevos canales en baja frecuencia para ir abriendo enlaces automáticos, circuitos manuales y rutas, alternativos a los quemados, en el repartidor de España, y otras veces probando intensivamente y dando de alta esos nuevos enlaces y rutas. Lo recuerdo como muy estresante.
Unos seis o siete meses después, ya en 1974, también entre Standard y nosotros mismos, la gente de la MPI, construimos, ahora ya en la central de Cataluña de nuevo, pero en su planta baja, junto al locutorio que también se habilitó para internacional, un nuevo repartidor interurbano que sustituía al incendiado (aunque como cinco o seis veces más pequeño que éste) y una nueva Mesa de Pruebas básica, para ir reorganizando todo poco a poco. Allí permanecí ya, con esas instalaciones semiprovisionales, hasta mi traslado a Madrid, en septiembre de 1975.
Gracias Juan por tu muy documentado comentario (veo que eres un alumno aplicado!)
Copio aquí lo comentado por Pilar Abad tras su lectura:
Eso es historia viva. Muy interesante.
Me sorprende la memoria que conservas de los nombres de compañeros y lugares.
Gracias,
Pilar Abad.
Un saludo Juan. No sé quién eres, aunque no sé si me cruzaría contigo alguna vez en la central.
Yo por aquella época al igual que tú era muy joven, vivía de pensión en la calle Puertaferrisa, a dos pasos de la central, porque como casi la mayoria
éramos de fuera. También fui a comer con frecuencia, sobre todo los domingos, al bar O’Nabo de Lugo que era por las Siete Puertas. A veces nos reuníamos varios compañeros. Pasear por el puerto era una de mis aficiones.
Te quería comentar, porque debes estar confundido, que las operadoras no tenían cinturón blanco. Lo que si era blanco era el cuello. Las mensajeras tenían igual bata azul, ligeramente entallada, pero cuello azul más claro.
A estas últimas las recuerdo con claridad: Mar Carmen Ibáñez, Alicia Simon (que era hija del encargado de equipo de Cataluña Sr.Simon), Mari Carmen Calero, Florentina, Viky, Pepi, Manoli (que será de Córdoba como yo, al menos sus padres), Montse, Juani, Rosalía Niño Álvarez. De esta última vi una reseña en este mismo foro, no se dónde pero no la he vuelto a ver y no le he podido contestar. Se auto denominaba Abuela Feliz. Si me pusiera a relacionar nombres no acabaría nunca. Me gustaría, si Rosalía leyera esto, que contactará conmigo. En su comentario mencionaba como lo pasó el día del incendio y mencionaba a su padre que también era telefónico.
Tengo algunas fotos de excursiones con la Cultural, pues fueron muchas a las que asistimos, compañeras y compañeros. Algunas eran de las mencionadas anteriormente. Todos éramos muy buenos amigos. Si leen esto me gustaría saber de ellas y si continuaron en Telefónica.
Desde 1975 ya no vivo en Barcelona, pero los años años que pasen allí ocupan un lugar en mi corazon.
Un abrazo para todos y todas.
Algo que nunca llegué a saber, si es que se determinó, es la causa originaria del incendio. En un repartidor, aunque es cierto que hay bastante material combustible, no es fácil que se inicie un fuego incluso aunque saltase alguna chispa (que tampoco había muchas posibilidades de que se produjera). El cableado antiguo era «parafinado», en alusión a que el aislante era de seda o de papel embebido en parafina, para hacer que repeliera la humedad y asegurar mejor el aislamiento. En esos años 70 ya se utilizaba plástico, aunque se seguía denominando «parafinado» al par de cubierta plástica blanco-negro
Francisco Cabedo vía email comentó:
Juan, me has hecho recordar con emoción «El incendio».
Yo tenia amigos trabajando en los equipos urbanos del Rotary. Desde febrero de 1967, cuando acabé el curso de O.T., que hice en Madrid, me destinaron a la central urbana de San Pablo. 36.000 lineas de 7A2. Siempre tuve el turno de tarde, mientras estuve estudiando.
A mi no me llegaron a mandar a ayudar como si a otros O.T., de San Pablo.
Cuando volvían les recabábamos noticias. Contaban lo de las tomas de leche, el olor característico, el polvillo negro y que los turnos eran menores.
Cuando pasado tiempo pude ir al edificio y subir a los equipos, me maravillé de que ninguna compañera ni compañero sufriera daño.
Gracias por recordar y por la descripción: sencilla, personal y directa.
Un abrazo
Francisco Cabedo Rodón
Barcelona
Juan Rubio comentó:
Gracias a tí, Francisco. Realmente tengo muy vivos los recuerdos de esa central y de ese trabajo. No en vano yo era muy joven, era mi primer trabajo, al estar fuera de casa y también porque me gustaba me volqué mucho en él y con los compañeros….; podría hacer todavía hoy, cincuenta años después, una fotografía muy descriptiva y bastante detallada de esa planta sexta y de las instalaciones en ella, cuando sorprendentemente me costaría hacer algo similar con lo de quince o veinte años después.
En la planta sexta, donde se inició el incendio, había en efecto también equipo de conmutación, creo recordar que para servicio provincial y creo que era 7D, pero podría ser 7A2, no sé si serían una o dos unidades de 10.000 líneas. Pero también estaba, en el extremo derecho de la planta, mirando dando la espalda a la plaza, el cuadro de distribución de 48V para los equipos de conmutación, que entiendo que alimentaba a más plantas. La planta sexta era, en cuanto a instalaciones, quizá la más estratégica del edificio; detrás del repartidor interurbano y hacia la izquierda, a continuación de la parte de coaxial y multicanal por delante y del equipo vuestro que acabo de decir, estaban también los bastidores de señalizadores de 2500 Hz, que controlábais y manteníais también los de conmutación y que soportaban el servicio semiautomático nacional e internacional.
Realmente, fue una gran suerte, como bien dices, que no hubiese víctimas: en la planta 7, justo encima del fuego, estaban las compañeras de Tráfico de Provincial, la unidad 007, y en la 8 las de Internacional, 008. Fueron quizá las que más en peligro estuvieron, por cantidad, por tiempo de reacción, por riesgo de quedar atrapadas, por el humo, que tiraba hacia arriba…… Al fin y al cabo, la gente de Conservación en la sexta éramos pocas personas en toda la planta, quizá la parte vuestra del equipo fuese la más numerosa, pero aún así, en un turno de tarde no habría más de quince compañeros.
Yo no recuerdo que hubiese o dónde podía estar una supuesta escalera de incendios, como menciona un compañero en el blog de José Ramón, no recuerdo haberla visto nunca, en esa planta al menos; el edificio no tenía patio interior y por las fachadas, ni principal ni la de Puerta del Ángel, yo no recuerdo escalera exterior alguna; el edificio adyacente en Fontanella también lo tenía Telefónica, era donde estaban las oficinas de la Dirección Regional Cataluña, y no sé si por ese lado pudo haber escalera de incendios; yo creo que las chicas tuvieron que bajar por la escalera normal y por tanto tuvieron que pasar por la planta incendiada, aunque ciertamente era una escalera bastante ancha de terrazo el suelo y zócalo de mármol rojo hasta media altura, incombustible por tanto salvo el pasamanos de madera; quizá la puerta de madera de acceso a esa planta, que recuerdo era bastante potente, todavía aguantaba cuando bajaron ellas. Pero casi lo peor, en los comienzos del fuego, era el humo y ése debió ser muy denso, muy tóxico y tremendamente molesto. Los suelos en todas las salas de equipos estaban como sabes recubiertos de linóleo marrón que imagino debía también provocar mucho humo y emitir gases muy tóxicos al arder.
El grueso de los equipos de conmutación estaban en las plantas de debajo, y también debieron sufrir muchos daños, en este caso por el agua. Un desastre muy notable, como se detalla también en el blog, según el informe del Director Regional, que por cierto era el Sr. Guadalajara, muy bien valorado en su tiempo por todos.
En fin, recuerdos, recuerdos!
Una apreciación al último testimonio de Juan Rubio, según los datos que yo tengo, el Director regional, era D. Fernando Sánchez-Contador.
Efectivamente, Emilio, ahí tuve un «cruce de cables» y «ascendí» por mi cuenta y riesgo al Sr. Guadalajara, que era MI jefe superior, pero no EL jefe superior en Cataluña. Me lo hizo notar también amablemente Francisco. Muchas gracias a ambos por hacérmelo notar.
Un cordial saludo
Con respecto al relato de Juan Rubio, que corroboro en su totalidad, tengo que decir que si había escalera de incendios en la central Cataluña. Bajaba hasta el patio del edificio contiguo de calle Fontanela. Por allí se evacuó a todo el personal posible.
Recuerdo que muchos mecánicos y O.T
del equipo de conmutacion a veces salían a fumar allí pues habían agotado su tiempo en la sala de descanso. Con frecuencia el encargado les regañaba.
Creo que por entonces el encargado era el señor Simon, cuya hija Alicia trabajaba
de mensajera en averías (002), primera planta, donde yo era mecanico en la
mesas de pruebas centralizada. La jefa de ellas era la señorita Montaña que creo que al poco tiempo se jubiló. Mi encargado era entonces Viñuales.
Poco después del incendio Averías fue trasladada a la Ronda de San Pedro.
En el documental de rtve «Al habla con la Telefonica» se puede ver el servicio de averías de la central de Gran Vía recordándome al de la central de Plaza Cataluña. Lo digo por eran iguales. Los cuadros de las telefonistas de 002, los bombos donde estaban las fichas de cada abonado, como las mensajeras nos entregaban los boletines a las mesas de pruebas, que por cierto eran antiquísimas, por lo menos tenían treinta años. Una vez diagnosticada la avería por la mesa, las mensajeras recogían el boletín y lo entregaban a los despachadores de averías los cuales enviaban a los celadores para reparar las.
Si la avería era interior, el boletín se dirigía al repartidor o equipo.
Con las innovaciones tecnológicas todo este proceso desapareció y todas y todos fuimos a acoplados a nuevos trabajos. Desde entonces para mí nada fue igual, pues como aquel equipo de trabajo ya no encontré otro igual. No es que me fuera mal pero hay que tener en cuenta que por aquellos tiempos andaba por los 24 años
Si alguien se ve identificado con lo que relato, la mayoría abuelas o abuelos, me gustaría que contactaran conmigo, pues
recuerdo a todos y a todas con cariño.
El incendio comenzó a las 18;00 horas, yo entraba en el turno de 19;00 a 1;00 y cuando bajé del Metro en Plaza Cataluña, en el andén me encontré con varias compañeras con su uniforme de telefonista y el micro en la mano, al preguntarles qué hacían así en la parada del Metro, me explicaron lo del incendio, lo cual me costaba trabajo creer. Al salir del metro por las escaleras de la acera del Corte Inglés las imágenes eran impactantes. Muchas telefonistas con su uniforme de trabajo y los micros en la mano, muchos compañeros con sus trajes de trabajo y sus herramientas y los encargados y jefes entrando voluntarios para salvar en la medida de lo posible, tanto herramientas como partes de trabajo, hasta que la policía y los bomberos los desalojaron.
A la mayoría de compañeras nos indicaron que pasaremos por la central de Entel en Ronda S. Pedro y allí nos convocaron para el día siguiente por la mañana donde nos asignaron otros desplazamientos fuera de Barcelona ya que todo el tráfico de llamadas se desvió a través de otras centrales y Provincias. Yo personalmente estuve desplazada dos meses y medio e Girona junto con un grupo de 9 compañeras más.
Realmente fué una situación impresionante y tuve una sensación de irrealidad que creo, a la mayoría nos hacia estar como pegadas al suelo, sin poder movernos ni apartar la vista del edificio en llamas.
Gracias Petra por tu testimonio, este era el objetivo de esta entrada, recoger cuantos más testimonios mejor sobre el suceso. Me llama la atención de lo que dices sobre el comienzo del incendio, hasta ahora, todo lo que he encontrado indicaba que el incendio se originó después de las 20 horas. ¿Vuestro turno era tan sólo de seis horas?
Solo había este horario en ese turno, el resto eran siete horas, de lunes a sábado más las guardias.
Yo era mecanico y trabajaba en la mesa de pruebas centralizada en la primera planta. Tenía el turno de mañana y me percaté de lo que pasaba cuando paseaba com mi novia por la calle Pelayo.
Inmediatamente me persone en el lugar del siniestro donde me indicaron tanto mis jefes como los bomberos que allí no podía hacer nada. Fue una experiencia que no olvidaré en la vida.
Gracias Manuel por tu testimonio, esta entrada se hace más valiosas con vuestros recuerdos
En mi comentario anterior me quedé corto. Las mesas de pruebas de averías (primera planta) quedaron de pena pues recibieron toda el agua que tiraron los bomberos. Instalaron unos gigantescos extractores para sacar la humedad y el humo que jabia.
Trabajamos en turnos de doce horas, con un ratito para comer algo. Y como ya ha comentado alguien antes, teníamos a nuestra disposición cantidad de leche, que parece ser era un antídoto contra todo lo que se respiraba allí.
Me acuerdo claramente de todos los compañeros de por aquel entonces (002 averías) . Mecánicos, telefonistas, mensajeras, etc. Todos nos llevamos muy bien.
En el 1976 conseguí el traslado y durante algún tiempo segui en contacto con alguno de ellos y ellas. Pero son muchos años y este contacto va desapareciendo.
Si alguien me recuerda me haria feliz que le facilitaran mi e-mail y se pusieran en contacto conmigo.
Hola buenas tardes
Alguien tiene conocimiento si el departamento de recursos humanos dispone de histórico de las personas que trabajamos en esta empresa?
Estaría interesado de saber el numero de matricula de mi padre y la fecha de ingreso en la compañía
enrizarago@gmail.com
Enrique Zaragozá
Hola Enrique, gracias por leernos.
Sin duda la compañía conserva la relación de los empleados en sus archivos, pero no sabemos si presta ese tipo de información a terceros. Dirígete a ellos a ver si hay suerte.
No obstante danos el nombre completo de tu padre con sus dos apellidos y las fechas aproximadas en las que estuvo activo por si nos topamos con algún documento en el que pudiera aparecer.
Suerte y saludos.
Gracias Mi padre era Enrique Zaragozá Sales calculo Entro más o menos en 1949 pues nació en 1929 y se júbilo con la ITP mas o menos 1990 fue de los primeros operadores de transmisión conductor